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Un CEO Vengativo

Capítulo 3 El rancho Brown.

Palabras:1371    |    Actualizado en: 01/12/2024

uspicaz, tan bondadosa, como autoritaria, tan amable, como mordaz

ran en la laguna, desde su montura supervisaba personalmente que todos los animales bebieran, acostumbrada

ue la nostalgia la invadiera... En ocasiones estaba tan cansada de luchar, quisiera

y reunió cada centavo libre para comprar aquellas tierras, quería darle a su adorada esposa un hermoso lugar para vivir, su madre

jando a la familia sumidos en un dolor inimaginable, por eso y por más, Savannah se había esforzado a diario por demostrar su

muy linda, y con un brillante futuro como esposa y madre, pero Savannah, a pesar de haber ten

lleno de curvas en los lugares indicados, sabía lo mucho que brillaba su larga y oscura cabellera negra, lo elegante de su nariz o lo carnoso de sus labios... solo vanidades, superficialidad, no, ella quería un

nte la no

la voz de su ayudant

e que todas beban, hay m

cabalgar de regreso... Ella era una excelente amazona, buena con las cuentas, amante de las letras y c

ella, los pantalones jeans acentuando sus largas y atléticas piernas, su blusa blanca un poco ancha, y sus botas de cuero favoritas, c

amioneta de Tom, y eso la puso de mal humor, en cuanto se ace

acercó, hasta quedar muy c

ncantadora.- Tom la sal

qué puedo ayudarte?- co

sonrisa iluminó su rostro- tu mano en

l mentón con orgullo- así que sube

tía acaba de invitarme una taza de café.- la mu

cerca, lo ató permitiéndole beber del cuenco en el piso, palmeó el lomo del animal y luego volvió para enfrentar a su no invi

la recompensa está guardada

una vez, no voy a casarme contigo y no voy a venderte mi propiedad, puede que esté teniendo dificultades pero soy perfectamente capaz de mantener el legad

tábamos juntos-sonrió, y Savannah dió

as- dijo en forma amenazante, el hombre frunció el ceño evidentemente

*****************

del auto de Dylan, así como las indicaciones de los lugareños, estaba por llegar al rancho B

ido, sus trajes hecho a medida que usaba en las salas de reuniones no servirían en un ambiente como aquel, así que dos pares de jeans, algunas camisas y un par

en lo que seguramente sería la puerta principal, estaba estacionado justo en

e ingresar por el camino de gravilla que lo llevaría justo hasta quedar junto a la par

itando su cabello marrón, color c

eguntó el hombre de mala gana,

de pronto, con voz firme, el hombr

timamente- respondió con ironía. Maximilian

ien recibidos.-respond

a Dylan Becker- dijo con sarcasmo. Lo

la mujer, estuvo a nada de salir en defensa de su primo. ¿Con qué derecho se enojaba al escuchar el nombre de su primo?

, le dió vida al motor y se alejó rápidamente levantando pequeñas piedras cuando rechinaron las llantas... Savan

y que buscas en mis tierr

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