Niñera del Millonario Heroico
SA
y metí la mano en el bolso. Me empolvé las mejillas y me iluminé los labios. Después, me pasé los dedos por el pelo para darle un poco de orden. Du
sara un hombre: mi nuevo jefe, Nico Creed . Los había visto a él y a sus hijos una vez, hacía una semana, cuando me estaba considerando para el puesto. Sus modales eran bruscos y apenas me dirigía dos miradas, except
eslie entró en la cocina con
e estaba comiendo y tosí antes d
y mi
ila, prepararme y coger un taxi para cruzar la ciudad. Ahora me preparaba me
loroso y me sacudí la necesidad de enfurruñarme. Dejé atrás aquella vida por una buena razón, y esta nueva sería
detuve. ¡Caramba! Me había dejado una mancha. Con las manos temblorosas, saqué los polvos. Si pudiera taparme las ojeras. No había dormido much
la puerta. Cerré la polvera de golpe, empecé a embolsarla y me detuve. Frente a mí, en el pasillo abier
ía dec
ta del ascensor
n estrépito. Me di la vuelta para apoyar la espalda contra la puerta, me incliné hacia el asce
hace,
go menos de un minuto en organizar por fin mi polvera y guardarla e
bre él estaba a la vista. De alguna manera, mi cerebro omitió la vergüenza de luchar con el ascensor y en su
ulosos muslos y su atuendo se completaba con unos zapatos oscuros. Si hubiera visto a Nico en u
acer. Tuve la tentación de recogerme el pelo detrás de la oreja ante su mirada. Pero eso podría interpretarse como una coquetería. Y lo último que necesitaba era atraer cualquier tipo de atención masculina. Sobre todo
Su voz profunda y r
ue respondiera, se dio la vuelta con un movimiento suave y cruzó el pasillo enmoquetado. Agarré el asa de la maleta
a
odeaba. Todo era blanco o negro, al menos lo que no er
a el resto de
onía un reloj de pulse
stá en la cocina . Señaló en dirección a lo que supuse que era la cocina.
y me quedé cerca pa
antes incluso de que sus indicaciones calaran. Su voz era tan autoritaria que no dejaba
blar y me observaba ate
¿Ent
rada principal y alzó la voz
De alguna manera, s
respondiero
, ¿vale? Sed buenos chi
apá , dij
á , dijo el
ndo se volvió hacia mí. ̶ Son bastante fáciles de tratar. Sólo
bablemente pensando en el percance del ascensor. Me mordí
ojos se ent
. Parecía tan dominante que lo de
ntir calor en el cuerpo. Exhalé e hice una nota mental para
sta luego? ¿Le preg
cerrado en las narices. Di un pequeño paso atrás y me quedé mirando un momento. ¿Por qué tenía que s
a mi atención, pude apreciar la decoración. Todo par
lla grande cubría la pared, pero la vista de la ventana me dejó boquiabierta. Los niños gritaban, met
ionante. Apreté la cara contra ella e hice todo menos desmayarme. Edificios grises s
estra nuev
curiosidad. El mayor, Cameron , se parecía mucho a su padre. Pelo oscuro y ojos a
oy yo .
que no nos llevemos