Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Destinada a mi gran cuñado
Enamorarme de nuevo de mi esposa no deseada
Demasiado tarde para arrepentirse: La heredera genio brilla
Ella se llevó la casa, el auto y mi corazón
Novia del Señor Millonario
Una esposa para mi hermano
Mi esposo millonario: Felices para siempre
La heredera fantasma: renacer en la sombra
No me dejes, mi pareja
La habitación estaba completamente oscura.
Claudia se encontraba tirada en la cama, y no se movía, como si estuviera bajo un embrujo.
¡Esta noche... se comprometía a matrimonio con un hombre de mayor edad!
Cuando escuchó que la puerta se abría, aterrada por lo que iba a suceder, cerró sus ojos del miedo.
Dicen los rumores que el tercer hijo de la familia Santos es extremadamente feo, tiene mal humor y también mala fama. Ninguna mujer quiere estar a su lado por tener todos estos defectos.
Todos en la ciudad quisieran hacerse cargo del negocio familiar de los Santos, y aun así nadie se atrevía a casarse con él.
Pero la familia Rosas, sí se atrevía.
La familia Rosas necesitaba dinero y estaban al borde de la ruina. El padre debía dinero prestado y lo estaban presionando para pagar su deuda o si no lo mataban.
Su padre no encontraba otra opción, no quería sacrificar a su hermana, y al final fue ella a quien entregó.
Dijeron que querían inspeccionar la mercancía.
¿Inspeccionar la mercancía? Eso suena muy feo. Será examinar el cuerpo. Para él, yo solo soy un objeto y nada más.
Ella sentía que él estaba entre los cuarenta y cincuenta años de edad, no se había casado ni tenía hijos. Pero eso no era ningún problema. El problema es que tiene unos pasatiempos muy especiales.
Como... ¡abusar!
Se estremeció aún más pensando en eso.
La sabana se levantó y sintió una gran mano áspera y fría, como si fuera la de un demonio salido del infierno.
¡AH!
Ella gritó del miedo.
Él se quedó en silencio por un momento, y preguntó: “¿Tienes miedo?”
La voz de él era ronca y profunda. Ella, estando en un estado de tensión, no sabía si estaba siendo cortés o no.
Al escuchar su voz, sentía que no estaba contento, así que pensó que estaba enojado.
Sabiendo que necesitaba el dinero para salvar a su padre, rechinó los dientes, tragó aire y dijo con temor: “Sí... un poco de miedo, pero puedo soportarlo...”
“Encendamos la luz, tal vez así tengas un poco más de confianza.”
Él era muy caballeroso y no demandaba nada.