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La joven heredera y el impostor

La joven heredera y el impostor

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Capítulo 1 El Hombre del Río

Palabras:829    |    Actualizado en: 05/05/2025

a los pies, pegajoso, como si quisiera retenerlo un poco más antes de dejarlo ir. Elías avanzaba con

ide como en el mundo de los relojes. La maleza le había abierto la piel, los insecto

aer de rodillas y metió las manos con torpeza, bebiendo con desesperación. Sentía que si cerraba los ojos ahora, n

a camioneta ru

cabina, deslizándose con esfuerzo por el lodo. El conductor -un hombre mayor,

en pie de golp

voz se quebró, apenas un

Elías llegó justo a tiempo para abrir la puerta del conductor, tirar del hombre hacia afuera y rodar co

enc

el sonido cons

o le nubló

rr

Una mano que lo em

res a

. El olor del encierro: aceite vie

astrándose. Un

go...

a frente ensangrentada, pero estaba consciente. Se incorporó despacio, aturdido.

o te

rque la pregunta lo atravesaba. Como si nombrarse f

ombre, con voz más suave-. Pero me

que lo miraba, sin arrogancia ni lástima. Como

s dónde

la cabeza, apen

es ven

a abollada. Elías iba en el asiento trasero, envuelto en una manta que el hombre encontró entre herramientas. Afuer

apartar la vista del camino-. Pocos s

como si eso lo mantuviera unido a su cue

nato. Renato

nificó nada para

alada profunda a

si lo que buscas es una opo

el espejo retrovisor. Sus ojos eran

or

ediato. Bajó la velocidad al llegar a una cu

en no conoce... porque n

un territorio prohibido. La habitación que le asignaron era modesta, pero limpia. Una cama tendida. Una toalla.

o. Luego se quitó la camisa con lentitud. En su espalda, las cicatrices se extend

rostro le resultaba ajeno. Como si aún no fuera su

emoria, o de su conciencia, surgió una voz

eres

ió. Pero dentro de él, algo empe

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