La joven heredera y el impostor
recerlo. Caminaba lento, con las manos en los bolsillos, evitando mirar hacia las ventanas. Aún
iforme gris le había indicado que podía cami
. Él era experto en d
e la casa: columnas blancas, ventanales altos, un balcón cerra
la ca
estab
uente apagada. Sola. Como si el jardín entero l
. Tenía una novela abierta sobre las rodillas, per
lo había visto, per
nto. Como si entrar en su campo visual fuera
l libro con calm
se enco
seg
o
o dijo
tam
más natural del mundo, se
res el
as
pon
hace
on que po
los ojos, sin
fue un
ncio se
nombre? -
lí
apel
so ap
endió. No por insolen
más cerca-. Mi padre suele ser re
Bajó la vista, sin
jo ella-. Desde a
tú
iera frenarla. Victoria alzó una c
lo que h
del
tenemos al
adeó, desc
o sabes qué
e sostuvo
que se habita. A veces uno solo
había escuchado, o pensado, o sentido ant
vió. Se alejó s
los senderos. Como si la sombra que deja
memoria – N
bo. Silla
lo trenzado. Si
o. Una palabra e
lí
borra con
be saber
e Renato
-pregunta Renato, sin levan
-dice
e a alguien d
No sé si es
con un gesto ap
hija. Es dif
querer qu
Cierra una carpeta con m
esperes que te
a bus
ej
onaba a advertencia. Sonaba
erra. Tira el libro sobre el escritorio,
en voz baja, como repit
Dos hombres en una fábrica antigua. Uno lleva un overol. El otro, un ni
rva, pero no con
empezara a