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Cegado por un Ángel Falso
Gavin Sofía, una bailarina de espíritu indomable, se ve forzada a casarse con un rico heredero en coma para salvar la bodega familiar.
Su corazón latía por Mateo, el guardaespaldas de su padre, pero él solo tenía ojos para su hermanastra Isabela, la favorita de su padre.
Mateo, ciegamente obsesionado con la apariencia inocente de Isabela, creía que ella era la bailarina del vestido rojo de la que se enamoró años atrás.
Sofía soportó años de rechazo y humillaciones, observando a Mateo proteger a Isabela con devoción, incluso cuando Sofía, herida, era ignorada.
Isabela, mientras tanto, se jactaba de su cruel manipulación y de usar a Mateo como un "perro poderoso".
¿Cómo podía Mateo, a quien amaba, ser tan cruel y ciego frente a esa impostora "angelical"?
Con el corazón roto por la injusticia y la traición, Sofía decide romper con todo y escapar de esa vida tóxica.
Lo que ella no sabe es que Mateo, el multimillonario heredero de un imperio bancario, está a punto de descubrir la verdad: ¡la bailarina del vestido rojo que le robó el corazón siempre fue Sofía!
Y que Isabela, con su maldad inimaginable, ha manipulado sus vidas desde el principio. La Esposa Tierna decepcionada
Gavin El informe del laboratorio se sentía frío en mis manos.
Letras nítidas: mi hija, Valentina, no podía ser nuestra.
Mi mundo, un mural vibrante de colores y amor, se hizo añicos.
El médico confirmó la pesadilla: era genéticamente imposible que Alejandro y yo fuéramos los padres biológicos de Valentina.
Un intercambio.
Un horror indescriptible.
Caminé como una autómata.
Luego, escuché la verdad, una verdad monstruosa que me heló la sangre: mi esposo, Alejandro, y su amante, Isabel, habían orquestado un cambio de bebés.
Y no solo eso, ¡él me había inyectado anticonceptivos para esterilizarme!
Pero el golpe final fue saber que mi verdadero hijo, Mateo, había sido asesinado y preservado en un barril de aguardiente.
Fui confinada, humillada públicamente por Isabel en una fiesta, y forzada a una extracción de médula ósea para "salvarla" a ella, una farsa más para robar otra parte de mí.
¿Cómo pude ser tan ciega?
¿Cómo pudieron mis seres más cercanos ser tan monstruosos?
Cada revelación me pulverizaba, me convertía en una histérica para el mundo.
Mi cuerpo, mi maternidad, mi alma... todo fue profanado.
Me vaciaron por completo.
Pero cuando Isabel se regodeó de mi dolor, presionando mi herida abierta, el hielo se rompió.
En ese charco de mi propia sangre y desesperación, la furia, fría e imparable, resurgió.
Ya no había nada que perder.
Me liberé, y en la oscuridad, una señal de ayuda de Javier, un arquitecto que conocí en México, se convirtió en mi única esperanza.
Esto no era un final, era mi renacimiento. Perdí y Recuperé El Amor en La Misma Noche
Gavin Sofía, una restauradora de arte, encontró un nuevo propósito al casarse con Javier, el arquitecto ciego al que cuidó y cuya vista fue restaurada por las córneas de su difunto prometido, Mateo.
Para ella, su matrimonio era una forma de mantener viva la esencia de su amor perdido, viendo el mundo a través de los ojos de Javier.
Pero en su quinto aniversario, la fachada se derrumbó con una traición pública: Javier, riéndose de ella, besó apasionadamente a su exnovia, Valentina.
Lo que siguió fue una espiral de humillación y crueldad, con Javier despreciándola abiertamente y Valentina regodeándose en su dolor.
La tragedia alcanzó su cima cuando Sofía, embarazada, fue forzada por Javier, engañado por una falsa emergencia de Valentina, a donar sangre, causando un devastador aborto.
En esa helada camilla de hospital, Sofía perdió a su hijo y la última chispa de esperanza, comprendiendo que para Javier, ella era solo un "problema útil", nunca amada.
¿Cómo pudo el hombre al que había rescatado de la oscuridad convertirse en un verdugo tan despiadado, asesinando su futuro?
¿Y qué oscuro y calculador plan se escondía detrás de la sonrisa de Valentina, empeñada en destruirla a cualquier costo?
Pero la Sofía sumisa y rota murió con ese bebé no nacido.
Ahora, con el dolor transformado en fría determinación y una verdad devastadora en sus manos, está lista para desatar una venganza meticulosamente calculada y reclamar su libertad. Traicionada por Mi Escudo
Gavin Mi vida giraba en torno al flamenco, el legado de mi madre, Elena Vargas, hasta que su muerte trajo a Sofía y a su madre a casa, convirtiendo mi hogar en un campo de minas.
Para protegerme de aquel ambiente hostil, contraté a Alejandro Gallardo, "El Halcón", un guardaespaldas implacable que prometía lealtad.
La pesadilla comenzó cuando Sofía rompió el abanico de mi madre, mi último recuerdo, y tras humillarla públicamente, los hombres de Alejandro me secuestraron.
En un cortijo abandonado, mi supuesto protector ordenó destrozarme los tobillos y las muñecas con una fusta, acabando con mi futuro como bailaora.
El dolor físico era insoportable, pero la verdad de la traición me aplastó: el teléfono para pedir ayuda estaba sin batería y sin SIM, una burla cruel orquestada por él.
Mis gritos en la bodega, donde me encerró días sabiendo mi claustrofobia, fueron ignorados mientras mi padre y mi hermano, Mateo, me daban la espalda, eligiendo a mis verdugos.
Cegada por la desesperación, me preguntaba cómo pude amar al monstruo que había acogido en mi casa, al hombre que convirtió mi vida en un infierno, quitándome todo lo que valoraba.
La esperanza se volvió ceniza, dejándome con un vacío inmenso y un único deseo: la muerte, mi única escapatoria de su control y la crueldad de mi falsa familia.
Pero la humillación final encendió una nueva fuerza en mí: en la fiesta de cumpleaños de Sofía, aunque lisiada y con el cuerpo roto, desvelé su farsa y la barbarie de Alejandro ante todos.
Con un grito y un acto de autoflagelación, expuse sus crímenes y el vídeo de cómo mi madrastra incitó la muerte de mi madre, rompiendo oficialmente lazos con la familia Montoya.
Ahora, aunque marcada por la batalla, había elegido vivir y vengarme, buscando un nuevo camino y una verdadera protección junto a Javier Crespo. Adiós, Amor Falso: Bienvenida al Imperio Vargas
Gavin Llevaba ocho años con Javier, una bailaora de flamenco esperando que la promesa de matrimonio se materializara tras conseguir el gran contrato de arquitecto que lo consagraría. Hoy, lo había logrado, y yo, ilusionada, aguardaba la llamada que confirmaría nuestros planes.
Pero en lugar de una cena de celebración, él llegó eufórico, sin mirarme, llamando a otra mujer, ¡Sofía!, su "musa". De repente, me preguntó por la peineta de mi abuela, una preciada reliquia familiar, para que ella la usara. Mi corazón se heló con la verdad.
Me humilló con su indiferencia, minimizando mi dolor y mi arte flamenco. Más tarde, vi el horror en directo: Javier, con la peineta de mi abuela, arrodillado ante su "musa" proponiéndole matrimonio.
Cuando confronté la traición, esa peineta, símbolo de mi linaje, fue destrozada sin piedad, y luego, mi ex intentó reemplazarla con una falsa réplica. El mundo se me vino abajo, sentí toda mi dignidad pisoteada.
¿Cómo pudo este hombre, a quien di ocho años, ser tan ciego, tan cruel? ¿Reducirme a una "tonta" a la que podía manipular? La ira y el asco me invadieron al ver su descarada duplicidad y la superficialidad de su nueva "novia".
En medio de mi desesperación, tomé una decisión que cambiaría mi vida para siempre.
Marqué el número de Mateo Vargas, el poderoso y enigmático heredero de una dinastía andaluza que llevaba años esperándome. A su antigua oferta de matrimonio, finalmente respondí: "Sí, quiero casarme contigo".
Javier, que me creía destruida, se encontró en mi boda con una Isabela renacida, respaldada por un poder que él jamás podría imaginar. ¿Podría el ex arquitecto sobrevivir a la furia de los Vargas? La Boda que Nadie Esperaba
Gavin Mi vida olía a uva fermentada y tierra húmeda. Como hija de un renombrado bodeguero de La Rioja, mi futuro parecía trazado.
Pero en mi vida pasada, ese futuro fue mi tormento: un matrimonio arreglado con Alejandro, el hijo del alcalde, un hombre que me aborrecía por haberle separado de su amor, Sofía. Su resentimiento se convirtió en veneno, que terminó por destruir a mi familia, quebrar nuestra bodega y romper el corazón de mi padre, quien murió de pena.
Yo terminé mis días sola y rota, mientras Alejandro seguía llorando por Sofía, quien murió joven y se convirtió en su mártir personal. Era una crueldad indescriptible. ¿Cómo pudo la vida arrebatarme todo por el capricho de un hombre ciego de odio?
El destino, con su ironía, me ha dado una segunda oportunidad. Hoy es el día de la vendimia, el día exacto en que todo comenzó. En mi vida anterior, lancé mi corona de flores a Alejandro, sellando mi desgracia. Esta vez, elijo mi propio camino.
Cuando llega mi turno, lanzo la corona al azar, sin mirar a nadie. Alejandro, como esperaba, se lanza a por la de Sofía. Mi corona, ajena a todo, cae en manos de un humilde jornalero. La multitud murmura, mis padres palidecen.
Pero camino hacia él con la cabeza alta. "Acepto." Porque esta vez, mi venganza no será destruirlos, sino vivir una vida próspera, libre de su veneno. La Traición de Mi Prometido: Mi Héroe, Mi Verdugo
Gavin Mi vida era un cuento de hadas, forjado entre los lujos de Bogotá y el amor profundo que sentía por Alejandro Rojas, el leal jefe de seguridad de mi padre y mi flamante prometido.
La noche de la gran gala benéfica de la Fundación Nuevo Amanecer, con el preciado anillo en mi dedo, sentía que lo tenía todo.
Pero bajo las luces cegadoras, Alejandro sacó una placa de la DIJIN y su voz, antes de amor, tronó una acusación helada: mi padre, el respetado filántropo, era un narcotraficante y criminal de guerra.
El caos estalló y, en un instante de horror, fui disparada por su lealtad, cayendo mientras mi mundo perfecto se desintegraba a pedazos.
Desperté en un hospital estéril, el dolor de mi hombro pálido ante la cruda verdad: Alejandro, el hombre que amaba, me confirmó sin piedad que siempre fui solo una "herramienta", parte de una "misión", un objeto desechable.
Me sentía sucia, humillada, la hija de un monstruo, y cada mirada a mi alrededor, cada palabra de su fría exnovia Elena, confirmaba que no era más que daño colateral.
Él me bloqueó, me ignoró, sus ojos vacíos me atravesaron como si fuera invisible, dejándome sola y rota.
¿Cómo podía el amor de tres años, las noches compartidas, la promesa de una vida juntos, no significar "nada"?
¿Cómo el hombre que me salvó la vida podía ahora destrozarme el corazón con tanta crueldad, llamándome la "hija de un asesino" mientras el misterioso número 734 revelaba la impensable traición de mi padre contra mi propia madre?
Mi héroe era un monstruo, mi amor, un verdugo, y la verdad se había retorcido hasta volverse irreconocible, dejándome ahogada en un océano de dolor y de preguntas sin respuesta.
Pero entre las cenizas de mi mundo en ruinas, una chispa de rabia y un oscuro secreto materno-mi madre había sido una valiente infiltrada asesinada por mi padre-encendieron el fuego de una venganza implacable.
Ya no era Sofía Vargas, la niña rica traicionada; ahora era "Luna", la "adicta" infiltrada en las fauces del cartel de "El Espectro", dispuesta a sacrificarlo todo para vengar a mi madre y purgar los pecados de mi padre, aun si eso significaba mi propia destrucción. Cuando la Verdad Duele Más que la Traición
Gavin El día de mi sentencia, el cielo estaba gris y el aire, pesado.
Llevaba un año en esa celda, acusada de un crimen atroz: el asesinato de la familia De la Vega, la misma que me salvó la vida y me dio un hogar.
La sala del tribunal era un hervidero de odio, susurros de "¡Monstruo!" y "¡Mátala!" me perforaban el alma.
Mateo, el único superviviente, se erguía ante mí, sus ojos antaño llenos de amor, ahora ardían con una furia helada.
Me obligó a tragar la "Lágrima del Alma", una planta ancestral que revela los recuerdos más profundos.
La primera visión, proyectada para que todos la vieran, mostró cómo el joven Mateo me encontró moribunda en un callejón y cómo su familia, con Don Alejandro y Doña Isabel a la cabeza, me acogió y me amó como a una hija.
La multitud estalló en gritos de indignación, confirmando su veredicto: yo era una serpiente ingrata que mordió la mano que la alimentó.
El odio de Mateo se profundizó, y Carla, la dueña de la minera que destruyó mi aldea, susurró veneno a su oído, calificándome de pura oscuridad.
¿Cómo podía alguien que recibió tanto amor cometer tal atrocidad?
¿Era yo realmente un monstruo, incapaz de sentir gratitud?
Pero mi silencio, impuesto por un veneno que Carla me había inyectado, ocultaba una verdad mucho más compleja.
Mateo, atormentado, exigió más, sin saber que cada recuerdo revelaría no solo mi historia, sino también la siniestra manipulación detrás de la tragedia que nos destruyó. La Musa Rota del Bailaor
Gavin Una vez fui la musa del célebre bailaor Javier Reyes. Nuestra vida en Sevilla era el cuento de hadas perfecto, admirado por todos.
Todo se desmoronó: una foto revelaba su abrazo con otra. Mi collar, idéntico al de Sofía Moreno, su bailaora estrella. Una noche, los oí, él susurrando que ella era su "verdadero duende".
Las mentiras y manipulaciones me asfixiaron. Luego, el milagro: estaba embarazada. Pero en un cruel accidente, él la salvó a ella y a su hijo a costa del nuestro. Perdí a mi bebé.
La verdad me golpeó: yo no era su musa, sino un accesorio en su teatro de engaños. La traición, la pérdida y su hipocresía pública encendieron una furia gélida. ¿Cómo pude amar una mentira tan vil?
Dejé mi anillo y escapé. Pasaron años, reconstruí mi vida y hallé nueva esperanza. Pero Javier, obsesionado, me encontró. Tras una confesión grabada, me secuestró. Cautiva, me obligó a ser la "madre" de su hijo con Sofía. ¿Hasta dónde seré forzada a llegar para escapar de esta pesadilla?