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Niñera del Millonario Heroico

Capítulo 3 Tortitas

Palabras:1927    |    Actualizado en: 05/08/2024

d y el edificio estaba bien vigilado, pero

estuviera protegiendo. Dios, la aterrorizaba. No sabía si era por

na mala experiencia. Respiré hondo y dije suavemente: ̶ Susa

a. ̶ Siento que casi... Agitó la mano en dirección a mi cara. ̶ Es un lugar nuevo, y estoy un poco nerviosa

a las escaleras. Me estremecí cuando la pu

frotándome un punto

rtó mi curiosidad. Un par de cucharas se habían salido de su sitio cuando Susan

agradecido de que Susan fuera lo bastante precavida como para preocuparse por quién entraba en casa, ¿pero coger una sartén en defensa propia? Eso era exagerar. Excepto que quizá alguien la había herido antes... Giré hacia la escalera de caracol como si hubie

reguntar a la gente que sabía. Tal vez eso explicaría sus acciones de esta noche. No necesitaba a una mujer prob

rabajar aquí. Fuera lo que fuese lo que la había llevado a sentirse tan incómoda, debía de ser realmente aterrador. Empecé a levantar la mano para llamar, pero me detuve

llegar a mi dormitorio. Sacudí la cab

SA

r de alegría. El viernes por la mañana, los niños se despidieron de él con un abrazo y yo le dije adiós con la mano. No me dedicó más que una mirada de reojo, pero no importaba. Se había ido, y yo

simple regalo para la vista. El hombre manejaba mi fuerza cargada de adrenalina como si no tuviera importancia. Me había abalanzado sobre él con toda mi energ

ver! llamó Amar

incliné detrás del sofá donde

ndo , chilló el

yo te dejo , repli

rante diez minutos hasta

Se subió a la silla e hiz

juego al que Amaro podía jugar y, desde entonces, la

mando en otra silla y cruz

l perdedor. Dolorido

debajo de los brazos y lo coloqué en el suelo. ̶ Pórtate bien, Amaro

. Cameron

l , dij

anqueques hoy y horne

e unieron a mí en el sofá cuando terminaron. Cameron se sent

se inclinó y miró la cara dormid

té a los niños y les ayudé a subir a sus habitaciones. Una vez acostados, bajé las escaleras, me ase

otro lado del pasillo. Yo era responsable de ellos. Muchos y si... se r

pués de una taza de café, me sentí un poco mejor. Nuestro itinerario fue similar al del día anterior, pero hoy salimos. Paseamos por el parque y los n

pero le vi sonreír agradablemente mientras

regué la tarjeta negra al cajero, se lo pensó dos veces. Sus ojos se posaron en los chicos que estaban a mi lado, luego levantó

n a jugar. La cena de esta noche era un poco más complicada y

días había estado tan preocupada por los niños que apenas le había prestado atención. Ahora, sin embargo, estaba feliz

erca. Era de un número no registrado, pero el tono y e

en voz alta, esperando equivocarme, pero sonaba

ro no, sólo su promesa de verme pronto. ¿Qué significaba eso? Me paseé por la cocina con el corazón latiéndome en el pecho. No sólo

ro. Probablemente me estaba tomando el pelo. No tenía ni idea de dónde estaba. Había tenido cuidado y borrado to

el fregadero. Tenía la cabeza hecha un lío. Me apoyé en el fregadero durante un largo minuto, respirando hondo. Hab

o se vio muy afectado. Amaro me preguntó una vez por qué estaba triste y yo forcé una sonrisa por e

uedé helada, muerta de miedo, y luego recordé que Nico debía estar en casa. Además, Eric no tenía ni idea de dónde

mbro. Se arrodilló y abrazó a los chicos, alborotándoles el pelo. ̶ Yo tam

, inflando el pecho.

zanahoria! Amaro

los, ansiosos por contarle todo lo que habíamos hecho. Nico miró entre ellos, expresando su i

hayas divertido . Lu

azules se habían oscurecido. Respiré lenta y pausadamente y sonreí. ̶ Bienvenido a ca

beza, sin sonrisa. ̶ Gracia

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