Solo pido un día más |Libro 1|
Y
de días
atidos acelerados de mi corazón y el sudor en mi nuca.
de dos décadas con la mujer de mi vida me han llevado a este momento, por eso est
imos juntos. Esto será un gesto simbólico para afianzar nuestro compromiso con el otro,
ie más con quien pasar el resto de mi vida, con qui
la angustia incrementa. Salgo del carro y me acomodo la bufanda azul marin
cabello largo y ondeado y sus trajes de oficina. Sin embargo, la sonrisa se borra de
míos. Alzo la mano para capturar la atención de su jefe, quien se tensa un poc
o obstante, no me pasa desapercibido lo tragado qu
estrecho con fuerza contra mí y sonrío cuando nos separamo
lan y sé que son un
percibo más guapo -me dice y yo me rio, un ta
do y acepto el beso que me brinda-. Q
¿al mismo lug
o y ella sonríe aún más, afirma
yo frunzo el ceño, mientras le abro la puerta del copiloto-. Ya s
recuerdo, jamás olvid
os, sintiendo que desbordo de amor ante el recuerdo de nuestra primera cita. E
y respiración chocar contra mi rostro y sonrío cuando ella abre
rones de seguridad. Por el rabillo del ojo noto que S
tal vez sumidos en los recuerdos que este café despierta en nosotros. Muchas veces venimo
nos, eso
ebrar? -pregunta Sa
inocencia y ella niega con la
ntinean. Observo el lugar, con unas cuantas mesas llenas, decorado con
ite ver hacia las calles, y enseguida una mesera nos atiende. Mientr
nuestras mesas y nos deseamos buen provecho. Conversamos un poco de nues
a empresa, será como un apoyo para él. Yo le daré la bienvenida si acepta -
¿uh? -me quejo, rodando lo
que esos celos tuyos son ridículos -m
tomo su mano para posar un beso en el dorso de la misma-, pero no
acaciones? Estaba pensando que podíamos pasar estas festividades con nuest
ento ha llegado puesto que terminamos de comer-. Amo
y no tiene que decir que sí, la sonrisa en su ros
ro. Daría lo que fuera con tal de verla feliz por
erá por
ión redonda de la torta roja, decorada con el frosting de queso crema y
, colocando una
a saber qué está pasando por su cabeza, y sus ojos se llenan de lágrimas.
ilencio al ver que me arrodillo
e mí. Sin embargo, no pienso dar marcha atrás. Esto es lo qu
desde que nuestras miradas se cruzaron la primera vez supe que mi corazón pertenecía junto al tuyo -inicio y acaricio el rostro de mi novia al notar una lágrima rebelde humedecer su mejilla-. Asumí el riesgo esper
r todavía. Los nervios me evaden aún más y de verdad
ero pedirte que seas mi esposa -pronuncio al fin la propuesta, sintiend
e besos, haciéndome reír, y enrosca sus extremidades alrededor de mi cuello-. No me
con un beso. La sostengo de la cintura, mientras ella se pone de puntas para colgarse de mi cuel
el riesgo» pienso, acariciando la me