Federico
Recuerdo aquel día como si fuera ayer, los gritos de mis padres, el fuego, el terror y la impotencia que sentía.
Tan solo tenía doce años y no logré hacer nada contra esos asesinos. Ellos me quitaron lo que más amaba en la vida. Me quitaron a mis padres y me robaron mí infancia.
Mí madre era lo único que tenía en el mundo. La única persona que me amaba y me entendía, no es justa la forma en la cual la arrancaron de mí lado y apagaron su vida.
Papá no era un hombre perfecto, pero nadie merece morir de esa forma tan horrible. Esos infelices lo obligaron a presenciar la canalla que le hicieron a mamá y luego encendieron un cerrillo acabando con su vida.
Pero ya no soy ese niño débil e inocente, ahora soy un hombre. Soy el hombre que acabará con cada integrante de esa maldita familia. No quedará ninguna persona con la sangre Montenegro sobre está tierra, no tendré piedad y los acabaré uno por uno.
—¿Estás listo? — Me pregunta mí abuela mientras se acerca lentamente hacía mí.
Me encuentro observando la fotografía de esa familia feliz. Me repugna ver a ese maldito asesino y a sus hijas.
Principalmente a Isabel, es increíble el parecido que tiene con su madre. Tiene su sonrisa, sus ojos y su cabello, nunca olvidare que ella fue la causante de la desgracia de mí familia y principalmente de mí madre.
—Si estoy listo, abuela, los acabaré uno por uno.
— No me contuve y arrugue la fotografía
—Nunca olvides que por culpa de esa familia te quedaste huérfano. Esa mujer se interpuso entre tus padres y provocó una tragedia, por su culpa te quedaste solo.
Ni Rogelio ni Julia están en este mundo para pagar, pero su hija está viva y ella será mi objetivo. Me encargaré de que Isabel Montenegro desee estar muerta, haré de su vida un infierno hasta que me suplique que acabé con su miserable vida.