los millonarios en la lluvia de lujuria
ontenerla, pensaba que lo inevitable estaba por pasar nuevamente, estábamos sentados en mi café preferido, él solía complacerme en aquéllos pequeños detalles qu
ales me frenaron y por un rato me sentí nerviosa, atrapada de su mano, como si estuviera probando lo fuerte que era, o el po
eo. El correspondió tiernamente a mis labios, y los besó con tanta ternura como yo lo deseaba, entonces comen
nas, mientras la organización arreglaba lo concerniente al arrendamiento de una oficina apropiada para nuestros oficios de ayuda a los refugiados y desplazados. La organización para la cual trabajamos no aceptaba idilios o romances entre sus trabajadores,
, que llegó hasta la noche, sólo estábamos allí, disfrutando de la presencia del otro, a veces el me besaba las mejillas, las orejas, y rozaba mis labios, yo lo disfrutaba tanto que gemía, él escuchaba mi
y solo me pedía tranquilidad. Yo me tensaba y estaba a punto, no soportaba más el deseo. Mientras más tranquilidad me pedía, m
jes rojo que contrastaba con mi piel canela. Creo que adoraba mi ropa interior, porque me la arregl
us labios húmedos, pasaban por mi pelo, mis mejillas, mi cuello, mientras él escuchaba mis gemidos, seguía besándome con más pasión, me quitó la franela de la organización, y tocó mi hueso supra terrenal y mis senos redondos, con aureola grande y pezones marrones, sintió
gritar, así que se esmeró para que ello sucediera más seguido, me penetró con sutileza, entonces sintió mi estrechez. Comenzó a sentir las palpitaciones de mi vagina que exprimía su pene erecto y grande, le gustó que mi vagina lo atrapará y lo succionará cada vez más rápido, seguía bombeándome lentamente, pero mi vagina le pedía que fuera más rápido, me hacía languidecer de placer, que se tomara el tiempo para besarme mientras me penetraba y su coito se hacía más placentero, le pedí que no terminará, el obedeció y trato de no venirse tan rápido, mantuvo su pene erecto, dentro de mí. Mient
lacer, como él lo hacía dentro de mí. Esa noche dormimos muy poco, le pedí que me dejará ir al baño
uites es
baño con la ternura, que nunca había probado, lavó
ste olor... mañana habl
y de encajes roja, y tenía los senos al aire, él estaba recostado de mi cuerpo, dándome placer, acariciando mis senos, solo acariciándolos mientras yo desperté gimiendo. Los volvió a chupar, y a chupar hasta que llegué a un orgasmo, entonces desperté completamente. Había pedido el desayuno a mi habitación, no era raro que eso ocurriera, a veces desayunábamos en mi habitación
su bello cuerpo tonificado. Yo un poco más joven pero también madura, tenía el cuerpo torneado propio de las mujeres caribeñas, mis senos redondos y mis pezones marrones, mi cara fina y alargada, mis labios gruesos y rosáceos, mi cintura definida, mi cabello azabache liso, se esparcía sobre mi espalda, mi m