La Élite - trilogía la Selección
mero de reclutamientos? -preguntó Gavril Fadaye, moderador de los debates que se organi
también el rey, la reina y sus asesores sentían lo mismo. Si queríamos quedarnos, teníamos que cumplir con nuestro papel, cuando y dondequiera que nos lo pidieran. Yo estaba encantad
ue si en un par de reemplazos aumentáramos la cantidad de soldados
ocasión me había intentado destrozar el vestido, literalmente. Como era una Dos, se consideraba superior al resto de nosotras. La verdad
-dije, con la máxim
obre los hombros. De espaldas a la cámara no tenía n
ue aumentar el número de soldado
rojaba y el calo
e para algunas familias perder a sus únicos hijos varones. Reclutar a más de esos chicos podría ser desastroso, especialmente para las
hizo un gesto cómplice
ás sugiriendo que nos sentemos a esperar mient
e quiero que la guerra a
El rey, a su lado, parecía molesto. Necesitaba cambiar de argumento, a
io? -pregu
o con la boca, lo que empeoró aún más las cosas. P
o a un ejército de hombres que deseen realmente ser soldados que a un grupo de chicos qu
la gente se planteaba lo que acababa de d
uevos soldados cada mes o cada dos meses, según se fueran alist
extenderse mucho más en sus comentarios. Esta
oderno, pero ¿y si el reclutamiento también e
e rio en
ir tú al campo de batalla? - replicó, con
s no se v
siguió, dirigiéndose a Gavril-, es que algunas chicas tienen un tremendo instinto
an conmigo un poco más de lo habitual para que me ayu
to fuera voluntario -dijo Mary, mientra
se llevaban a sus hijos mayores. Y ver que había tantos que no volvían era una
én tenía
se presentaron a su puerta con una carta y una bandera para darle un pésame que no significaba nada para ellos,
sna en la misma plaza donde yo me despedí d
e, para con
omentó Anne-. A mí eso de enviar mujere
milgado mientras ella se
dre, antes l
uerta nos hizo dar un
n esperar respuesta. Daba la impresión de que los viern
la vez. A Mary se le cayeron las horquilla
se ofreció Maxon, acud
enos discreción de la que deseaba, seguramente, miró a Lucy y a Anne con l
jo Lucy, tirando del borde del unifo
s a reír. Me giré hacia el espejo y
aciosas -co
te admir
al comentario con u
ido -dijo, dirigiéndose a
horquilla. Me pasé los dedos por la melena y
go más larga de lo necesario. Luego
decía de
im
as de eso d
o el diario. Pero está
que estaba pensando es que... Todos eso
pondí, s
. ¿Por qué no celebramos
i media
Oh, Maxon..
gus
encan
justo teneros a todas esperando vuestro turno para bailar. Y podríamos organizar clases de baile la próxima semana, o durante un par de semanas. Tú misma has dicho que a veces no tenéis mucho que hacer dur
a fas
Que los niños se disfracen y vayan de puerta en puerta pidie
sí! ¡A tod
do un momento, fru
taría venir a celebra
o podía
Qu
s de las chicas de la Élite. También podría hacer que vinieran los hermano
ontener mi entusiasmo. Él me rodeó la cintura con los brazos y se me quedó mirando fijamente a los ojos, entusiasmado. ¿Cómo podía ser qu
e verdad? ¿P
ocerlos, y forma parte del concurso. En cualquier caso
de que no iba a echar
aci
... Sé que los
ve
asqueó l
ualquier cosa por ellos. Al fin y al cab
ros, para verle bien los ojos. No analizó mi reacci
así. Tenía que ser
edé al principio, pero no son la razón por la que sigo
rqu
expresión esperanzada. « D
una sonrisa traviesa en los labio
mo mi novio cuando estaba saliendo con otras chicas, pero era algo más que un amigo. Volvió a invadirme aquella sensación ilusionada, aquella esperanza ante l
sta ponerse delante de mí, rodeándome la cintura con e
labios en
que recurrir a otro
cuenta, apoyando todo el peso en sus brazos. Coloqué las manos sobre
posibilidad de que pudiera haber otra persona en mi lugar. Solo de imaginarlo, otra chica en los brazos d
o, ¿qu
al alma. En aquel momento, todas mis resistencias cedieron.
sado dejar, pero en aquel momento la idea de separarme de él me parecía insufrible. También era cierto que yo no era la mejor
tando mantener
o dejar t
nos vimos dijiste que era como una jaula
la c
o más tonto -dije, y s
trás, lo mínimo para que p
an lo más mínimo los vestidos, la cama
que los elaborados manjares que prep
e-. No quiero
A
en
uieres
rviosa al ver su ex
que estoy
mento no
o... ¿Qué es l
éndome de hombros-. Solo
ió grad
aría de
amente de lo que era habitu
ándome de nuevo para verme mejor y
seguro, yo
presión. Pero pasó tan rápido que incluso me preg
dos nos sentamos en el borde, cogiéndonos de las
ero no hubo palabras. De vez en cuando soltaba un largo suspiro, y solo con e
ninguno de los dos sabía qué deci
ncluir a todas las familias en la
a ante la idea de poder abrazar
as otr
gún motivo, me asustaba dejarle marchar. Tenía la sensación de que toda aquella
solo a unos milímetros de la mía. Me miró con tal entre
odo en que me miraba, las sonrisas traviesas, los dulces besos. Pensé en todo ello una y otra ve