Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Novia del Señor Millonario
Una esposa para mi hermano
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Antes ignorada, ahora inolvidable
Resurgiendo de Las Cenizas: La Heredera a Quien Intentaron Correr
Elisabeth
No me dejes ir, me decía y resulto ser todo lo contrario, el me dejo simplemente se fue sin ni siquiera despedirse en persona, con una dolorosa carta en mis manos, he sido plantada en el altar.
Miro a mi alrededor todos mis amigos, familiares y de más. Están aquí se suponía que tenía que ser el mejor día de mi vida y resulto ser el peor, no solo quedara guardado en mi memoria, si no que en estos momentos todo el mundo sabe que Elisabeth Anderson, hija de uno de los hombres más rico del mundo ha sido plantada el día de su boda.
Con lágrimas en mis ojos emprendo mi huida, no puedo seguir aquí en la mira de todos, con la triste y patética carta en mis manos. Salgo a toda prisa de la iglesia, alguien grita mi nombre quizás mi padre, pero no presto mucha atención, al llegar a la salida me fijo que está lleno de reporteros los focos andan sobre mí, no me dejan paso estoy desesperada quiero salir de aquí, todos me taladran con preguntas, ¿es verdad que te dejo por otra? ¿Qué se siente ser humillada públicamente? - no logro decir palabra alguna sobre el tema, siento que me falta el aire, todo da vueltas estoy a punto de desfallecer.
Me hago un ovillo tapándome los oídos les suplico que me dejen en paz y no me escuchan solo quieren su primicia, alguien se abre paso entre la gente, se arrodilla frente a mí, estoy segura porque lo siento cerca, alzo la mirada para ver bien de quien se trata y es ahí cuando lo veo, cabello negro como la noche, ojos color azul tan hermoso como lo es el cielo, dice algo que no logro entender ya que estoy un poco distraída mirando sus labios que, con su piel morena, se ven de color carmesí.
Saliendo de mi aturdimiento o mejor dicho de mi admiración de todo su ser, veo como con toda gentileza me ofrece su mano ay 4es donde entiendo lo que me decía, en medio de mi ensoñación, quiere ayudarme huir de aquí.
Sin quitarnos la mirada, me quito los tacones con los que no podre correr como quiero si los sigo utilizando, Como un caballero de radiante armadura me toma de la mano, se abre paso entre los reporteros y como si de un cuento se tratara una princesa es salvada por su príncipe.
Dejándome llevar nos dirigimos al estacionamiento donde al parecer esta su auto. Ya un poco lejos de la iglesia vamos disminuyendo nuestra carrera ya estoy un poco agotada, me duelen un poco los pies por correr descalza, mientras seguimos caminando me tomo mi tiempo en inspeccionarlo por detrás, tiene los hombros anchos podría decirse que está bien ejercitado es un poco más alto que yo, con ese traje se ve muy bien, a decir verdad.
Llegamos, Abre la puerta del copiloto para mí y de inmediato reacciono cuando me indica que me suba al auto.
-N no puedo. Digo con nerviosismo
-Es enserio? dice cruzándose de brazos- esa gente llegaran pronto solo sube te llevare a tu casa. indica señalando a la iglesia.
-Eres un total desconocido para mí, estaría loca si me voy contigo- lo señalo- que tal si eres un secuestrador, le digo como si fuera obvio esto es una total locura.
Él se pasa una mano por su cabello exasperado por mi resistencia a subirme con un suspiro se gira sobre sus talones y se encamina al lado del conductor, antes de subirse me dice.