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Un CEO Vengativo

Capítulo 7 Buena amazona y buena con las armas.

Palabras:1713    |    Actualizado en: 05/12/2024

podía dejar de pensar en aquella mujer... Savannah Brown, parecía tan enigmatica, como hermosa... Sin duda alguna era una mujer por la que cualquier hombre perdería la razón, así como había su

os pensamientos y el cuerpo frío, para poder efectuar tu plan de forma magistral... Savannah Brown debe pag

ber que era un heredero quizás decidió subir la apuesta, Max sonrió malicioso, seguramente aquello funcionó con Dylan, pero no con

de tal manera que no tuviese dudas de que él estaba igualmente enamorado que ella

nable día, y se había metido bajo las cálidas sábanas de su cama, con un largo suspir

o Brown.- suspiró sintiendo deseo... y es que debía ser ciega para no hacerlo, era un hombre muy grande y musculoso, con ese lindo cabello y esos hermosos ojos color esmeralda. ¿Estaría mal pensar en tener

un caballo, rodeó el fente del rancho para dirigirse al lugar de donde provenía el escandalo, se sorprendió ante lo que vió, junto al corral de buen tamaño, había un trió de hombres observándo a Savannah, ella estaba sobre los lomos del un caballo negro que había visto la noche anterior, un pura sangre, hermoso y majestuoso, tan negro como la noche misma, observó a Savannah, su largo y abundante cabello sostenido en una alto moño, una liger

de los ayudantes se giró hacia él, tocá

o antes de girarse de nuevo hacia la imágen que tenía en frente - Es buena domando bestia

lo solo ha tenido dos jinetes, capaz no solo de subirse sino de man

nse- intervino RI

terminado cayendo al suelo, arrojado p

no me extraña que sea ta

llos cuando llegaron, gracias a ellos, tenemos caballos y yeguas muy costosos en el rancho Brown. - Savannah se acercó a ellos h

al, era como tener una parte importante de su padre con ella- Que le

bre se alejó para c

buenos dias. ¿

desnudos, y su torso apenas cubierto- no ha mentido cuándo ha dicho que es

has amazonas - sonrió ampliamente con un poco de bu

osidad de animal. Savannah lo miró al menos un minuto en absoluto silencio, Maximiliano se

lo de mi padre, nadie más que yo, lo monta, y si quiere tenerme de buen humor... así seguirá sien

alió por la puerta de la cocina, escuchó la acalorada discusión, se encaminó para enco

reguntó acercándose,

ien, el señ

o y de inmediato mostró su enojo.

en mi casa- lo miró desafiante, el ho

o te g

piedad, estoy harta de decirte que no me

ré, habl

preguntó Maximilia

yo, vamos a hablar Savannah- la tomó del brazo para llevarla dentro, pero ella lo emp

ía abofeteado, sino que lo había hecho frente aquellos hombres. Sin siquiera

ido, Maximiliano saltó como un depredador, acercándose al hombre lo golpeó con fuerza, descarg

fornido, el cuerpo que produce el arduo trabajo de campo, sin embargo, Maximiliano contaba con unos prodigiosos metro ochenta y cuat

había golpeado antes, con los ojos inyectados en odio, se levantó, ignorándo el terrible dolor en su rostro, y el hilo de sangre caliente que se deslizaba por la comisura de su

dos de todos, y la bala fue a tener al hombro del hombre, quien gritó ado

TÁS

undos más tarde, Matías llegaba en compañía de varios hombres con pistolas en mano, no sabía en que momento había ido por ayuda, las mujeres salían de casa para comprobar que todo estaba bien, y Maximiliano... él estaba en el mismo lugar, no se había movido ni un centimetro, con alguno

ñor

su madre horroriz

s ahora, aquí no ha pasado nada, y usted- miró a Max, baj

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