La Baronesa de la Mafia
isma
mo, S
ia
bido al que no podemos resistirnos. No es un capricho ni una fantasía de héroes burlando drago
lento, hasta sostener la mirada de un enemigo que tiene un arma cargada. No es suicidio. No es estupidez. Es al
oxígeno. Porque no nacimos
s demás a seguir el nuestro. Incluso cuando creen que tienen el poder, cuando juran qu
Al final, seguimos de pie, con la cabeza en alto y las manos firmes en
no se atreven ni a nombrar, manejando un imperio de drogas donde la debilidad no es una opción. En este
pulsiva como absurda. Soportar su mirada lasciva y su voz empalagosa era un castigo que no estaba dispuesta a
a cenar a Renato y a mí, aunque
sin dudar demasiado. Quizá fue mi instinto de supervivencia, siempre alerta, siempre desconfiado. O tal vez fue
minar a ciegas hacia una trampa, más bien mis hombres estarían custodiándome a una distan
a media vuelta y marcharme como una niña caprichosa negándose a ver a su pretendiente. Neces
entí las miradas clavándose
taba su fastidio. A su lado, Carlo me observaba con sus ojos oscuros gotea
ndo, mantenie
mentira con la naturalidad de
que cenar sin mí. Acabo de r
do en responder, pero su voz
uedes reprogramar. No puedes marcharte ahor
recordatorio de que yo no debía t
si hubiese ganado una pequeña
-añadió Franco con desdén, convencido
aja. Lent
flotara en el aire
s una reunión
e. Carlo entrecerró los ojos. Franco
sugieres -continué con calculada calma-.
ló acompañado de sus
su
aba furioso por
ba veneno y sarcasmo-. Justo esta noche t
mirada sin per
Carlo. Pero no te preocupes..
que mis palabras lo
idea de lo que hablo. V
de salir, pero antes de abandon
no era un anzuel
tros. Su rostro mostraba una cortesí
remos para
una sug
le -su tono adquirió una dureza. Una orde
que sintiera que no tenía
Franco. Pero no
mo si todo esto me parec
garse. Ya sabes... siempre hay pregu
mis talones y subí las escaleras co
e volver a ver a su nuevo amigo. Y al principio, la cena se sintió como una prueba. No quería estar ahí. No con él, no con
ocultas en cada movimiento. Su arma es más sutil: paciencia, inteligencia, esa manera de obs
vulnerable. Al fin y al cabo, Renato creció sin su padre y lo más parecido a una figura paterna ha sido Tiziano, entonces no era fácil fingir indifer
e seguía analizando. Como si buscara algo en mí que no lograba descifrar. No era el primero en hacerlo. Per
to lo que me arrastró, porque hacía mucho tiempo que no lo veía tan feliz, tan cómodo con alguien más. La brisa nocturna acari
el cansancio que cargaba sobre los hombros. Y sin darme cuenta, hablé de más. O quizás lo necesitaba. Me escuché a mí misma confe
en que entendía bien de lo que hablaba. Pero también había algo más. Lo vi en sus ojos azules, en la sombra de tristeza
evitable surgió: "¿Qué pas
efugio en ella. Mi mirada se desvió al mar, incapaz de sostener la suya. Podía fingir que no había escuchado. Podía ignorarlo
das de Adler. Finalmente, levanto la vista y encuentro sus ojos azule
ato, no porque fuera un imbécil, como la mayoría de
con un matiz de dis
d-. Lo lamento, pero es que Renato es un niño maravilloso y tú eres un
me arrancan u
ó. O... de cie
sí que me apresuro a improvisar antes
sistió. Murió sin
ler se suaviza
rmura con cautela-. Estás s
que le intereso. Pero la pregunta evidente es... ¿en qué sentido?
de Renato irrumpe en mis pensamientos mientras corre
lidad, respondiendo antes
n. Vamos por e
n, la conversación queda en
to má
s de dejarse caer en el asiento trasero del auto. Sus párpados luchan por mantenerse
io, no teng
al auto cuando Adler
iz grave en su tono, algo q
do cómoda en este juego. Se pasa una mano por el cabello, despe
irada fija en la mía, midiendo cada reacción-. Ha significado m
brazos sob
¿Otr
ha, y su voz baja un tono, co
o... confieso que preferiría algo más
ro, pero mi pos
un bisturí-, voy a ser directa contigo. No tengo
ules, pero se desvanece tan rápido como apareció. Su expre
ontrolado-, creo que malinterpretaste mis
apa de mis labios
ia entre nosotros, sosteniéndole la mirada con la intensidad de una llama
ra vez, veo algo distinto en su expresión: una sombra, un atisbo de algo que no había mo