Solo pido un día más |Libro 1|
Y
Samantha un poco ansiosa y nerviosa, su lado per
cuenta de que no compré las cervezas. Una reunió
razándola por atrás. Ella brin
ezas —le digo, besando su mejilla—. No te preoc
ebo hablar contigo de algo. Solo… prométeme que no te vas a mol
onar convincente, pero sé que no lo
ndiosa oportunidad para la empresa y me necesita al
la molestia empiece a surgir en
afirma, dubitativa—. ¡Pero si estás de vac
a la defensiva y separándose de mí—. ¿Cuál es el prob
entre dientes y ella afirma co
voz suena pequ
a. Claro, Rick Martin quiere tomar terre
ir para allá! No es tonto, Samantha. ¡Tú lo eres! Por creer que esto es genui
in poderlo creer y yo maldigo en voz baja
cubriéndome el rostro con las manos—. Es que me molesta que seas
es? ¡Es mi trabajo! Tú a mí no me vas a decir q
e vacaciones —le recuerdo él y ella gruñe, frustrada—.
el problema
liza en su lugar. La volví a cagar, pienso—. Era una sorpres
me, pero me alejo un paso y suspiro. Estoy furioso y nada me va a cal
a, acercándose con una sonris
como sus ojos se llenan de agua. Odio hacerla llorar, pero no puedo
scutir siempre por lo mismo —responde,
tomar una decisión, antes de decirle que sí al… —me detengo,
Porque tú no me escuchas, ¡nunca lo haces! —exclama y
nota que quiere retractarse, pero si hay algo que tenemos en c
lebrar. No estoy con ánimo de nada en estos momen
a a perseguirme, pero sigo de
etida. No es como que dudo de ella, pero sí de su jefe y si en verdad
o mejor y se alejara de una buena vez de Rick Martin. Sé
o se trat
onozco al bartender porque estudié con él en la
alcohol co
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o noto que está anocheciendo, llegaré muy tarde a la re
sí mismo—. No q
ás hablando hasta solo —se burla Jimm
e me pasará —asegu
s terco. Para casarte de
salgo del bar, sintiéndome un poco ma
ojos para poder enfocar mejor. Tengo un montón de llamadas perd
l volante y me levanto de súbito cuando suena e
ro mentalmente para las discusiones que se vienen,
an metiche —murmur
l motivo por el cual giro el volante tan de súbito. Es
contra el puente y salgo disparado por el parabrisas
s un golpe seco y despu
s veces hasta adaptarme al candor blanco con rojo y veo una ambulancia frente a mí, de donde proviene la luz. Todo empieza a cobrar sentido
édicos van y vienen con premura. Están tan enfras
ver a la mujer que casi atrop