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Por Ti, No Me Arrepiento

Por Ti, No Me Arrepiento

Song Wen

4.8
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91
Capítulo

Su novio se convirtió en el prometido de su hermana. Su hermano menor la puso en ridículo solo por diversión. Cuando la mujer sintió que estaba cayendo en el abismo, un extraño vino a rescatarla. Ella pensó que él sería su salvador, pero no sabía que él la trataba como su presa. Poco a poco, sin embargo, él se perdió en su encanto, hasta quería conquistar su corazón y hacerla suya.

Capítulo 1 Drogada

En Ciudad Deandre, el Hotel Kendall era considerado el lugar más grande y lujoso de la ciudad.

Cada centímetro de su interior parecía altamente moderno y sofisticado. Incluso los baños eran resplandecientes.

Charlene Yun estaba maravillada ante aquel refinado lugar, y las comisuras de sus labios se elevaron levemente, esbozando una sonrisa. ¡No pudo evitar pensar que solo el hecho de sentarse en un baño así le causaría estreñimiento!

Miró su reflejo en el espejo, se echó un poco de agua en la cara y salió del baño.

En cuanto pasó junto a la puerta se encontró con Arnold.

La muchacha arqueó las cejas y se apoyó contra la pared, actuando como si estaba borracha. Con una sonrisa maliciosa, lo miró provocativamente.

"Arnold, ¿no deberías estar en el salón privado complaciendo a tu suegro? ¿Por qué estás aquí? ¿Quieres tener un encuentro romántico con tu cuñada? ¿Es eso?".

Casi al instante, el hombre frunció el ceño. "Charlene, no me ridiculices hablándome en ese tono. Sabes perfectamente por qué estoy haciendo todo esto".

"Ja…".

Ella se burló y continuó mirándolo adrede.

"¡Por supuesto que lo sé! Estás haciendo esto para asegurarte un brillante y prominente futuro. ¡Deberías volver al salón y arrodillarte para lamerle los pies a tu suegro!".

Al escuchar sus palabras, Arnold se sintió herido. "¡Charlene, lo estoy haciendo para que ambos podamos tener un mejor futuro!", exclamó con amargura.

La chica miró fijamente al hombre frente a ella. En algún momento, lo había amado como nunca. De hecho, lo único que quería era darle todo para hacerlo feliz.

Pero las cosas no eran tan simples.

Por el rabillo del ojo, Charlene vio una figura detrás de Arnold. E instantáneamente, la expresión en su rostro cambió.

Esta vez miró al hombre con una gran tristeza en sus ojos.

"¿En serio?", le preguntó con voz temblorosa.

"Sí, Charlene. Es a ti a quien amo".

Las lágrimas de felicidad comenzaron a deslizarse por las mejillas de la joven. Al mirar el hermoso rostro frente a él, el otro no pudo seguir conteniendo sus más oscuros deseos. Dejó escapar un leve suspiro, bajó la cabeza y acercó a Charlene hacia él para besarla.

Cuando el rostro del tipo estaba a tan solo diez centímetros del de ella, la chica levantó la mano.

"¡Clap!".

Una fuerte cachetada resonó por todo el pasillo y Arnold no tuvo ni la más mínima idea de cómo reaccionar.

Ella lo señaló furiosamente con el dedo.

"¡Arnold Su, has ido demasiado lejos! Mi hermana es una mujer preciosa. Eres muy afortunado de estar con ella. ¡¿Cómo te atreves a querer tener

una relación con ella y conmigo al mismo tiempo?! ¿De verdad eres tan codicioso como para querer

a las dos hermanas para ti?", lo acusó sin tapujos.

Arnold apoyó la palma de su mano en la mejilla donde la muchacha acababa de cachetearlo. No tenía idea de lo que estaba pasando. "Yo…".

"¡Arnold!".

De pronto, la voz de Rylee Yun se escuchó detrás de él.

El hombre miró a Charlene en estado de shock. Sus ojos se agrandaron cuando se dio cuenta de que lo habían engañado. Rápidamente quitó la mano de su rostro. Aunque se esforzó por ocultarlo, aún se podía notar la rabia en su rostro al volverse para mirar a Rylee. "Rylee, por favor déjame explicarte".

"¡Arnold!".

La recién llegada lo interrumpió nuevamente. Luego, miró a Charlene con una sonrisa sarcástica en su rostro.

"Te creo. Vamos. Papá nos está esperando en el salón".

Charlene se quedó mirando las espaldas de las dos personas mientras se alejaban. Desde donde estaba, el hombre se veía alto y la mujer era delgada. Parecían la pareja perfecta, hechos el uno para el otro. Cualquiera pensaría que Charlene era una entrometida. De todos modos, no había oportunidad para ella con él.

La chica sonrió con amargura, cerró los ojos y los siguió hasta el salón.

"¡Pum!".

En lo que pareció una coincidencia, chocó con un hombre en el segundo en el que cerró los ojos. El hombre acababa de salir del baño, cuando, de repente, Charlene cayó en sus brazos.

Ella pudo sentir lo fornido que era su cuerpo y lo bien que olía.

Por un segundo, trató de descubrir el olor. Le tomó algo de tiempo, pero finalmente descubrió que olía a bosque.

"Lo siento".

El extraño se disculpó cortésmente con voz suave y agradable, lo que provocó un leve cosquilleo en los oídos de Charlene.

Su voz era muy encantadora, como si se tratara de ángeles cantando desde el cielo.

La chica casi tuvo un orgasmo de solo escucharlo.

"No pasa nada. Ha sido mi culpa", dijo finalmente.

Charlene miró al hombre y le dirigió una sonrisa.

En el pasillo donde estaban, las luces no eran precisamente las más brillantes. Las dos personas, una mirando hacia arriba y la otra mirando hacia abajo, se miraron a los ojos por primera vez. Ambos estaban atónitos, como si la tierra se hubiera detenido para ellos.

'¡Qué mujer tan enérgica!', pensó el hombre.

'¡Qué hombre tan impresionante!', pensó ella.

Cada uno miraba maravillado al otro.

Robert Feng miró con profundo interés a Charlene.

Hace un rato, había estado en el baño. Y escuchó perfectamente la conversación entre ella y Arnold. Sabía que la mujer frente a él había engañado a ese hombre.

De hecho, inconscientemente pensó que debía ser una chica muy astuta.

Efectivamente, ella no lo decepcionó.

Charlene, por su parte, se sintió en peligro al percibir su mirada. Luego asintió con la cabeza, se distanció rápidamente y se regresó al salón.

Robert arqueó las cejas al ver su comportamiento.

La mayoría de las veces, las chicas con las que se topaba se sonrojaban y fingían ser tímidas para causarle una buena impresión. Incluso aquellas que no se arrojaban descaradamente sobre él siempre actuaban de la misma manera.

¡Pero esta mujer simplemente se había ido!

Al darse cuenta de que sus pensamientos estaban llenos de interés por esa chica, Robert se dio la vuelta y se marchó con una sonrisa.

Después de todo, las mujeres eran insignificantes en su vida.

Mientras tanto, Charlene acababa de llegar al salón. Cuando Scott Yun la vio, rápidamente puso una expresión burlona en su rostro.

"Hola Charlene, la gente como tú no va a hoteles de lujo como este, ¿cierto? ¿Acaso te perdiste?". El muchacho se burló descaradamente de ella.

"Scott, no seas grosero con tu hermana".

Jason Yun lo regañó. Sin embargo, no hubo ningún rastro de contundencia en su llamado de atención. Al fin y al cabo, él era el niño de sus ojos.

Scott resopló e intercambió una rápida y sutil mirada con Rylee.

Luego, se puso de pie y dispuso un vaso de cerveza en la mesa frente a Charlene. El vaso hizo un sonido al golpear la mesa. Levantó la cabeza para mirar a su hermana con una expresión de desafío en su rostro.

"Charlene, papá dijo que fui grosero contigo. Acepta esta cerveza como mi ofrenda de paz. Perdóname".

Cuando la chica vio la mirada hipócrita en el rostro de Scott, quiso tirarle la cerveza en la cara. No obstante, recordó que su propósito era regresar a la familia Yun y cuánto Jason adoraba a Scott. Así que se limitó a tomar el contenido del vaso de un solo sorbo.

Tan pronto como volvió a dejar el vaso sobre la mesa, Scott anunció rápidamente que era hora de irse.

Mientras la familia salía del hotel, Charlene comenzó a sentirse incómoda.

Por alguna razón, de repente sintió como si la temperatura afuera era muy alta.

Jason y Brielle Xie fueron los primeros en irse. Fuera del hotel, solo quedaron los hermanos de la familia Yun y Arnold.

Scott se volvió hacia Charlene con una expresión sombría.

"Charlene, me voy con Rylee y Arnold ahora mismo. Después de todo, no estamos en el mismo nivel, así que por favor, consigue un taxi tú misma", le dijo con indiferencia.

Al terminar de hablar, se alejó con Rylee y Arnold.

Mientras este último bajaba las escaleras, de pronto se detuvo. Pero después de darle un vistazo vacilante a Charlene, se fue con los dos hermanos sin decir una palabra.

La mujer dejó entrever una sonrisa burlona.

Ellos le pidieron a Jason y a Brielle que se fueran primero intencionalmente, solo para poder dejarla allí.

A pesar de que el clima no había cambiado, Charlene sintió que se estaba volviendo más caluroso. Abanicó su rostro mientras bajaba las escaleras.

En ese momento, un taxi se detuvo frente a ella. "Oye hermosa, ¿a dónde vas? ¿Quieres que te lleve?".

Charlene asintió con la cabeza al chofer, abrió la puerta y estaba a punto de subirse.

'¿Eh?

¿Por qué hay un hombre en el asiento trasero?', se preguntó a sí misma.

Ella se detuvo de inmediato y retrocedió.

"Olvídalo, no voy a tomar el taxi".

Antes de que pudiera decir algo más, el hombre del asiento trasero extendió la mano y la sujetó por la muñeca.

Los ojos de Charlene se agrandaron y con su otra mano arañó fuertemente al desconocido. Luego se volvió y echó a correr hacia el hotel.

Había guardias de seguridad junto a la entrada, por lo que era un lugar relativamente seguro.

O al menos, eso creía ella.

Tan pronto como se dio la vuelta, vio a dos hombres a pocos metros de distancia caminando hacia donde estaba.

Su corazón se aceleró. Se dio la vuelta y corrió en otra dirección.

Detrás de ella, varios hombres la perseguían.

Podía escuchar muchos pasos acercándose cada vez más. Sintió que la ansiedad se apoderaba de ella y se apresuró a entrar en un bar.

Dentro, habían muchas luces que parpadeaban en medio del lugar tenuemente iluminado. Charlene sintió demasiado calor en todo su cuerpo. Su visión se volvió borrosa, lo que le hizo pensar que la sonrisa en el rostro de todos era extraña. De pronto, la invadió una sensación de pánico.

Entró rápidamente, pero los hombres ya la habían seguido.

La mujer se mordió el labio tan fuerte como pudo. Luego empujó una puerta entreabierta, entró y la cerró detrás de ella.

Era el almacén.

Había un gran desorden y varias cajas de vino.

Vino…

Una expresión de sorpresa apareció en el rostro de Charlene

cuando recordó el vaso de cerveza que Scott le había dado como muestra de disculpa. '¿Acaso…?'.

Sintió una extraña oleada de calor por todo su cuerpo. En un intento desesperado por recuperar la compostura, la chica se dio una cachetada.

"¡Charlene, te lo mereces!".

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