Ava
Hablar de Ava Wilson, era lo mismo que hablar de alegría. La joven de 18 años, provenía de una familia de clase media y debido a sus excelentes notas y actividades extracurriculares, había sido seleccionada por una de las mejores universidades del país.
Para su familia, Ava era una mina de oro, pues, sería ella, con sus muchos talentos e inteligencia, quien los ayudaría a dar el salto de clase media a ricos, o por qué no, a millonarios.
Pero la joven, era una chica tan simple y tan servicial, que a pesar de no anhelar una fortuna con la misma firmeza que sus padres, se esforzaba cada día por hacer esos sueños realidad.
Ava trabajaba arduamente y sin descanso. Se despertaba temprano para ir a la escuela y así obtener créditos extras, luego impartía clases privadas a chicos menos inteligentes, y en la noche trabajaba en una pizzería para reunir dinero para su viaje de fin de curso con sus amigos.
¿Crees que estas son horas de llegar jovencita? dijo su madre señalando al reloj que marcaba las 11:30 de la noche.
Tuve que doblar turno porque una de las dependientes se puso mal y se fue. respondió ella.
En solo un mes iras a la universidad de tus sueños, y algún día seras alguien muy importante, no entiendo cómo puedes perder el tiempo en un lugar como ese. le dijo la madre, utilizando un tono, un poco agresivo.
¿Sabes con qué dinero compré la mochila que uso para cargar mis libros de la escuela? le preguntó Ava molesta. ¿Sabes con qué dinero pago mi almuerzo desde que tengo 13 años? O ¿cómo logré comprarme esa ropa tan bonita y de marca que tanto te gusta? ¿Acaso lo sabes mama?
Hija, yo balbuceó la madre.
No lo sabes, porque no lo quieres saber. ¡Hace más de 5 años que no les pido paga ni a ti ni a papá, y te atreves a decirme que estoy perdiendo el tiempo en ese lugar! Reacciona mamá, no somos ricos, tu no trabajas y papá se mata el día entero en la construcción para darte algunos de esos lujos que tanto deseas. Has depositado en mí, todas tus esperanzas, en lugar de conseguirte un trabajo. De ese modo, si no lo logro, si no cumplo con tus expectativas no será culpa tuya seguir siendo clase media, cuando la realidad es que tú nunca te has esforzado o has luchado por nada de lo que tienes.
¡Tuve que salirme de la universidad por ti! gritó su madre fuera de control. Si tu no hubieses nacido yo lo hubiese tenido todo, pero tuve que quedarme en casa cuidándote a ti y luego cuidando a tus hermanos. Si hubiese seguido estudiando ahora sería una mujer exitosa, pero en lugar de elegir mi futuro, elegí ser buena madre para ti y para tus hermanos. Tanto esfuerzo y tanto sacrificio para que fuesen a una escuela muy por encima de nuestras posibilidades, para que ahora tú de la nada digas que nunca luché por nada en mi vida.
Perdóname si mis palabras te hirieron. dijo Ava bajado el tono de su voz. Pero cada vez estoy más cansada de luchar por vivir la vida que tu planeaste para mí y de luchar por tus sueños, dejando de lado los míos.
Su madre ni siquiera pudo hablar. Ava esperó por unos segundos a que le respondiera algo, pero finalmente se dio por vencida y subió a su habitación. Se metió a la ducha, y luego se acostó a dormir, pues tenía que levantarse bien temprano en la mañana.
Mientras tanto, su madre permaneció en la sala, llorando y maldiciendo cada decisión que había tomado en su vida desde el momento exacto en que conoció a su esposo.
A la mañana siguiente, la madre les preparó un delicioso desayuno familiar, y como siempre hacia, actuó como si nada hubiese ocurrido.
Espero que les guste. dijo a su familia. Lo preparé con muchísimo amor.
Este desayuno sabe increíble cariño. dijo su esposo. No sé qué hice para merecerte.
Ni yo misma lo sé. respondió ella y rio. Pero la realidad detrás de su broma, era más profunda de lo que ninguno de los que estaba sentado en esa mesa sería capaz de entender.
Eva, que así se llamaba la madre, era verdaderamente la chica más bella, inteligente e increíble de toda la universidad. Todos sus profesores le pronosticaban un gran futuro y todos a su alrededor confiaban en que sería la mejor graduada de su clase de negocios.
Pero un día, cuando aún cursaba el segundo año de la carrera universitaria, rompió con su novio de toda la vida tras atraparlo engañándola con su mejor amiga. Esa misma noche se fue a un bar con el objetivo de beber hasta olvidar su nombre, y terminó conociendo al hombre que cambiaría su vida para siempre. Era unos años mayor que ella, pero muy atractivo. Se le notaba por encima de la ropa que era pudiente y seductor, y con solo invitarla a un trago ya la tenía entre sus manos.
Te acompañaré a casa. dijo él después de invitarla a la quinta copa. Noto que no estás bien, no deberías quedarte sola aquí.
Tienes razón. dijo ella. No estoy bien, pero tampoco estoy sola.
Dicho esto, se abalanzó hacia él y lo besó en los labios. El hombre rápidamente pidió la cuenta, y se llevó hasta su carro.
¿Estás segura de que quieres continuar con esto? preguntó él.
¿Acaso quieres detenerlo? respondió ella mientras metía la mano por su pantalón en busca de su sexo.
Él ni siquiera respondió. La metió en la parte de atrás de su auto y le ordenó a su chofer conducir hasta el hotel, donde supuestamente se estaba quedando.
Al llegar, llevó a Eva hasta la habitación sin parar de besarla. Tan caliente estaba la situación, que cuando el elevador se detuvo en el segundo piso, los que aguardaban ni siquiera se subieron, ruborizados con tanto descaro.
Una vez en el cuarto, la chica se desnudó rápidamente y lo ayudó a quitarse la ropa.
Estás loca. le dijo él.
Tienes suerte de que esté loca. afirmó ella. De lo contrario no tendrías ninguna oportunidad con una chica como yo.
Al escuchar esto, él se enfureció, tomó las riendas de la situación y se la folló con rabia. Decir que no lo disfrutó sería mentir, aun en la actualidad, Eva lo recuerda como el mejor sexo de su vida. Pero lo que vino después, acabó con ella.
¿Volveremos a vernos? le preguntó ella en la mañana.
¿En serio crees, que, sin el ambiente de un bar, una chica como tú tendría oportunidad con un hombre como yo? respondió él, en venganza por lo que le había dicho ella la noche anterior. Ahora recoge tus cosas y vete. Tengo negocios que atender.
Eva salió de ese cuarto de hotel con la moral destruida y una nueva vida creciendo en su vientre. Cuando finalmente lo notó, intentó contactar con él, pero jamás lo volvió a ver.
Con 4 meses de embarazo se reencontró con Hall, su mejor amigo de la infancia, quien siempre la había amado en secreto. Llevaban años sin verse, porque él se había apuntado al ejército, y luego perdieron el contacto. Con el dinero de su retiro había empezado una constructora, y el negocio apuntaba bien alto.
¿Eres consciente de que siempre te amé? dijo nervioso.
No lo sabía. dijo fingiendo no saber, pero la verdad es que siempre supo que se moría por ella.
Estuve enamorado de ti toda la secundaria, pero eras tan increíble y yo un perdedor, nunca me hubieses mirado. dijo él. Incluso me uní al ejército para olvidarte, pero no funcionó.
Ella sin saber que decir, sonrió.
Pero ahora soy un mejor hombre. agregó él. Ahora si soy digno de ti, o al menos creo serlo.
Lo que dices me alaga Hall. respondió ella. Pero no podemos estar juntos, yo estoy embarazada.
Hall se quedó tan sorprendido, que no supo que decir, así que soltó lo primero que le vino a la cabeza.
El padre del niño debe estar muy contento.
El padre no lo sabe. respondió ella. Y nunca lo sabrá.
Entonces, ¿planeas criarlo sola? preguntó él.
No tengo más remedio. Mis padres ni siquiera lo saben aún, no he reunido el valor necesario para decirles que su amada hija tendrá que dejar la universidad para convertirse en una madre desempleada y soltera.
No tiene que ser así. dijo él rápidamente.
¿Qué otra cosa puedo hacer? respondió ella. Estoy sola.
No tienes por qué estarlo. dijo Hall. Si quieres, si me eliges, yo puedo ser el padre de ese niño que está por venir al mundo. Yo enfrentaré contigo a tus padres, y seremos una familia. La más hermosa que jamás haya existido.
Al escuchar esto, su corazón se derritió. Había amado por muchos años a su antiguo novio, y no había obtenido nada más que mentiras, así que, por esta vez, decidió dejarse amar.
Unos días después de contarle a sus padres, se casaron y se fueron a vivir juntos. Hall fue el mejor padre que Ava pudo tener, cariñoso y atento, siempre cumpliéndole sus caprichos de pequeña y dándole los mejores consejos en su adolescencia. Luego tuvieron gemelos, una niña y un niño. Juntos, eran la familia perfecta, todos eran felices, menos Eva, que cada vez sentía más el peso de sus errores del pasado.
Y con este recuerdo en mente, Eva acompañó a sus hijos hasta la parada del autobús como lo hacía cada día, y como cada día despidió a su esposo con un beso y un abrazo, y luego regresó a la casa para ponerse a trabajar y así evitar pensar en la pena que le daba su vida.
Eva entró a la casa, tan distraída con sus recuerdos, que ni si quiera notó que su hija aún estaba ahí.
Quería asegurarme de que estabas bien antes de irme al colegio. le dijo Ava. Lamento haber sido demasiado áspera contigo anoche.
No te preocupes. respondió su madre. Es mi culpa por exigirte tanto, habiendo hecho tan poco con mi vida.
Sé que tus intenciones son las mejores. dijo Ava. Pero a veces necesito un poco de espacio. No soy tonta, y tengo bien definidas mis prioridades. Solo necesito que te eches un poco hacia atrás, y me dejes respirar. Papá lo entiende, si tan solo pudieras entenderlo tú.
A partir de hoy trataré de ser una mejor madre. agregó Eva. Seré más paciente con tus hermanos, y más comprensiva contigo. A fin de cuentas, es mi único trabajo, no puedo fracasar en él también.
¿También? repitió Ava sorprendida. ¿En qué más sientes que has fracasado mamá?
En la vida hija mía, en la vida. respondió justo antes de echarse a llorar. Tenía tantos planes, tantos sueños.