Novia del Señor Millonario
Mi esposo millonario: Felices para siempre
Ese príncipe es una chica: La compañera esclava cautiva del malvado rey
El arrepentimiento de mi exesposo
Extraño, cásate con mi mamá
Los Mellizos del CEO
El dulce premio del caudillo
El réquiem de un corazón roto
Yo soy tuya y tú eres mío
El gran regreso de la heredera despechada
— ¿Y qué piensas?
Sin duda que la época que más les sentaba bien a los alumnos era cuando dejaban un poco de lado los libros en sus horas libres.
Era una escuela amplia con maestros relajados, así que no vendría tanto al caso que estos reprendieran a los alumnos por tomarse un pequeño descanso por ahí en sus horas libres… o algo parecido a eso.
— ¿Qué es lo que pienso sobre qué? -Respondió el chico castaño después de un leve suspiro al apagar la pantalla de su celular-
Al parecer la hora libre era lo bastante buena como para tontear en la clase de educación física de su amigo Asher.
O al menos eso trataba de pensar Argus. Después de todo su estancia en la institución no le estaba sentando del todo bien. Comenzaba a extrañar mucho los brazos y consejos de su madre los cuales perdió después de que meses atrás convenciera a sus padres de cambiarlo a una escuela con mejores recursos en la ciudad junto a sus amigos.
Que mejor excusa que esa para no hablarles de la chica que intento perseguir para llevar un mejor noviazgo y que a los pocos meses esta lo abandono.
— ¿Qué piensas de las chicas haciendo ejercicio? Estoy envidioso de su excelente condición física, incluso después de sus rutinas tienen aliento para terminar contigo -Dijo con una gran sonrisa para después soltar una gran carcajada en la cara del castaño-
—Agh… otra vez con lo mismo -Respondió molesto tras fruncir el ceño y chasquear su lengua-
Claro que cuando sus amigos se enteraron de la noticia lo confortaron, sin embargo, al ser un tema tan viejo, poco a poco este comenzó a ser material cómico para ellos.
— … Solo fue una pequeña broma. Ya supérala y busca a alguien más
— Como si eso fuera tan fácil -Contesto al ponerse de pie y salir del lugar con unas grandes zancadas-
No eran aun los mejores días para un Argus soltero, y no era que sus amigos tuvieran la culpa por hacer chistes sobre ello, el tema a tratar era él mismo, ya que en sus planes nunca estuvo terminar ese noviazgo.
Estaba encaprichado con el tema aun cuando la chica fue cruel durante todo el tiempo juntos.
¿En qué estoy pensando? -Se pregunto a sí mismo aun molesto. Cerro sus ojos y tomo un pequeño respiro tras azotar fuertemente la puerta detrás suyo.
Era claro que todos conocían al respecto del por qué no dejaba de mirar su celular o sus salidas nerviosas de los lugares donde estuviera su ex novia con su nueva pareja.
Sí… para él era una costumbre hacer ese tipo de acciones repentinas en las que solo desaparecía, por lo tanto, no es que prestara mucha atención a su alrededor. La escuela era muy grande de todas formas para encontrar aglomeraciones de personas que no fueran otro lugar más que la cafetería.
El único inconveniente ahora era que el timbre que marca el fin de su hora libre sonaría muy pronto, así que por obvias razones con el tema de sus “no tan buenas calificaciones” tenía que estar por lo menos presente en clase.
Las opciones eran simples y no muy complicadas, podría esperar el timbre en su asiento o en alguna de las bancas esparcidas por todo el campus.
¿Eso en verdad era lo correcto? -Se pregunto a sí mismo. Cerro sus ojos nuevamente y levemente suspiro.
¿Qué era lo que de verdad lo mantenía en ese lugar?
Sus amigos eran fantásticos, sus noches ahora eran muy divertidas desde que su ex novia había decidido no estar más con él, incluso su dinero por primera vez estaba siendo empleado para comida y pasajes… pero aun y con todo eso existía un vacío que lo hacía sentir insatisfecho consigo mismo, era como si sus piernas fueran atadas y su orgullo lo limitara a mirar solo la pantalla de su celular. ¿No era mejor solo darse un tiempo fuera de esa atmosfera? Incluso si eso significara decepcionar a sus padres.
Aun cuando lo haya pensado demasiado, incluso en las excusas para sus padres, no podía permitírselo. Argus era... ¿cómo decirlo?
Un cobarde.
Argus miro hacia adelante aun con la mirada perdida. Su vista divago por algunos segundos entre el extenso pasillo color hueso, miro con detenimiento las pinturas colgadas en la pared y su vista bajo lentamente hasta un contenedor de basura que estaba hasta el tope.
Exactamente una pequeña bola de papel que había caído de este.
No es que el chico estuviera interesado en la limpieza del lugar, sin embargo, algo en su subconsciente lo guío hasta ahí y lo hizo inclinarse para tomar la pequeña pelota para después ponerla dentro de lo que se suponía que era su lugar indicado.
Pero al momento en que volvió a erguir su cuerpo, una segunda cayó al suelo.
— ¿Ah? -Exclamo confundido y alzo nuevamente su rostro-
La pelota de papel de recién había sido lanzada por alguien, no había resbalado de la cima del contenedor.
¿Ahora estaba interesado o solo molesto?
— ¿Quién está ahí? -Susurro a regañadientes al mismo tiempo en que empujo la puerta-
Misma que cedió golpeando a su paso una pequeña y robusta espalda a su paso haciendo que la persona tuviera un pequeño sobresalto al contacto.
— Así que tú eres el de las hojas de papel -Balbuceo por segunda vez para sí mismo y empuño la hoja entre sus manos-
Podría haber jurado que podría reprender a la persona dentro con alguna broma tonta, después de todo Argus era casi amigo/conocido de todos en la escuela. Pero esta vez le fue imposible recordar a alguien con esa complexión o vestimenta entre sus recuerdos.
Parecía ser un chico con un pequeño cuerpo regordete con extraña apariencia de un suéter con algunas tallas arriba que la suya, su postura incluso era mala en el lugar donde se encontraba sentado con un lápiz y borrador en mano. Al parecer escribía algo en una bitácora.
— ¿Buscas algo en particular? -Pregunto nerviosamente con la mirada baja y estiro pausadamente su brazo- Perdón por tener que molestarte
— A-ah no...solo...-Tartamudeo y paso su mano torpemente detrás de su cabello- En verdad no tenía planeado que tu escucharas eso...-Dijo por último antes de soltar una pequeña risa incómoda-
¿Qué más podía decir?