Herencias del corazón
r & Asociados y Altamira Global. La fusión parcial se había formalizado apenas dos semanas atrás, y ya los equipos de ambas empresas trabajaban bajo
ba un traje oscuro perfectamente ajustado y su cabello recogido en un moño severo.
ya estaba en la sala, recostado en una de las sill
-respondió ella sin siquiera mirarlo mientr
vi en los reportes, apen
ma reunión -replicó ella, esta vez dedicánd
a en torno a
go entraron a la sala, seguidos de varios gerentes y asesores financieros. La reunión comenz
, pero la discusión estalló cuando llegaron al tema
ier, golpeando ligeramente la mesa con la palma de la mano-. Es nuestra princ
-replicó Isabela con firmeza-. Mantener oficinas
donar el mercado? -Javier sonrió co
orando su tono burlón-. Europa puede esperar. Nec
vier, arqueando una ceja-. La mitad de esos
iago, tratando de calmar los ánimos-. Menor competencia
economía. -Javier lo interrumpió con desdén, para luego mira
bela, cruzándose de brazos-. Porque hasta ahora
desafiante en los ojos-. Si ajustamos las operaciones en Europa en lugar
hacia él-. ¿Cómo piensas mantener las oficinas func
tras ambos se enfrentaban con la mi
que regaña a dos niños tercos-. La decisión debe tomarse
s un análisis de costos-beneficios de ambas opcio
risa falsa-. Así tendremos tiempo para
trar en un intercambio de sarcasmo
. Las cifras no mentían: los recortes eran inevitables si querían mantener la estabilidad financiera.
y alzó la mirada para encontrar a San
o -dijo él, dejando l
ansos -respondió, aunque t
a. Si te desgastas, no po
r encima del bo
rá si no yo? ¿M
ró, sabiendo q
a no dejar que Javie
o va a
ces parece que disfruta
una risa
un niño mimado que no sab
sonrió co
ién sabe lo que hac
o en el sofá de su oficina, jugando con una pelota anti
a tanto? -preguntó Adrián sin
na sonrisa despreocupada-. Y porque quiero v
iró con des
, no solo perderemos nuestras empresas, sino
la atrapó-. Pero no puedo evitarlo. Hay algo en I
uctivo. Porque créeme, ella no va a dud
caminando hacia la ventana. Desde ahí, podía ver la ci
he aprendido, es que los rivales m
, aunque una pequeña sonr
esta alianza sobreviv
n una chispa de di
lianza termine siendo más in
o sus próximos movimientos. Isabela, con la determinación de demostrar que sus decisiones eran las correctas, y Javier, con la inten
cuidado. Pero lo que ninguno de los dos sabía era que, más allá de los números y las estrate