Un jefe sin corazón
RI
s atractivo que
s enmarcados por unos pómulos elegantes y definidos
a juego que llevaba resaltaba sus anchos hombros, el evidente bulto
ente lo que quería y que haría
arganta y haciéndome sentir aún más caliente. Mis ojos no se aparta
fruncidas. ¿Era yo o
ocía. Había visto una foto suya hacía unos meses. En el apartamento de mi ex novio
y tramposo de
el hermano menos atractivo. Suspiré, mordiéndome suavemente el la
cionara. A mí tampoco me gustaría que mi
el . Estiró un poco el cuello mientras sus ojos examinab
y golpeó la mesa con sus uñas cu
deb
invitarle
, le advertí mientras se levanta
n. La mejor manera de
Le tocó suavemente el brazo para llamar su atención y
la silla frente a mí. Y por el embriagador o
ar conmigo . Su voz era ronca y el
int
mueca. Una simple expresión que, en su rostro, era casi peligrosa. Sentí
del
ave. Antón , se presentó m
u mano áspera y callosa me hizo sentir un cosquilleo en el
s un placer
labios para reprimir un gemido ante la sensación. Si era capaz de hacerme reaccionar así c
aba desesperadamente que la mesa desap
Lo miró y frunció el ceño. ̶ Lo siento, pero t
é pe
rmosa . Me sonrojé ante el cumplido. ̶ Pero rea
orreo electrónico, cualquier forma de que se pusiera e
le sonreí tímid
billetes y los dejó caer sob
ace fa
antes, es
lejó, y mis ojos se quedaron fijos en su tras
La química entre vosotros es i
ad. Suspiré. Ah, bueno. Supuse que era lo mejor. Tenía un nuevo trabajo en el que cen
s pecaminosos con Antón esa n
o rascacielos de cristal. Me llevé el teléfono a la ore
iz negra, apreté el bolso y com
a oreja y pensé en hacerme una
léfono. El portero sonrió y me saludó al
o. Es bueno para ti. Será una buena distracción de... Hubo una
ombre . Entré en el despacho, sonreí a la recepcionista y me dirigí al ascensor. El interior de
tás s
ue quiero pensar en mi primer día. Lo único que me importa es este trabaj
ior al salario mínimo y un puñado de imbéciles sexistas como compañeros de trabajo. Había sido más
o hiciste. Er
lante de varios despachos. Había unas cuantas personas
l cómodo asiento de cuero y giré sobre mí misma. ̶ Gracias por el cumplido, pero la verdad es q
l director general de Meyer Enterprise. Mujeres inteligentes, con talento y multilingües con múltiples cer
de que no había ninguna posibilidad de que me eligieran para el pues
e nombraba nueva secretaria fue uno
ste tú la contratada . Hubo otra pa
último trabajo. Agradecí el cambio. La oportunidad de hacer algo más que memorizar pedidos de café y comprar panecillos. Otr
aquí para trabajar, Ana . Unos pasos pesados resonaron en el pasillo y otro suspiro
as un buen prime
Colgué y dejé caer el tel
elada. Hacía semanas que no lo veía, pero nunca olvidaría una
¿Antón ? ¿Qu
la misma sonrisa diabólica de antes y me flaquearon las rod
increíblemente sexy que había conocido en la cafete
escubrimiento, el latido de mis oídos se hizo más fu
no de Patrick . Sería una buena venganza
ecable chaqueta, y los pantalones perfectamente ajustados alargaban sus ya largas piernas. Su pelo seguía tan perfecto como el prim
a arriba. Sin duda me lo pas
nciar una respuesta, una j
so y la cara delgada. Tenía una tableta de pl
uenos días, señorita Butler . Me llamo Andrea y trabajo en Recursos Humanos.
mi nueva jefa. ̶ Y me alegro de volver a verle,
utarlo . Golpeó con un dedo uno de los botones de su traje y luego asinti
uesto, Sr