Caricias de chocolate |AFL Libro 2|
salir del apartamento. El chófer que me asignó Mauricio me
e veo es el de Federica. No podrí
las estanterías-. Qué bueno que llegó, el transporte está afu
do en la misma dirección. Me inclino hacia su o
yergo para colocarme a su altura, manteni
nzo el ceño-. ¡Vamos a la cocina a por los
ejo que pase primero, observando como el legging que carga p
spera. Luego de eso, vienen los cupcakes guardados en domos. Se
regunto, c
-dice con obviedad, ace
voy
hocando nuestras palmas. Me deja ir, pero soy m
o bonito, eh? -pregun
n decir -responde, rodando lo
soy -canturreo, sonri
un rápido movimiento, se zafa de mi agarre y baj
estar pendiente de todo acá atrás
e alguien que no logro ver, ya qu
Te comió la lengua
que te diga? ¿Qué eres horrible? Tampoco soy ciega, ni voy a pr
ncuentra atractivo y niego con la cabeza. ¿Cuánto fal
s tan atractiva -le digo, yendo tras de el
tú, ni nadie. No soy atractiva por lo que los demás piensen, soy bonita porque lo soy y punto. Y
s me muestran que está algo... alterada. Parece darse cuenta de que se ha acercad
, sus ojos lanzan llamas en mi dirección c
ando como su iris se oscurece de rabia-. Yo iría por un adjetivo más fuerte
ve y tiene unos lindos ojos cafés, comunes pero llenos de una chispa increíble. Ni hablar de su cabello castaño, liso o en ondas, que
soy ciego
luda Elena, trayéndonos
illero para buscar su uniforme mientras yo me quedo pasma
os en las estanterías, así que hay que preparar galletas y postres fríos más que todo. Se coloca junto a mí
miro, pausando mi trabajo unos instantes-... fue
tono de voz, guiñándole un ojo-. Me enteré que i
me dice y yo sigo con mi trab
espaldas de mi hermana. Así que
s del tipo de muchac
cuidar a Montse y,
runciendo el ceño-. Además, voy con mi
s arreglará -respondo, pen
ún, en C
cias de todas formas -re
de ser muy amable con ella, solo porque me conviene tenerla comiendo de la palma de mi mano. Sin embarg
ten a mí. Incluso Elena se sonroja cuando entro a la cocina, ¿por qué ella es tan...
día, así que ya por la mañana me dirán s
e color gris, una camisa blanca lisa y mi chaqueta de jean con blanco. Seg
e vistió para ir a La Clandestina. Su ropa entera es en tonos púrpuras: un top en forma de lazo con tirantes y un pantalón un poco holgado,
la dejaré ir solo con Gab
ombra cernirse sobre la de ella. Coloco una mano a la altura d
irnos? -pregun
n mi rostro, empezando por mis labios y terminando en mis ojos con una lentitud
regunto, s
ebe ese cam
as palmas de sus manos en mi pecho para empujarme, apenas
ue se me ha ocurrido una grandiosa idea. Si
scuchándola soltar un grito que cubre con su boca al notar
do sobre mi hombro. Yo solo puedo reí
e se yergue sobre sus dos pies. Abro la puerta de los asient
que tienes el número ganador, imbéc
... ¿quieres que lo haga por las m
rme un jodido d
ue te ponga más que un dedo encima -murmuro,
mi lenguaje tan directo. Sus mejillas adquiere
e media vuelta-. Definitiv
y luego a mí, frunciendo el ceño y respirando con agitaci
que vayas por ahí viéndote de esa for
es decir con eso,
abierta de la impresión-. Llamas demasiado la atención a
niña de dolor por lo que haría con esa manito tocando mi cuerpo -masculla entre
, pienso. Me mataba de curiosidad
. de camino al bar -digo, acercánd
aje y logro ver la palabra "secuestro" escrita. R
se de brazos y mirando por la ventana. Por
úntale dó
lular, negando con la cab
le dio la c
-pregunto,
ntón -c
somos sól
"tú y yo", ¿bien? -dice, mirándome-. I
on diversión, mirando por mi ventana-. Venezuela, co
de ese infierno -comenta y yo le miro-,
tuación? -pregun
obaron, cuántas veces nos faltó comida en la casa, medicamentos para mis padres. Así que, con todo el dolor de mi
no saberlo -digo con toda si
zas está completo. Mi tío ha sido un total cretino con el
caja... -murmuro y ella me mira-.
idad. Yo agradezco en mi interior no tener que seguir h
ñor Díaz -anu
a me ha ganado y ya se encuentra fuera. Me coloco junto a ella y nos m
a mi hermana, abrazándome-. Oh
a de Gabriela -se
icen las malas lenguas que has puesto a mi hermano en su lugar -se
se ríen, haciéndome rodar los o
nto, acercándome a ella p
stá aquí. No saben lo furiosa que se v
y todos miramos en dirección a la entrada, don
mis manos en puños. Sé que no es obligatorio que él le corresponda, pero
r mi presencia. Yo ruedo los ojos, divertido de la situación-. T
ncia mi hermano y noto como sonríe cuando Gabriela s
odiendo -masculla entr
alto, mostrándose seria y orgullosa mientras él sonríe con arrogancia. Parecen que
nada bonito. Ella le habla al barman y este mira a Mauricio, quien ter
tres mujeres y Cristián se divierten. Nos tomamos el
ces rojas empiezan a titilar, yendo de aquí para allá. Las t
seguido de sus caderas anchas y su diminuta cintura. Sus senos no son grandes, no veo indici
, en la mano cerca de su boca, sin perder detalle de la estudiant
a mirada -me burlo, nota
ro con la pasteler
fando antes de darle
muerda la lengua venenosa esa que t
car a bailar al colombiano. Ella le da la espalda y sonríe, dejándose lleva
otando lo mismo que yo-. Le gusta algui
es larga, canción tras canción y esta gente parece aumenta
nmediato y repite el proceso. No para de aniquilar a alguien con la mirada y no me
tanto y vengan a bailar -suplica, tirando de nuestra
estas cosas y solo estoy aquí por t
hermano mayor -se burla y, no sé por qué, me siento atra
dome de brazos-. Prim
ematuros -hace un berri
de decir que no -dice Maur
s, que madure -m
con las que podemos bailar -incit
tan enfocada en Federica y su atuendo púrpura que no me habí
spondo, sonriendo
íe con picardía. Enrosca sus brazos en mi cuell
erto? -pregunta, alzando s
resento y le doy una
cido también y se ríe mientras juega con su cabello. Una sensación
é, un vino, no sé -me habla la mujer frente a mí, a
inceridad y vuelvo a mirar sobre su cabeza
de opinión -ronronea,
sonriendo. Ella toma mi mano, tomando la
sus ojos puestos en mí. Tiene la mandíbula un poco tensa, pero no puedo observarla mejor por