AVA
-Vale, está bien Ava. Este hombre necesita una niñera y te ha elegido a ti. ¿Qué es lo peor que podría pasar?-. Suspiro dispuesta a pulsar el timbre, pero entonces retiro rápidamente la mano y respiro hondo. -Venga. Deja de ponerte nerviosa-. Voy de nuevo a por el botón, pero salto al oír una voz.
-¿Has terminado de hablar sola, Ángel?-. Miro a mi alrededor sobresaltada.
-Me estoy volviendo loca-. Susurro para mis adentros y me ajusto la bolsa al hombro.
-No, no lo estás-. La voz se ríe. -¿Cómo te llamas? -Pregunta la voz grave.
-A-Ava Smith-. Las puertas del portal se abren. -Así que voy a entrar, ¿vale?-. Levanto la vista y diviso una cámara, le hago un gesto con el pulgar y me acerco lentamente a las grandes puertas dobles.
La puerta se abre y juro que todo el oxígeno se escapa de mis pulmones.
Este hombre es una especie de dios griego. Lleva un traje negro que resalta cada músculo de su cuerpo y lleva el pelo oscuro recogido en un moño.
Vaya.
-Eres la niñera de mi hija. Me llamo Kevin, mi hija está durmiendo la siesta-. Le doy la mano y se aparta para que pueda entrar.
Una vez que ha cerrado la puerta me doy la vuelta para mirarle.
-Soy Ava-. Asiento con la cabeza.
-Lo sé, Ángel-. Sonríe.
Ah, sí. Claro que lo sabe.
-Lo siento. -Me acomodo un mechón de pelo detrás de la oreja y miro la casa de aspecto moderno.
-Tienes una casa preciosa-. Le hago un cumplido y al volver la vista me miro fijamente. -He dicho que tienes una casa preciosa-. Repito tratando de llamar su atención.
-Lo siento, gracias. Sacude la cabeza y sonríe. -Iré a despertar a mi hija, puede que esté un poco gruñona porque odia que la despierten de sus siestas-. Me informa y sube las escaleras.
Me quedo de pie junto a la puerta sin saber qué hacer.
Un par de minutos después, Kevin camina hacia mí con una niña de aspecto cansado en brazos.
-Esta es mi princesa, Lily. Lo es todo para mí-. Sonríe, pellizcando sus mejillas regordetas.
-Hola Lily, soy Ava-. Sonrío. Ella me mira y chilla, sonriéndome.
-No ve a muchas mujeres, teniendo en cuenta que solo somos ella y yo. Probablemente, piensa que eres una princesa, por eso está tan emocionada-me dice Kevin. Asiento con la cabeza y decido que es mejor no preguntar dónde está su madre.
-¡Princesa!- Grita y me tiende la mano. Miro a Kevin y él asiente con la cabeza. Le quito a Lily de los brazos y la abrazo. -Bonita-. Dice admirada, mientras juega con mi pelo.
-Tú también eres muy guapa-. Le sonrío y sus grandes ojos marrones se abren de par en par.
-¡Papá dice que yo también soy guapa!-. Me rodea el cuello con las manos y me abraza.
No puedo evitar sorprenderme de lo bueno que es su vocabulario.
-¿Cuántos años tienes, Lily? -Me levanta cuatro dedos.
-Cuatro. Es pequeñita.
-Princesa, Ava va a cuidar de ti cuando yo no esté-. Kevin se acerca a nosotros y mi corazón empieza a acelerarse.
¿Qué carajo?
-¿Te vas?- Ella frunce el ceño, sus labios empiezan a temblar y sus ojos a humedecerse.
-Sabes que tengo que hacerlo, cariño. ¿Qué ha dicho papá sobre llorar?-. Kevin frunce el ceño y le besa la frente.
-Soy demasiado guapa para llorar-. Ella suelta una risita, se limpia las mejillas y luego apoya la cabeza en mi hombro, lo que me calienta el corazón. Kevin nos sonríe a los dos.
-Ava va a cuidar de ti, Lily. ¿Te parece bien?- Ella asiente a su pregunta y luego se retuerce, deseando que la deje bajar. La pongo suavemente en pie y sale corriendo escaleras arriba.
-¡Lily, no subas corriendo las escaleras!- me regaña Kevin.
-¡A dormir la siesta!- Grita y sube las escaleras.
Kevin se vuelve hacia mí. Está mucho más cerca que antes, puedo oler su sexy perfume.
Dios, este hombre es sexy.
-Es una buena chica, solo se excita con la gente nueva. Se nota que ya te quiere-. Me sonríe y yo asiento en respuesta.
-Eres muy alto-. Le miro y se ríe.
-A lo mejor eres muy pequeña, Ángel-. Sonríe.
-Mido un metro setenta. Soy alta-. Cruzo los brazos sobre el pecho, pero me sonrojo invisiblemente cuando me mira el escote.