Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Novia del Señor Millonario
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
El réquiem de un corazón roto
El dulce premio del caudillo
Los Mellizos del CEO
Yo soy tuya y tú eres mío
Renacida: me casé con el enemigo de mi ex-marido
—¡Meli!—exclamó mi esposo, estaba debajo de la escalera.
Yo estaba intentando bajar una rama, sobre el techo. Habíamos tenido un fuerte temporal, varios árboles se habían caído a nuestro alrededor. Por lo tanto, habíamos estado una semana entera limpiando alrededor de nuestra casa.
—¡Ahora bajo!
—Me tenías preocupado,me hubieses esperado-dijo Emilio,lo abracé con ternura, aspirando su aroma.
—Lo lamento,solo quería ayudar.
Era el siglo 20, estábamos en plena revolución. Por suerte emilio trabajaba siendo un gran artista. Ser ama de casa, me agradaba además que tenía una gran huerta cuál cuidar.
Más tarde estábamos los dos caminando tomados de la mano, avanzando hacia el parque más próximo. El sol se reflejaba,en los lentes de Emilio,quien a su vez los apartaba.
—Hoy es un dia caluroso,amor.
—Lose mi cielo.
Cuando llegamos había bastante gente, debajo de la sombra de los árboles. Algunos niños se refugiaban en los brazos de su mamá, y otros jugaban pelota en el césped. Los miré con un dejó de ilusión, estábamos intentando formar una familia. Pero aún no lo habíamos conseguido.
Una sombra de tristeza me invadió el rostro.Emilio me preguntó:
—¿Pasa algo?
—Solo veo los niños y...—dije aquello y suspiré.
—Tranquila, serás la mamá más bonita.
—¿Tu crees?,hace dos años estamos intentado,sin resultados.
—Solo ten fe.
—Si...
Apoye mi cabeza en su hombro con nostalgia. Unos minutos más tarde, me sentía serena apoyada en el. Emilio, tomo un libro y comenzó a recitar en voz alta:
—Aquella preciosa mañana, Catalina movía su abanico de manera desenfrenada. El sol azotaba su piel, sin ningún tipo de medida. Eduardo, la contemplo en silencio desde el otro extremo de la mesa. Ambos estaban en un juego de miradas del cual ninguno quería perder.
—Me agrada escuchar tu voz cariño-pronuncié aquello.
Más tarde nos habíamos levantado de aquel césped frondoso, Nos dirigimos a la casa. Yo debía regar unos cultivos, y Emilio tenía que terminar algunos trabajos.
Cuándo ingresamos me parece extraño, ver rondar a un hombre con un traje de color marrón y un sombrero. Nunca lo había visto por este vecindario, del cual la mayoría nos conocíamos. Por eso verlo, me dio un sentimiento de inquietud.
Cuándo se marchó pude suspirar relajada. Para intentar no preocuparme en demasía, comencé a preparar una mermelada de frambuesa. Primero había preparado a la leña para calentar el azúcar, y ya me encontraba preparando.
A la mañana siguiente ya tendríamos una sabrosa mermelada casera, saqué el anterior tarro,se había terminado. Le había obsequiado algunos a mis vecinos más allegados, Emma vivia al lado de nuestra casa, era una amiga desde hace muchos años. Camila era una vecina del frente, se había mudado hace poco tiempo a nuestro vecindario.
—¡Que buen aroma!-exclamó Emilio.
—Gracias, ya no quedaba.
Mientras estaba revolviendo, Emilio me abrazó por detrás y beso mi cuello con dulzura.Giré con una sonrisa en el rostro,besando sus labios.
Emilio se había marchado para entregar unos cuadros,en otra ciudad. Por lo tanto me encontraba sola en mi gran casa,decidí ir a cosechar algunos tomates que habían quedado en las plantas.Se acercaba el invierno y los frutos comenzaban a desprenderse.
A través de la cocina,pasé por un pasillo.Tenía una puerta de metal con apertura,al estar afuera divisé los plantines.Una corazonada extraña me invadió,aquellas plantas no tenían ningún tomate.Me pareció extraño,porque hasta el día de ayer la planta rebozada de los mismos. Miré confundida por debajo de ellas, pensando qué tal vez se hubieran caído.Al contrario no había absolutamente nada,ni siquiera el rastro de algunas hormigas que pudieran haberselas comidas.
Dudosa aún, intenté despejar mis ideas.Tal vez,mi marido las había cosechado en la mañana cuando no lo vi salir.Aunque ese atrajo,me parecía extraño.
Caminé por la casa un lado a otro,alejando aquellos pensamientos de mi mente.Regrese a la huerta y coseche los morrones que estaban maduros, al igual que algunos zapallos estaban sobre el suelo.
Cuando entré,todos aquellos verduras las acomodé en una gran cesta que tenía dividida por sector. Comencé a limpiar la casa. Aún estaba algo confundida por lo que había ocurrido, pero decidí dejar de indagar en mi mente y continúar con la tarea de la limpieza.Cuando había pasado aproximadamente una hora,mi casa había quedado reluciente.Decidí sacar la basura,por lo general pasaban al mediodía y también en la noche por eso este era un buen momento para hacerlo.
Cuando lo hice,me sorprendí en sobremanera al contemplar en la lejanía de la otra calle.Un hombre desconocido con el sombrero y el traje de color marrón claro.Se situaba parado sin moverse ni un solo centímetro.Su mirada parece estar puesta en dirección a mi casa.Eso me me aterró,cerré las cortinas del frente y me refugié adentro luego de poner todo con llave.