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Niñera del Millonario Heroico

Capítulo 2 Las chicas no juegan

Palabras:1660    |    Actualizado en: 05/08/2024

a los chicos. ¿En

chicos y tú e

Normalmente era señorita o señora, pero su término me hizo sonr

uegan . Cameron m

cado de chica. ̶ ¿Puedo

e dio su mando. Era evidente que su hermano le había e

ducir el ejército de Cameron a dos hombres. Amaro estaba a mi lado,

a de vencer a un niño en su juego, pero cuando me

icas también

o , dijo

ras me acomodo, ¿vale? . Le

Recogí mi maleta y estaba a mitad de camino escaleras arriba cuando oí ̶ ¡Oh,

iera encontrar un juego en el que

n extremo a otro. ¿Cuál era la habitación de los niños y cuál la de Nico ? Seguramente lo

rme espacio tenía una cama de matrimonio. Me acerqué a ella y me tumbé, frotando las suaves sábanas entre los dedos. Algo m

m , no podía llegar hasta mí. Él fue la razón por la que abandoné mi trabajo y a todos los que conocía allí, y me mudé al otro lado del país, a Cape Worth, po

de buena niñera. Mis pensamientos volvieron a mi nuevo jefe. Parecía severo y antipático, pero no esperaba que fuera ama

y me relajé.

I

no puede respirar. Me mantenían ocupado con sus travesuras cuando no estaba trabajando. Una vez, sin querer, empecé a reírme pensando en sus travesuras en medio de un serio negocio y tuve que disculparme. Nunca había entendid

n lo primero que me venía a la mente. Exhalé y di una vuelta. Normalmente, iba a casa a relevar a una niñera o a recogerlos a casa de Ch

n Ma

eran buenos chicos. Escuchaban las instrucciones y eran relativamente tranquilos, pero aun así, no eran más que niños. Necesitaban que alguien los vigilara. Al principio, dudé de que Susan estuviera a la altura. Cuando nos conocimos, había confiado en Shaila para que hablara en su nombre y, cuando se dirigía a mí, miraba hacia otro lado de vez en cuando. Necesitaba a alguien que pudiera aguantar a dos n

que ni Shaila ni Susan habían mencionado por qué había dejado su trabajo. Parecía importante saberlo. Necesitaba urgentemente a alguien que cuidara a los niños y había pasado por alto esa pregunta. Si habí

al tramo final que conducía a casa. Ya podía

bí al ascensor y me dirigí al piso de arriba. Los chicos solían acostarse temprano, pero me pregunté si la niñera los habría mantenido desp

s ya estaban dormidos. De la sala de estar llegaban sonidos suaves, así que quizá Susan aún estuviera despierta. Dejé las llaves

ceja. ¿Era Susan ? Curioso, me dirigí hacia ella. La cautela detuvo mi

entrecerrando los ojos par

o de averiguarlo. Entré en el espacio y toqué el interruptor. La luz inundó la cocina. Mi mirada se posó rápidamente en Susan , que sostenía una sartén delante de ella. Jadeó y leva

la sartén y se despl

? Observé su aspecto nervioso y

oca abierta, la cara enrojecida, los o

s haciendo? Las pal

s. Sacudió la cabeza lentamente, como si se le pasara la confusión

o, Susan . Intentaba e

y retrocedió unos pasos, pasándose las manos po

a cuenta de la realidad de la situación y se apoderaba por completo de mi pecho. ̶ Podrías haberme roto

o un paso atrás, mirándome fijamente como si fue

a mirada. Me odiaba por asustarla, pero este tipo de comportamiento no funcion

os ojos. ̶ Arr

Le pregunté. Tal vez algo

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