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Un jefe sin corazón

Capítulo 2 Bienvenido a Empresas Meyer

Palabras:1629    |    Actualizado en: 27/09/2024

̶ Bienvenido a Empresas Meyer . Estoy seguro de que va a disfrutar d

ró en su despacho sin

os golpecitos

edirlo al departamento de ventas, junto con el informe de ventas del año pasado. El Sr. Meye

esa y te presentaré a tus nuevos compañeros. Después, podrás

luego qu

espera lo mejor de sus empleados. Especialmente de su secre

TO

sa. Le eché un vistazo a la que tenía en la mano, pero nada de lo que leía me conven

suelo, frustrado. N

ba en la última planta del edificio, y desde allí tenía una vista despejada de la ciudad. El sol re

dad. Lo único que se oía era el canto de los pájar

nte estaba en las nubes desde esta mañana, desde que vol

a con un profundo suspiro. Su esencia

grandes ojos azules la hacían parecer inocente, aunque la sensual curva de su boca contaba u

adecuados. Mi pecho, mis abdominales, e incluso más abajo. El recuerdo d

r en mi nueva secretaria

sentí impotente desde el momento en que la vi por

umerables veces. Mi imaginación perversa y burlona. Esas imágenes habían disminuido un poco la semana pasada, pero

s cosas que le haría. Los lugares donde la tocaría y

errumpieron mis pensamientos

tas y la miré con falsa concentración. Una vez m

a garganta.

ceñía sus caderas redondas, una blusa azul suelta que dejaba ver la curva de sus pechos turgentes y unos

eras pronunciadas cuando entró en mi desp

a mujer sería sin

nces reparé en la carpeta verde oscuro

ue pueda ayudarla,

con una sonrisa sexy en

í con esa palabra en numerosas ocasiones, tanto en situaciones profesionales como

mente distinto en el que ella podría decir esa pa

he añadido algunas conclusiones más. Dejó caer la carpeta sobre mi escritorio y s

el terciopelo. S

me de ella. Se me escapó un zumbido de

la vista frontal. Desde donde estaba sentado, se me revelaba la parte superior de

y lo presioné contra la ma

late,

cería nad

e todos mis empleados . Mi mirada. bajó hasta sus labios y volvió a subir hasta sus ojos se

la lisa superficie marrón. Sólo podía imaginar el daño que esas u

de un susurro. Luego, atrajo sus labios entre sus die

isita silenciosa. Puso su mano sobre la mía y, con

en el centro de la mano. La sensación fue eléctrica. Inspiré temblorosamente. ̶ ¿Y

palabra. ¿Qué i

ios rosados. Deseaba, hambriento, sentirlo

amente , básicamente gimió l

Yo tampo

de pelo largo hasta los hombros detrás de la oreja. Una acción que no debería haberme parecido se

ó mucho. Rodeó mi escritorio y s

gas blancas de encaje. Arrastraría es

aremos juntos? , zumbó suavemente. Sus ojos se entrecerraron y sus largas pestañas rozaro

mbos lados de sus caderas. ̶ Estaré encantado de informarte de todo

nos y sus pechos se ele

para reclamar sus labios con los míos. Antes de que

uerta sin apartar la mira

or. Ha habido un avance increíble con el softw

spiré. Mi equipo de I+D llevaba semanas buscando una mejora. No podía

eunirme con é

a. Dejó que sus dientes bajaran sobre el delgado dígito con

omento. Preferiblemente pronto y en un lugar más privado. Después de todo, el trabajo es lo más importante, y rea

cilidad con la que había entrado. No podía

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