Massimo Parrow, es un hombre apuesto e inteligente, pero prepotente, no siguió los pasos de su padre como tal, en ser el jefe, en la empresa familiar de vino, él empezó a formar su propia empresa, pero buscando clientes para su padre, en sí, Massimo Parrow se convirtió en un empresario, comercializando objetos de valor y así ir incrementando su empresa, una que le pertenece a Anastasia Parker, su madre, ya que la mujer es millonaria y tiene sus empresas aparte de su esposo.
Pero algo le falta a Massimo, y es tener un asesor, que sea grande para los números y negocios, que lo guíe para concretar negocios jugosos.
Massimo Parrow, se encuentra en su oficina, la cual su madre, mandó a decorar con una gran diseñador para que fuera la oficina que su hijo se merece, pues ella lo trata como un rey.
Él está concentrado leyendo unos libros de mentes maestras, ya que le gusta alimentarse de conocimiento, pero quiere mucho más que eso; ser un genio total.
Pero aquella concentración se desvaneció cuando escuchó los seguidos toques de la puerta, muy irritado dice. —¡Adelante!
—buenos días señor Parrow— la voz de la dulce chica, lo hizo alzar su mentón para encontrarse con su mirada y luego arquear una ceja mostrando su disgusto
—lo siento, pero ahorita no estamos haciendo caridad, puedes regresar el día viernes, que es cuando damos las donaciones, estoy ocupado
—señor, no vengo de parte de ningún
orfanato yo...— él la interrumpe
—disculpe, pero estoy esperando a alguien importante— Massimo se coloca de pie y ella siente su cuerpo estremecer, es guapo no lo puede negar y menos dejarlo de mirar
—soy su asesora señor Parrow, me llamo Selene...
—¡Espera! ¿Tú, me asesoras? Creo que se han equivocado
—de hecho no, señor Parrow
—¡Mi madre no pudo hacerme eso! Hablaré con ella
—señor, antes de quejarse, debería probarme, creo que usted tiene la edad suficiente para comportarse como tal
—¿Qué? ¿Cómo carajos me estás hablando?
—señor Parrow, creo que mi presencia física es lo que lo tiene desconcertado, si hubiera sido una chica de cabello color rubio, y cintura pequeña, con unos enormes pechos a punto de salir de un vestido corto y ajustado, usted hubiera sido feliz, pero como soy una chica Curvy, que viste como un hombre y sin estilo, entonces me desprecia
—¡No he dicho eso!
—no lo dijo señor, pero lo pensó, y solo vengo a hacer mi trabajo, y lo siento, pero de aquí no me voy hasta demostrar mi capacidad como asesora, puedo garantizar que soy la mejor, además de que manejo la tecnología a la perfección
Massimo frunce el ceño, no le gusta que ella sea más lista que él. —si vas a hacer mi asesora, cambia tu forma de vestir, soy Massimo Parrow, suelo ir a eventos importantes
—lo siento mucho por usted señor Massimo Parrow, pero no pienso cambiar mi forma de vestir o de ser, por usted, pienso que es usted el que debería cambiar esa mentalidad— ella mira el reloj en su mano derecha —hemos perdido 15 minutos con 43 segundos, lo mejor es trabajar, me dijeron que el pago es bueno
Massimo tensa su mandíbula. —te recuerdo que soy el jefe
—lo será en cuanto firme el contrato, de lo contrario puedo referirme a usted como una persona normal, además, quiero los días festivos, libre, no me importa si es una día que usted tenga una reunión, los días de descanso se deben respetar, disculpe si soy tan directa
—dime tu apellido— ordena con arrogancia y ella presionó sus labios —¿Los ratones te comieron la lengua?— se cruza de brazos