Capítulo 1 Nuestra historia no fue convencional
Alessandro De Luca observo con tristeza el féretro. Con gran pesar se despidió de la mujer que creyó iba a ser su compañera de vida. Marian había fallecido, desde pequeña sufría de muchas infecciones y una gran debilidad, su salud era muy precaria.
Debido a esto, no soporto el embarazo de sus dos hijas gemelas, fue un embarazo que desde el principio fue muy complicado y no pudo llevar a término el mismo.
Alessandro De Luca, se sentía muy deprimido, no podía decir que a ellos los unía un gran amor, su historia nunca había sido una historia de amor convencional, se conocían desde niños, eran vecinos, y al irse a estudiar al extranjero, aún mantenían comunicación por teléfono y ella era feliz con sus conversaciones.
Al llegar del extranjero, Alessandro fundo su empresa separado de la de su familia, y se mantuvo alejado de Marian dado sus multiples compromisos.
No obstante, Marian y él se veían de vez en cuando, y siempre asumió que ella era la novia eterna que lo esperaba y que tarde o temprano seria su esposa, ya que no tenía tiempo ni ganas para andar buscando otra esposa, y así era más cómodo. Era una relación tranquila, no de amor de novela, pero si de amistad y confianza.
Además dado su extraña condición al tener una salud tan débil desde pequeña, Marian tampoco tenía una vida normal, fue educada en casa de sus padres y poco salía, él era quizás el único contacto con el mundo exterior.
Así que llego un momento en que Alessandro considero prudente proponerle matrimonio y con el ánimo de complacer a Marian, a sus padres les pareció bien dejar que se casaran bajo la condición que vivieran siempre con ellos en su misma casa.
Marian estaba muy animada, pues al parecer ella sentía un amor verdadero por Alessandro y lo que solo imagino en sus sueños se le estaba cumpliendo.
Posterior a su matrimonio de mutuo acuerdo, y en vista de su continuos viajes, el acepto vivir en casa de los padres de ella y aunque ellos eran muy entrometidos por su sobre protección, trataba de entenderlos por la precariedad de su salud y continuas enfermedades que presentaba Marian y además le era más cómodo así.
Por su parte, Alessandro nunca pensó en tener hijos, era demasiada responsabilidad, no era parte de su plan establecido, tener hijos no era su preocupacion, sabía de sobra que Marian no los podía tener y ella era más una amiga y compañera que una esposa, además evitaba pasar mucho tiempo con ella por miedo a hacerle daño con su empeño en tener relaciones íntimas.
Después de un tiempo de casados, Marian se obsesiono en tener un hijo, por lo cual Alessandro busco infinidad de excusas para no tener intimidad, si antes eran pocas sus relaciones sexuales, luego de ese anhelo que manifestaba continuamente, fue cada día menor su intimidad, aunque si la había, ya que ella propiciaba los encuentros sexuales, hasta que un nefasto día le dijo que estaba embarazada.
Acudieron al médico de inmediato ante la alegría de Marian y la preocupación de sus padres y alli el mismo medico les indico que bajo sus condiciones de debilidad e infecciones constantes era preferible el aborto. Marian no lo acepto y continuo su embarazo.
Alessandro pensó con dolor y rabia que nunca pensó en Marian como la madre de sus hijos, solo la vio como una amiga y compañera en su soledad, nunca quiso que se embarazara, pero su empeñó en darle hijos... la llevo a la muerte el día en que nacieron las niñas, ese dia su corazón no aguanto mas su embarazo.
Dando un vistazo a su alrededor, observo a los padres de ella, de ellos solo recibo acusaciones desde que Marian quedo embarazada. Marcelo es el que más me reclama, la madre de Marian solo llora.
— ¿Estas satisfecho?
— ¿No sé de qué hablas?
—Sabías que su cuerpo no lo soportaría, Marian nunca debió quedar embarazada y le permitiste eso, y aparte no dejaste que abortara
—Ella así lo quiso
—Quería darte un hijo, sabias que no podía dártelos por su salud tan delicada debiste hacer algo, sobre todo cuando supiste que eran gemelas, ¡Si lo hubieses hecho estaría viva!
—Hice todo lo que pude para que no saliera embarazada, Marian tenía esa obsesión, solo pensaba en eso
—No debiste permitírselo— me dice Andrea la madre de Marian— ahora mi pequeña está muerta
Me alejo, ya no tengo nada que hacer aquí, mis dos hijas prematuras están en la clínica, no sé si podrán vivir, mi deber ahora es con ellas, por ellas dos, mi esposa se ha sacrificado, debo estar a su lado.
….
Ocho años después
La vida rutinaria de Alessandro consistía en trabajar en las mañanas en su empresa y en la tarde estar en casa pendiente de sus hijas. Tenía un solo deseo insatisfecho, que sus hijas fuesen más obedientes y tranquilas
Habia contratado infinidad de cuidadoras y al tiempo renunciaban, según ellas las niñas dan mucho trabajo, desordenan sus cosas y les hacen muchas travesuras, aparentemente están muy maleducadas. Les he ofrecido mucho dinero a cambio de que se queden, pero no ha sido posible, mis hijas deciden quién se queda y quien no desde que hablan.
A mis hijas parece que no le gustan las cuidadoras bien preparadas, con varios idiomas, serias y educadas, lo que he buscado más que una niñera es un tutor. Alguien que le enseñe modales, educación, buen trato con las personas.
En eso he fracasado, quizás las he descuidado concentrándome en la empresa, también tienen la culpa mis suegros, no dejan de decirme en frente de todos que el culpable de que mis hijas estén solas sin una madre soy yo mismo, vivo con ese remordimiento desde que Marian murió. No puedo echarlos de mi casa, al final son los abuelos de mis hijas, el único vínculo que tienen con su madre ya fallecida.
No obstante, me molesta que sean tan entrometidos, que cambien mis normas, contradigan mis órdenes me reclamen sobre lo que comen mis hijas, y han llegado al punto en que las cuidadoras ya no saben quién manda en mi casa, si ellos o yo.
A eso no ayuda que mis hijas hagan de todo para llamar mi atención, y hasta en la escuela sus travesuras me han hecho acudir varias veces.
El psicólogo señala que es una etapa, que son niñas que han sido criadas con un solo padre y de paso ausente, también me dice que reciben una educación de mi parte y una educación distinta de sus abuelos maternos y paternos, y esto las confunden. Pues bien, esto se acabó hoy, ya verán.
Allí vienen las dos, no puedo evitar mirarlas con amor, son hermosas y cuando ellas quieren son unos angelitos. No puedo evitar tratarlas con guantes de seda, fueron prematuras y al principio creí que habían heredado la debilidad de su mama, gracias a Dios que no fue así, pero son idénticas a Marian, su mismo color de ojos, sus mismos cabellos, lástima que no heredaran su carácter.
Tristemente son cómplices, se acompañan una a la otra, tanto así que en el colegio no tienen más amigas, son peleonas con sus compañeros y manipuladoras conmigo.
— ¿Querías vernos papi?
La que siempre es la primera en hablar es Mariana, ella es la líder, y Alexandra la sigue en todo. La personalidad de Mariana es dominante, y Alex ama mucho a su hermana.