Placeres intensos
esastre. Abrí el disco con el correo electrónico y la contraseña que estaban escritos al lado de la co
perar a que la mujer que él dijo me ayudara, pero al mismo tiempo esta
e llamar. Confeso que antes de entr
ntrar noté que su habitación era muy luminosa, además de bien organizada, con una estantería que cubría toda una pared, llena de libros
e solitario, pero tenía una arruga en la frente y la mirada de alguien q
diario actualizado, porque el que está en el disco y que tengo en la mano aparentemente está bastante
pasármelo? Deshizo el pliegue de su
usté las gafas con un dedo y esperé a que anotara los datos antes de ac
nos segundos de silencio, donde solo me miró, fnalmente soltó el papel. - Te has convertido en una mujer muy hermosa, Giovanna - dijo cu
í de la habitación, cerrando la puerta detrás de mí. Fui al ordenador y
ser la secretaria de Elder para ayudarme. El día transcurrió tranquilamente a partir de ese momento y e
bien. Tomé el ascensor y bajé al estacionamiento, me subí a mi auto y lo primero que hice fue quitarme los zapatos que me pellizcaban los deditos. No es que no fuera fanático de
para relajar mi cuerpo. Cuando salí, noté que mi padre aún no había llegado, así que preparé la cena y su
l día en el que estaría bien o en el que simplemente desearía estar so
como lo hizo, simplemente asomé la cabeza en la habitación. - ¿Quiere
ra que pudiera sentarme a su la
a pierna que le habían amputado. Er
un miembro, y yo podía simplemente derramarle todo mi amor, porque a pesar de todo, ella siempre fue la mejo
os para llevarla a terapia, ni siquiera para comprarle una prótesis, que era lo que ella siempre estaba
entaría nada. - ¿Cómo estuvo el primer día de hoy? - Probablemente ya sabía lo que me aquejaba. Fue sorprendente lo simple que era acercarme a ella y ella sabía lo que necesitaba. - Me temo que papá tiene r
supuesto que Eduardo puede tener sus aventuras. Pero eso no signifca
la frase inconclusa en el aire. - Sólo tienes que hacer tu trabajo, hija. - Lo sé, pero va a ser difícil vivir con ese hombre. - Aún no tienes forma de saberlo. Ten paciencia con él y su valor será reconocido como debe ser. Mi madre tenía razón. A pesar de todo, debería darle una oportunidad. Al
one principalme
así, y si no hubiera estado allí... Estas dos uniones podrían atraparte e
rmiso, entraban en nuestras venas
muy bien a estos invasores. Y no dejaría que nada me deprimiera de n
ncontré a Giovanna con la cabeza metida en una rendija de la puerta.
enil, algo como si llevara una luz. Tan pronto como vio que tenía mi ate
rriba abajo y un cumplido por su belleza apareció en la punta de mi lengua, pero me contuve, recordando lo
competencia, así que decidí seguir su consejo y elogiarla cuando h
edes enviarlo. Ella asintió