La joven heredera y el impostor
lugares grandes. No era quietud. Era distancia. Como si los
de obediencia forzada, ya no sabía descansar. Todavía llevaba puesta la misma ropa que Nina le había dejado sobre la cama, limpia pero á
e los relojes parecían más humanos. El olor a café fuerte, pan re
dejar de fregar unos plato
mo si eso fuera l
s cómo se hace
antes, en otra versión de sí mismo. Como si conociera de memo
lgunas te las voy a decir. Otras
no dij
mina por los jardines del ala este. Las comidas se sirven acá, para el personal. No a la misma hora qu
sobre la mesa
er... espera. Mira. Eso te puede
sin previo aviso. Un perfume floral y un sonido de tacones sobre mármol a
ue hacerlo. Su bata de seda blanca brillaba más que el so
Elías también.
ó anoche? -preguntó Estela, si
espondió Nina
ulsos. Siempre tan... g
corrió a Elías de arriba abajo como si
ómo te
agó sali
lí
dió ap
oso n
ión. Era un jui
iene sus... reglas. No nos gustan los conf
ada. No desafiante,
señ
fue, como había entrado, dejando tras de sí el aroma pe
acia él apenas s
con ella a solas si podés evitarlo. Y s
respir
mentira. Dolía porque
olía a encierro. Una galería antigua, cerrada con llave desde el exterior, donde
idado un candelabro de bronce-. Pero es bueno que conozcas
ó una puerta diferente. Más pequeña. De ma
Y
levantó
es de que yo llegara. Y eso fue hac
a. La madera le devolvió una sensación extraña,
ablas: un llavero. Tenía una letra grabada:
Solo supo que ha
a decorada. Y cada habitación tenía su p
ar a la más elegan
a a memoriza