‹‹ ¿Estaré tomando una buena decisión? ››, pensó Verónica mirando desde la ventanilla del avión que la llevaría a España.
Gracias a su medio hermano, tenía la oportunidad de experimentar una nueva vida lejos de su país y de la ciudad que le recordaba día a día su peor pesadilla. La pérdida de sus seres más amados la dejó sin fuerzas y peor aún, deseaba haber sido ella la que perdiera su vida en vez de los demás.
No era fácil para ella, después de todo terminó siendo hija única por parte de su madre, pero por parte de su padre tenía 2 medios hermanos; José y Anaís. A pesar de no ser hijos de la misma madre, los amaba incondicionalmente.
El día menos esperado, conoce a un hombre que trata de acercarse a ella y al descubrir la verdad sobre su tristeza, trata de que su vida comience a tener sentido y la ayuda a liberar el dolor, dejando en su corazón los buenos momentos.
Capítulo 1
Me encuentro en el aeropuerto de mi país natal, Venezuela. Me despido de mi madre, la mujer a la que estoy agradecida por tanto apoyo que me ha brindado en este tiempo tan difícil. Sé que a ella también le afecta toda esta situación, pero pretende ser fuerte para darme fuerzas. A veces las madres son así, ¿cierto? Buscan dar lo mejor de ellas mismas a sus hijos, y eso es lo que ella está haciendo en estos momentos. La amo con todo mi corazón y me duele dejarla, pero no puedo llevarla conmigo este preciso instante.
—Te llamaré apenas llegué mami —espeto con un nudo en mi garganta.
—Está bien tesoro, cuídate mucho por favor, estaré esperando tu llamada.
Nos abrazamos muy fuerte y le doy un beso en su mejilla. Me dirijo a la puerta de embarcaciones y comienzo a caminar por el pasillo que me lleva hasta el avión que debo abordar. Una vez adentro, comienzo a buscar mi asiento, al encontrarlo, guardo la pequeña maleta de mano y tomo asiento. Miro a través de la ventana pensando en todo lo que estoy dejando atrás.
(…)
Después de casi 10 horas de vuelo llego a mi destino, Madrid. Bajo del avión y me dirijo a donde debo retirar mi maleta. Miro curiosa a todos lados y veo a personas de todo tipo. Cerca de mí está una niña como de 7 años con su mamá preguntándole cuánto tiempo esperarán por su equipaje. Al verla, los ojos comienzan a picarme y una lágrima comienza a caer.
En ese momento, el equipaje comienza a salir por la máquina y me seco la lágrima. Recojo mi maleta y camino hasta la salida. Una vez me encuentro en la puerta, miro a todos lados en busca de mi hermano, y mi corazón da un brinco de alegría al notarlo junto a mi hermana y su mamá, ellos tienen una pancarta de bienvenida y yo me quedó asombrada.
—Pensé que venías tú solo —le hablo a mi hermano dándole un gran abrazo.
—Sí así era, pero Ani no aguantaba las ganas de verte y se me pegó como una garrapata —yo sonreí ante su comentario y sin perder tiempo me dirijo hacia mi hermana, rodeándola con mis brazos y dejando un beso en su mejilla.
—Hermana, bienvenida estoy súper emocionada de que estés aquí con nosotros, te extrañe tanto —susurra pegada a mí.
—Yo también los extrañé mucho mi princesa.
— ¡Hola, Vero! —Me saluda Paula, la mamá de mis hermanos.
—Hola, Pau tiempo sin verlos. ¿Cómo están? —Interrogo con cortesía.
—Todo bien. Aquí acompañando a los muchachos, estaban locos porque llegarás.
Medio sonrío ante su comentario, en realidad mis hermanos y yo somos muy unidos. Aunque más mi hermano y yo. Se entiende mejor conmigo que con su mamá y no lo culpo, lo entiendo a la perfección, él pudo apreciar desde pequeño que nuestro padre es un mujeriego empedernido y jamás dejará de serlo. Su madre hizo lo imposible para que se quedara con ella y mi hermano no lo aprobaba. En cambio mi hermana era muy pequeña para darse cuenta de eso y es más apegada a ella.
Caminamos hasta la salida del aeropuerto y nos dirigimos al estacionamiento donde se encuentra la camioneta de mi hermano. Me siento del lado de la ventana para perder mi vista entre todas las calles hermosas que tiene este país. En mi vida solo había ido a Colombia, el país vecino. Nunca había ido a otro y realmente me encanta lo que ven mis ojos.
En el camino hablamos de todo un poco, sobre el trabajo de mi hermano, los estudios de mi hermana, me preguntan por mi mamá y les digo que espero traerla pronto para que esté conmigo. Mi hermano me comenta que el lunes comienzo en el trabajo y eso me emociona.
Les cuento un poco... La familia de mis hermanos vive muy bien en este país, tienen su propia empresa de SPA, tratamientos con láser y peluquería. Mi hermano administra uno de ellos y yo trabajaré allí, aprenderé de todo para no estar fija en una sola área. De esa forma, ganaré más dinero y reuniré para comprar el pasaje de mi mamá mucho más rápido.
Realmente estoy aquí porque mi hermano me envió el dinero y también porque lo vieron necesario todos ‹‹su familia y la mía››, de que yo viniera a despejar la mente de todo lo que me ocurrió. Así que bueno, aquí estoy.
Llegamos a un bello edificio que es un conjunto residencial y mi hermano estaciona el automóvil.
—Qué bello es todo esto —murmuro encantada.