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La Élite - trilogía la Selección

Capítulo 5 .

Palabras:2532    |    Actualizado en: 13/10/2024

mero de reclutamientos? -preguntó Gavril Fadaye, moderador de los debates que se organi

también el rey, la reina y sus asesores sentían lo mismo. Si queríamos quedarnos, teníamos que cumplir con nuestro papel, cuando y dondequiera que nos lo pidieran. Yo estaba encantad

ue si en un par de reemplazos aumentáramos la cantidad de soldados

ocasión me había intentado destrozar el vestido, literalmente. Como era una Dos, se consideraba superior al resto de nosotras. La verdad

-dije, con la máxim

obre los hombros. De espaldas a la cámara no tenía n

ue aumentar el número de soldado

rojaba y el calo

e para algunas familias perder a sus únicos hijos varones. Reclutar a más de esos chicos podría ser desastroso, especialmente para las

hizo un gesto cómplice

ás sugiriendo que nos sentemos a esperar mient

e quiero que la guerra a

El rey, a su lado, parecía molesto. Necesitaba cambiar de argumento, a

io? -pregu

o con la boca, lo que empeoró aún más las cosas. P

o a un ejército de hombres que deseen realmente ser soldados que a un grupo de chicos qu

la gente se planteaba lo que acababa de d

uevos soldados cada mes o cada dos meses, según se fueran alist

extenderse mucho más en sus comentarios. Esta

oderno, pero ¿y si el reclutamiento también e

e rio en

ir tú al campo de batalla? - replicó, con

s no se v

siguió, dirigiéndose a Gavril-, es que algunas chicas tienen un tremendo instinto

an conmigo un poco más de lo habitual para que me ayu

to fuera voluntario -dijo Mary, mientra

se llevaban a sus hijos mayores. Y ver que había tantos que no volvían era una

én tenía

se presentaron a su puerta con una carta y una bandera para darle un pésame que no significaba nada para ellos,

sna en la misma plaza donde yo me despedí d

e, para con

omentó Anne-. A mí eso de enviar mujere

milgado mientras ella se

dre, antes l

uerta nos hizo dar un

n esperar respuesta. Daba la impresión de que los viern

la vez. A Mary se le cayeron las horquilla

se ofreció Maxon, acud

enos discreción de la que deseaba, seguramente, miró a Lucy y a Anne con l

jo Lucy, tirando del borde del unifo

s a reír. Me giré hacia el espejo y

aciosas -co

te admir

al comentario con u

ido -dijo, dirigiéndose a

horquilla. Me pasé los dedos por la melena y

go más larga de lo necesario. Luego

decía de

im

as de eso d

o el diario. Pero está

que estaba pensando es que... Todos eso

pondí, s

. ¿Por qué no celebramos

i media

Oh, Maxon..

gus

encan

justo teneros a todas esperando vuestro turno para bailar. Y podríamos organizar clases de baile la próxima semana, o durante un par de semanas. Tú misma has dicho que a veces no tenéis mucho que hacer dur

a fas

Que los niños se disfracen y vayan de puerta en puerta pidie

sí! ¡A tod

do un momento, fru

taría venir a celebra

o podía

Qu

s de las chicas de la Élite. También podría hacer que vinieran los hermano

ontener mi entusiasmo. Él me rodeó la cintura con los brazos y se me quedó mirando fijamente a los ojos, entusiasmado. ¿Cómo podía ser qu

e verdad? ¿P

ocerlos, y forma parte del concurso. En cualquier caso

de que no iba a echar

aci

... Sé que los

ve

asqueó l

ualquier cosa por ellos. Al fin y al cab

ros, para verle bien los ojos. No analizó mi reacci

así. Tenía que ser

edé al principio, pero no son la razón por la que sigo

rqu

expresión esperanzada. « D

una sonrisa traviesa en los labio

mo mi novio cuando estaba saliendo con otras chicas, pero era algo más que un amigo. Volvió a invadirme aquella sensación ilusionada, aquella esperanza ante l

sta ponerse delante de mí, rodeándome la cintura con e

labios en

que recurrir a otro

cuenta, apoyando todo el peso en sus brazos. Coloqué las manos sobre

posibilidad de que pudiera haber otra persona en mi lugar. Solo de imaginarlo, otra chica en los brazos d

o, ¿qu

al alma. En aquel momento, todas mis resistencias cedieron.

sado dejar, pero en aquel momento la idea de separarme de él me parecía insufrible. También era cierto que yo no era la mejor

tando mantener

o dejar t

nos vimos dijiste que era como una jaula

la c

o más tonto -dije, y s

trás, lo mínimo para que p

an lo más mínimo los vestidos, la cama

que los elaborados manjares que prep

e-. No quiero

A

en

uieres

rviosa al ver su ex

que estoy

mento no

o... ¿Qué es l

éndome de hombros-. Solo

ió grad

aría de

amente de lo que era habitu

ándome de nuevo para verme mejor y

seguro, yo

presión. Pero pasó tan rápido que incluso me preg

dos nos sentamos en el borde, cogiéndonos de las

ero no hubo palabras. De vez en cuando soltaba un largo suspiro, y solo con e

ninguno de los dos sabía qué deci

ncluir a todas las familias en la

a ante la idea de poder abrazar

as otr

gún motivo, me asustaba dejarle marchar. Tenía la sensación de que toda aquella

solo a unos milímetros de la mía. Me miró con tal entre

odo en que me miraba, las sonrisas traviesas, los dulces besos. Pensé en todo ello una y otra ve

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