Para acercarme más a ti
Al salir del despacho del director general, Lyla bajó las escaleras pensando que en ese momento necesitaba una camisa nueva.
Melba se asomó y le preguntó: "Señorita Moreno, ¿qué le apetece comer? ¿Pedimos algo?".
Lyla, sin detenerse, la agarró del brazo y dijo: "Hoy almorzamos fuera".
"¡Muy bien!". Melba sonrió mientras la seguía. Le encantaba trabajar para Lyla, que era una jefa amable y generosa y con frecuencia la invitaba a comer.
Cuando se acercaban al ascensor, Melba se fijó en las manchas de la camisa de esta y exclamó: "Señorita Moreno, ¿qué le ha pasado a su camisa?".
Entonces recordó su reciente reunión en el despacho del director general, y dando un grito de sorpresa, preguntó vacilante: "¿Eso lo ha hecho el señor Myers?".
Lyla contestó divertida: "¿En qué estás pensando? ¿De verdad crees que el señor Myers caería tan bajo? Ha sido Clare".
"¿Ella de nuevo? ¿Por qué tiene que recurrir constantemente a tácticas tan turbias?". Melba se enfadó.
"¡Porque es inepta en su trabajo, y recurre a trucos sucios! Pero está bien, ¡tengo la oportunidad de eclipsarla ahora mismo!", afirmó Lyla.
Intrigada, Melba le preguntó: "¿Qué oportunidad?".
Cuando llegó el ascensor, Lyla entró, pulsó el botón del primer piso y le contó los detalles de su misión.
Melba comprendió de inmediato. "¿De manera que el señor Myers quiere que usted y la señorita Torres redacten un plan cada una, y adjudicará el proyecto a quien lo haga mejor?".
"Exacto".
El ánimo de Melba se disparó. "¡Esta vez debemos salir victoriosas!".
A Lyla, sin embargo, le preocupaba otra cosa. "En realidad, hay algo que no entiendo".
"¿Qué cosa?".
"¿Cómo llegó Grupo Harvey a poseer el setenta por ciento de las acciones de la tierra?".