La Baronesa de la Mafia
isma
mo, S
d
que solo duelen en las noches de silencio. Caminamos con la sombra de lo que fuimos pegada a los ta
ón hasta convertirlo en piedra, construimos muros de hierro y nos convencemos de que así estamos a salvo. Que
r que alguien más las tome. Pero aferrarse al ayer es como beber veneno en pequeñas dosis: nos carcome, nos debilita, nos consume hasta
quebrarme, pero la verdad es que sigo adelante a pesar de mi pasado, no porque haya sanado. Tal vez por eso, Oriana me atrajo desde el primer momento. Su manera de sostener la mirada, de hablar sin titube
acción inesperada: ni furia, ni llanto, solo una expresión impenetrable cuando mencioné al padre de Renato. No hubo un nombre,
a historia contada a medias. Y cuando, en un arrebato, le pregunté si tenía pareja, su tensión fue palpable. Me clavó esos ojos oscuros, af
a. Esta vez en un ambiente más privado, donde no tuviera que refugiarse en su hijo para evadirm
éciles lo hacen, sí, pero ¡yo no soy uno de ellos! No busco una maldita aventura de una noche, no quiero un capricho pasajero. Y eso me desconcierta. No sé
me evitara problemas. Que diera media vuelta
que ni siquiera espere semejante actitud luego de una velada entretenida y diferente. Aunque ya veo que Oriana
, intentando ordenar mis ideas. Finalmente, resoplo, d
nadie. Soy lo que ves, un tipo complicado, pero... con
e. Sus labios se curvan en una
-. Conmigo lo hiciste. Te las ingeniaste p
do más dura de lo que quería. Me acerco un paso, reducien
s en el aire. Su expresión sig
os se curvan en una sonrisa cruel-. Usaste a mi hijo para sal
ieto la mandíbula, sintiendo l
celerándose. Su perfume me envuelve, intoxicante-. Renato e
iene la mirada como si fu
fiada? ¿Por qué levantas
as por la cena -s
l auto y está a punto de s
rededor de su brazo en
a mí. Sus ojos brillan en la penumbra, su pecho sube y baja r
-mi voz es apenas un susurro, una súp
resquicio de duda. Pero, de pr
-su voz se quiebra, apena
l, sintiéndome un maldito idiota mient
una afirmación. Supongo que tendré q
días
ismo dirigir un imperio de drogas que conquistar a una mujer. No puedo simplemente apuntarla con un arma como lo haría co
provoca Oriana en mí, o, mejor dicho, en lo que me convertí por voluntad propia: en la presa. No pue
escuela para saludar a Renato con la esperanza de verla. Pero el chofer siempre recogía al niño. O tal vez esa
dico a Sergei, mi guardaespaldas, que me siga. Pero antes de que pueda alcanzar la
os con esa maldita pose condescendiente que m
íbula y le sost
qué prob
bino -respo
idia. Ya sé a d
tí para cubrirte? -agrega con su voz sardónica
s. Más bien te dejé
ronesa. Porque solo eso te falta para nombrarme tu representante legal. A
rve la
con rabia contenida-. No tienes permitido negociar con Franco una boda con su proteg
ce el ceño
stidio-. Pero si no quieres que intervenga, es hora de que h
e una t
tá la di
la tarjeta
rreta...! -siseo entre dientes, sin
nutos m
enigmáticos me escanean con paciencia depredadora, esperando encontrar algún resquicio de interés en su puta oferta. Pero lo único qu
caoba, cuadros de caza, un jodido whisky carísimo sobre la mesa de cristal. Todo diseñado para impresionar, para recor
ubmundo de la mafia. Podremos diversificar y ampliar nuestros territorios... -Su v
jer fría y cruel. ¿Qué clase de mujer acepta este tipo de acuerdos? Debe de ser una vi
iendo su monólogo con
e droga que manejan y el éxito de la baronesa manteniendo el negocio de su familia. -Mis ojos lo tal
lante, sus labios se curvan
casarte con mi protegida. Es un
l sonido sale
entorno sirva alguien como ella, pero yo no quiero un matrimonio sin a
y gutural, como si mi comentario le pa
la baronesa son exageraciones. Mi protegida es pragmát
evaluándolo con
ando la conozca. Mientras ta
a tensión pese en el aire. Le extiendo l
rdinar una reunión o una cena con
os medidos, conteniendo el impulso de salir a toda prisa de este jod
anzo con determinación hacia la recepción. La atmósfera aquí
nces l
mi memoria no ha olvidado. A medida que
laro la garganta, haciéndome notar. Ella se gira, su mirad
no hay calide
egocios con Franco Gambino? ¿O trabajas para él? -averiguo con c