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¿La Palabra con E?

¿La Palabra con E?

DMOR2196

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Capítulo

Un hombre completamente reacio a un momento único, momentos que había dejado pasar a lo largo de su vida con apenas 40 años de edad y sí a esa edad todavía no había podido terminar de descifrar aquella palabra que tanto le estaba formando problemas a lo largo de su vida y que no, no precisamente podría ser una palabra mala sino una palabra que podía generarle miedo y muchas confusiones puesto que él no se habría tomado la molestia de abrir un poco más sus expectativas para poder hacer ver que no era más que una simple palabra en un diccionario y que lo haría feliz. Gerardo Pinilla, un hombre de 40 años de edad, de tez clara y que se había recibido de Periodista en Tenerife, había podido terminar de estudiar su carrera tan ansiada y llegar a establecerse a lo largo de su vida en un país que, no tan desconocido para él ya que tenía raíces españolas, pero teniendo la certeza de que su manera de hablar provenía de su país de nacimiento, el tricolor de Venezuela, siendo el que lo acogió durante más de 30 años de su vida hasta que tomó la difícil decisión de emigrar. Problemas familiares, muertes tempranas tomadas en consideración que cambiaron mucho la manera de vivir de su persona, habían hecho que él, Gerardo Pinilla fuese una persona mucho más cerrada de lo común, con un círculo demasiado cerrado en cuanto a amistades se refiere, abocado a su trabajo y que no había hecho más que vivir una vida solitaria, tenía una rutina tan lineal que muchas veces varios de sus conocidos tenían que sacarlo de su zona de confort para poder verlo así fuese con una pequeña sonrisa en el rostro y que pudiese ser un poco más libre. Siendo una palabra para él digamos un poco más fuerte de lo común, de cierta manera al saber que existe, él no quiere dejar que sea parte de su vocabulario y en parte es por lo cerrada que es su personalidad y porque todavía no había llegado a su vida aquel empujón que todavía faltaba para poder tener la posibilidad de salir de la pequeña caja en donde él estaba inmerso y que no lo dejaba ser con la personalidad real que tendría que haber tenido a lo largo de su más de un tercio de vida natural. Siendo ya un hombre de 40 años, empieza su vida en la retrospectiva universitaria donde todo este tipo de problemas se agravan muchísimo más y donde esa, la palabra con E, empieza a hacer demasiados estragos en su vida siendo que se mantiene siendo una persona de las más confiables y sinceras en la vida. Sin embargo, a falta de un motivo verdadero de felicidad que tarde o temprano podría llegar a tocar a su puerta más pronto de lo que él mismo pudo haber esperado en algún momento de forma clara.

Capítulo 1 Un corazón solo

Gerardo Pinilla, un hombre joven relativamente, ha tomado conciencia luego de mudarse a las Islas Canarias del por qué está completamente solo, sin embargo, hay ciertas y determinadas molestias que él puede sentir tener y nunca se ha empeñado en buscar una respuesta sino refugiarse ya en lo conocido, algo así como su zona de confort, teniendo claro que ese en realidad no era el camino sino que no tenía a alguien que le diera el verdadero empujón que necesitaba.

Gerardo, tenía un buen trabajo como un periodista deportivo y de hecho pertenecía a un club de su ciudad, el CD Tenerife, para el cual redactaba las notas de prensa y hacía todo lo posible por tener las mejores reseñas que se publicaban en la página de su equipo cada que había un juego o un entrenamiento, sin embargo, su vida solitaria daba mucho que desear y había una piedra de tranca que él sabía que tenía, pero no se dignaba a quitarla por nada del mundo.

-¡Qué bueno me está quedando este artículo!- decía Gerardo tras estar sentado algunas horas de aquel 29 de diciembre en la computadora, día de su cumpleaños y que se había quedado completamente solo, pues sin esposa, sin hijos e incluso sin una compañía animal, Gerardo tenía muchas personas que lo querían en otros países y no le daba a vasto para poder satisfacerse a sí mismo.

-Vaya día, es día de mi cumpleaños, solo, como cada año durante cuatro años que migré de mi ciudad natal por un futuro mejor y heme aquí. Sentado en la sala de mi apartamento frente a la chimenea con una taza de café instantáneo y también una cerveza sin alcohol en la nevera. Menos mal que mis amigos se han acordado de mí en mi cumpleaños, Diego, Chiara, Gabriela, George, Victoria, papá, los extraño muchísimo y muchas veces ya no quisiera estar encerrado en este particular dentro de esta burbuja, pero nunca sé qué es ese pedazo que me hace falta.-

Gerardo suspira lentamente mientras deja la taza cerca de la mesa del comedor y se asoma a su balcón, un balcón bastante amplio en donde tenía una silla reclinable para poder leer sus libros favoritos o tocar su famosa guitarra Fender Stratocaster. Al momento de posar la taza del líquido que sorbía, recibe una llamada, era su amigo Diego y como estaba plenamente acostumbrado, hablaba con él unas cuantas horas para poder salir de la rutina y reírse.

-¿Qué onda bro, cómo has pasado tu cumpleaños?- decía Diego desde su casa mientras estaba despertando.

-Acá vieja, algo tranquilo y chill como siempre, tú sabes como soy, solo y terminando el trabajo que me encargaron de la nota de prensa del Tenerife contra el Alcorcón.-

-¿Tuviste juego? Oye, eso es genial, para lo que significa estar encerrado en casa de vez en cuando, salir a distraerse nunca está de más, que te lo digo yo, el home office es demasiado pesado y me encantaría salir mucho más seguido con mi novia que la actualidad.-

-Ay, si eres quejón..- decía Gerardo. –Al menos tú la ves y poco a poco significa que vas haciendo más cosas para tu relación ¿cuánto es que llevan de novios ustedes?-

-Hermano, nosotros apenas llevamos 8 meses, pero no sabes cómo ha cambiado mi vida Danmary desde que llegó a ella. Me ha hecho ver las cosas demasiado diferente a lo que era hace a penas año y medio.-

-Oye, me alegra mucho escucharte así hermano y sí, lastimosamente tú fuiste un imán para las mujeres interesadas y tóxicas durante un tiempo bastante prolongado, sin embargo tienes una bella hija, mi hermosa sobrina Andrea, que cada vez está más grande y más sabionda.-

-Sí señor, aunque te soy sincero, manco.- llamaba así a su amigo Gerardo de forma cariñosa. –El tener unas obligaciones como papá como las que actualmente tengo y sobretodo peleando con Ariana las luchas verdaderas de la paternidad no ha sido fácil.-

-Bro, olvídala. De que vas a estar "unido" entre comillas a ella toda la vida, es estrictamente por el hecho de que ambos son los padres de Andrea, solo por eso.-

-Tienes razón rey, yo acá me tomaré más tarde una cervecita a tu nombre, apenas me estoy despertando y seguramente más tarde saldremos. Si estás disponible, te haré videollamada.-

-Seguro hermanito y gracias por acordarte de mí, se te quiere mucho, monstruo.-

-Yo también te quiero.- Diego cuelga el teléfono y se encargaría de prepararse para ir con su querida a sus salidas normales de los fines de semana, sin duda alguna, una manera muy buena de poder disfrutar el tiempo.

-Qué bueno poder contar con amigos como él, te dicen las cosas como son, aunque a veces sea algo impulsivo, pero eso es algo que él deberá trabajar para cuidar su propia vida.- toma su taza de café y la termina mientras sigue leyendo mensajes de su red de Primebok. –Vaya, qué cantidad de mensajes tengo acá, me toca responderle a muchas personas.-

Gerardo se quedó un rato más con su teléfono hablando con sus amigos y buscando la manera de quedarse tranquilo al no tener mucho que hacer en su día. Era fanático de las salidas con amigos y disfrutaba ya que, en cuatro años, había podido lograr un círculo de amigos bastante cercano y sobretodo muy compacto y correcto.

Él se queda leyendo un mensaje de su red social y se queda pensativo, era su amiga Jenny, quien lo había invitado a tomarse un café en pro de celebrar su cumpleaños. –Hola Gera, te espero hoy en la pastelería Diamond para poder tomarnos un café y que podamos conversar, por cierto, feliz cumpleaños, te quiero mucho.- lo que no sabía Gerardo era que ella iría con su pareja, algo que no le incomodaba a su persona en lo absoluto, pero, prefería estar con su círculo de amigos más cercano.

*******************

Al cabo de unas cuantas horas, ya siendo las tres de la tarde, Gerardo se encuentra con Jenny en la pastelería antes acordada donde ella ya había llegado y estaba con su actual novio, Luis, quien también estaba feliz de celebrar el cumpleaños de Gerardo, aunque él, se sintiera apenado y un poco desplazado por su amiga.

-Hola Gerardo, ¡qué gusto verte! Mira, acá está Luis que quiso venir conmigo porque quería saludarte y poder darte un obsequio por tu cumpleaños.- lo señala mientras él le entrega la bolsa.

-Hola campeón, feliz cumpleaños, Jenny me ha hablado mucho de ti.- se acerca a entregarle la bolsa y le da un abrazo a lo cual Gerardo se sorprende, se lo devuelve pero se aparta rápido.

-Mu... muchas gracias muchachos, es algo que no me esperaba y quiero ver qué es lo que me trajeron.-

-Por favor Gerardo, sabes que soy tu amiga y estoy segura de que te va a gustar.- ve que abre el obsequio sacando una camisa de los Leones del Caracas con su número de cumpleaños. –Espero que esto te guste, no sabes cuánto me costó conseguirte este detalle de tu país.-

-Dioooooooooooooooooooooooos.- Gerardo se sorprende ante el regalo. –Jenny, me encanta, muchas gracias.- agarra la camisa y se la coloca emocionado –Y tiene el 29, mi fecha de cumpleaños, eso sí es lindo de tu parte.-

-No es nada Gera, lo hice con mucho cariño y tú lo sabes.. ¿Qué vas a pedir de comer? Hoy el homenajeado eres tú.-

-Creo que por lo pronto me comeré una medialuna de chocolate con un café con leche ¿se puede? No quisiera estorbar y ser una persona gastiva.- dice Gerardo con pena.

-Ay Gerardo, deja la pena, lo dices como si fuera una cosa que vale miles y miles de euros, no estás en Venezuela, acá por lo menos la economía es más estable y bien lo has sabido en cuatro años que llevas.-

-Yo lo sé, Jenny, pero si me das permiso, lo tomaré en cuenta para más adelante.- acepta la medialuna y el café de parte del camarero y se lo disfruta lentamente mientras Jenny y su novio le cantaban cumpleaños, Gerardo no aguantó la risa. –Jajajaj chicos, ni que fuera un pastel.-

-Es tu cumpleaños, disfruta.- asiente Jenny y lo abraza.

Gerardo sonríe y le devuelve el abrazo luego de que ella lo toma, ahora, ella haría lo posible por dejarlo comer tranquilo y disfrutar mucho más. -¿Estás cómodo? Te noto algo distante.- pregunta Jenny algo reacia.-

El festejado, quien estaba comiéndose su medialuna tranquilo, resultó abollado por la pregunta y le tocó tragar espeso. -¿Por qué la pregunta Jenny?-

-Bueno, desde que saludaste a Luis te noto un poco cambiado y no sé qué pasa. Sabes el tiempo que llevo con él y no es la primera vez que lo ves.-

-Es verdad Jenny, pero me sentí como arrimado, me siento como una lámpara alumbrando en el medio de los dos.-

-Eso no te tiene que poner mal. ¿De hace cuanto no tienes contacto con alguien como una pareja?-

-Ehh en realidad hace muchísimo tiempo Jenny, diría yo más de 9 años desde la última persona que siquiera dejé entrar a mi vida.-

-¿Tan mal te ha ido?- pregunta Luis.

Gerardo un poco volteando los ojos le responde algo seco. –Creo, que no he tenido la suerte esperada ya que yo siempre he sido muy entregado y, digamos que me han pagado mal en ciertos aspectos.-

-Vaya hombre, espero que eso algún día se acabe.-

-No sé cuándo será. Pero realmente no tengo tanto interés.-

-¿Cómo que no tienes interés? ¿Acaso estás loco?-

-No precisamente uno tiene que ser feliz estando con una persona, perfectamente puedes ser feliz solo.-

-Vaya, pues parece que a ti te está haciendo falta ese pequeño empujón.-

-Ay Jenny, ni que una novia fuera un requisito para ser feliz.- se termina de comer su medialuna y toma su café con sorbos lentos usando su servilleta de tela. –Creo que no simpatizamos en eso, es mejor dejarlo de ese tamaño.-

-Ay Gerardo, definitivamente creo que te hace falta ese pequeño empujón, pero ya queda de tu parte.-

En ese momento, al escuchar dichas palabras, Gerardo se levanta de la mesa y busca la manera de salir del establecimiento de manera educada. –Muchas gracias Jenny por tu hospitalidad, un abrazo Luis, gracias por la sorpresa de cumpleaños, me encantó, pero me debo retirar a trabajar, mil disculpas.-

Gerardo Pinilla en ese momento salió de la cafetería a donde había asistido por el día de su cumpleaños y se encerró nuevamente en sus pensamientos, lugar donde sin duda alguna se encontraba tranquilo y a gusto con todo lo que había sucedido y la presión que su amiga le había imprimido para poder conseguir una media naranja, cosa que, ni por nada del mundo él estaba seguro de hacer.

A sabiendas de lo que había ocurrido hacía apenas instantes cuando se mantuvo con su amiga Jenny y su novio Luis en la cafetería, las impresiones hacia él no pararon sino que fueron absolutamente todo lo contrario, lo llamó su amiga Chiara, posteriormente Gabriela y muchas mujeres que, como Jenny, estuvieron de acuerdo en una cosa específica, Gerardo estaba a falta de un cariño sin igual y él no lo quería admitir por nada del mundo.

-No entiendo por qué la gente quiere sumir que yo tengo que tener a alguien para ser feliz, es decir, tengo un buen trabajo, un buen sueldo, un buen lugar para vivir.- se queda suspirando un poco. –¿A quién engaño? Creo que me estoy haciendo una falsa idea de este pensamiento tan extraño.-

Gerardo se había puesto a revisar todo lo que tenía de pronto para poder tratar de aprender sobre algo que para él no era muy normal, el aprender cómo acercarse a las mujeres, un trabajo de hormiga y que él casi siempre estaba reacio a la idea de poder realizarlo por el simple hecho de que tenía miedo al rechazo.

Él, tenía una personalidad maravillosa. Alegre, carismático, juguetón, ocurrente, músico, sin embargo, no se sentía nunca lo suficientemente atractivo como para poder hacer un acercamiento amigable con cualquiera de las chicas de algún círculo cercano. Inclusive, para pedir un número telefónico a una mujer, así fuera de su trabajo, le temblaba mucho la voz y el pulso, cosa que a muchas chicas le resultaba gracioso en tono de burla, lo cual lo hacía rechazar el simple hecho de querer formar un vínculo social con alguna fémina.

Siendo las 5 de la tarde de ese día en Tenerife, Gerardo se encontraba disperso en sus pensamientos recordando lo que dijo su amiga Jenny y decidió darse el rumbo de intentar incursionar en el mundo de las citas virtuales.

-Creo, si mal no recuerdo que la aplicación de citas se llamaba FindMe.- procede a buscarla en la tienda de aplicaciones y la descarga para poder hacer un perfil y tratar de buscar a la persona que él estaba idealizando. Al ser su primera aventura de este tipo, obviamente él estaba bastante temeroso de poder lograr algo, sin embargo, trataba de tomar el valor correspondiente y luego empezar a hacer el chequeo de los perfiles de mujeres que estaban cerca de su zona.

En las primeras de cambio que había tenido Gerardo se encontró con el perfil de una tal Beatriz, una chica china, bastante coqueta, estatura de 1,60 con tez morena y de boca pronunciada, cintura chica y también con ciertos gustos por las cosas de etiqueta, un punto algo negativo en cuanto a Gerardo, pues, él no era de esas personas que siguiera estrictas normas a la hora de disfrutar una buena comida como todo venezolano.

Beatriz y Gerardo habían pactado verse en la Plaza España, una verdadera belleza con un restaurante único en su especie en donde los problemas empezaron de inicio nada más con ver el menú que tenía el recinto. El mismo servía mucha comida estilo Gourmet y Gerardo no estaba acostumbrado a comer cosas de ese estilo, por lo cual decidió irse por lo más banal, pedir entradas de arepas, tequeños y una que otra salsa para acompañarlos.

Al ver eso y que Beatriz había pedido camarones al ajillo con un poco de arroz y ensalada, ella se quedó atónita y tratando de aguantar las ganas de burlarse de él le comenta entre dientes –Vaya, qué básico eres.-

Gerardo se había inmutado y se quedó un poco atontado ante tal comentario a tan solo alcanzar a decir –Perdona, nada de lo que hay en el menú llama mi atención, por no ser descortés contigo pedí entrantes solo para mí.-

Al Beatriz escuchar eso se ríe y se da cuenta de que él, a pesar de ser sincero, en realidad no estaba a gusto. –Creo que el salir contigo no fue buena idea, ni sé que te vi. Es más , seguramente ni siquiera tienes para pagar lo cara que te va a salir esta cuenta. Me das risa, muchachito.-

Gerardo se omite de decir improperios ante la dama que tenía adelante a pesar de haber sido brutalmente insultado de su parte, sin embargo, como todo caballero, esperó que terminara de comer para poder pedir la cuenta y así poder pagarla, tenía los ahorros de su herencia familiar y su trabajo, eso es algo que ella nunca vio venir.

-Son 348 euros.- dice el camarero que los estaba atendiendo.

-Señor él no tiene ni siquiera para pagar, por favor, pagaré la cuenta yo.- saca la cartera retadora buscando su tarjeta de débito.

-Eh eh, espera ahí un momento.- posa su mano encima de la de ella a tono de parar lo que ella estaba haciendo. –Camarero, tenga mi tarjeta, cargue la cuenta y de paso, póngale 15 euros más de propina para usted.-

-Muchas gracias señor, ¿me acompaña o le traigo el punto inalámbrico?-

-Tráigalo, yo acá lo esperaré.-

Beatriz apenada de lo que había sucedido al respecto por prejuzgar a Gerardo, decide sinceramente disculparse y tratar de darse a sí misma otra oportunidad con su permiso. –Disculpa Gerardo, me sentí como que estaba hablando con un don nadie. ¿Me perdonas?-

-Sí, te puedo perdonar y hasta darte una segunda oportunidad para entender el valor que quieres tratar de darle a este primer encuentro y algunos otros a futuro, sin embargo, espero que este show no se vuelva a repetir en lo más mínimo, de lo contrario, créeme que mando a volar todo lo que sucedió.-

-Sí, Gera. Te prometo que eso será así para efectos de llevar nuestro camino genial, no habrán diferencias algunas que valgan la pena para hacer daño al otro, todo lo contrario, me gustaría que nos conozcamos mucho más.-

-¿Es en serio lo que me dices?- pregunta Gerardo extrañado.

-Sí claro, obviamente, sino no estaría tan conforme con lo que estoy viendo contigo y tratando de que las cosas funcionen. Dime algo, ¿Dónde vives?-

-Vivo de aquí a unas pocas cuadras, cerca del obelisco.-

-Qué bueno, ese es un lindo lugar, ¿vives solo?- pregunta con un poco de picardía Beatriz para con él.

-Sí. Mi hermano se mudó a la península por trabajo hace ya bastante tiempo y me quedé solo, realmente en muchos aspectos me siento que me hace falta compañía, pero es porque desde que llegué desde Venezuela, viví con él.-

-Oh, entiendo.- asiente y sonríe, mientras que en sus pensamientos se apiadaba de la situación que Gerardo estaba pasando no sin antes saber que estaba jugando con la soledad de un hombre ya mayor.

-Dime algo, ¿te gustaría que fuera a tu casa y te acompañara esta noche? No tiene que pasar nada extraño en absoluto si no quieres y no es un requisito obligatorio.-

-Pues me encantaría en realidad si nace de ti ir hacia mi domicilio. La verdad es que inclusive hoy, estoy cumpliendo años y me gustaría festejar un poco.-

-Oye, pues qué bueno por ti. Feliz cumpleaños mi querido.- lo abraza. –Vamos, se hace tarde, si quieres, tú como eres el homenajeado, puedo pedir una pizza para ambos y estaremos bien. Sé que lo verás extraño por verme comiendo de forma fitness o similar, pero después quemaré esos excesos, seguramente.-

-Me encantaría, me agradaría en muchos sentidos.- Asiente y cuando terminan de estar en el establecimiento de la plaza se encargan de salir de la misma para poder dirigirse hacia el apartamento de Gerardo, un momento en el cual él todavía estaba tenso y no sabía realmente si era bueno o no acceder a dejarla entrar.

-Mira.- la conduce hacia la entrada del domicilio. –Ya llegamos a casa y espero que te guste. No será tan grande como una mujer como tú quisiera y espero que eso no te incomode en lo absoluto.-

Beatriz mira con un poco de mala cara el lugar, pero sonríe ligeramente tratando de no sentir vergüenza de lo que estaba sucediendo en ese momento. –Está bien Gerardo, yo sé que como hombre solo, tampoco es que es necesario que tengas muchos lujos.-

Suben al apartamento G31, el cual era el alquilado por él y entran a la casa sin él recordar que un poco antes de salir con Jenny había dejado algo desordenado el mismo después de publicar las notas deportivas del club de fútbol y se pone a pensar en frío . –Mierda, no sé qué pensará la chica ahora, dejé la camisa del equipo en el sillón, la taza en la mesa no la recogí y dejé unas cosas en el fregador.- Vuelve en sí y asiente rápidamente buscando de recoger todo lo antes posible y se disculpa.

-Lo siento un poco por mi desorden, yo normalmente no soy así, sin embargo recojo casi siempre de manera rápida. Hoy salí porque una amiga me invitó a una cafetería y dejé las cosas así como las ves, realmente te pido perdón.-

-No te preocupes, en realidad yo también ando un poco a las carreras y soy algo desordenada, mi vida gira en torno al diseño de modas, de hecho, soy diseñadora de modas para la revista FansNuds, digamos, un poco atrevido en el sentido de que es lencería, pero todos los detalles siempre que se puedan valen la pena y hacen la diferencia.-

-Así que... eres una diseñadora de lencería para chicas "malas".- haciendo el gesto de los ganchos con los dedos. –Me gusta mucho eso.-

-¿Sí? Pues creo que te puede gustar más adelante muchas cosas más.- le abraza sutilmente por su cuello dejando que la respiración lenta de su boca lo intimide un poco. –Pero primero esperemos la pizza para el cumpleañero, será genial que puedas comer algo sabroso en tu cumpleaños, lo mereces como nunca.-

-Es gracioso que me digas esto cuando apenas tenemos unas horas de conocernos y me agrada que seas así de abierta.-

En ese momento fueron pasando las horas y la luz tenue se iba colocando cada vez más sobre Gerardo y Beatriz donde ya había caído la noche y poco a poco él se dejaba dominar por impulsos extraños que recorrían su cuerpo, sí, el momento de satisfacer su placer como hombre y que ya Beatriz había dado el toque para que él se diera con todo.

Gerardo se había puesto en el sillón mientras dejaba que su querida pudiese dominar todo el cuerpo del antes mencionado y es que, en realidad él no había leído las letras pequeñas de la aplicación de FindMe, las cuales indicaban que realmente toda relación que pudiera salir de esa plataforma, estaba sujeta a un matrimonio por contrato, cosa de la cual él no estaba percatado en lo absoluto.

-Espero que te guste el regalo que yo podría darte.- Beatriz se coloca cerca de él descubriendo su ser poco a poco dejando que Gerardo observara poco a poco todo de sí y que las cosas que ella podía ofrecerle en realidad iban mucho más allá que una relación amorosa.-

-Se encuentra muy interesante lo que me propone, señorita.- le responde Gerardo a ella, quien estaba cada vez más cerca de él luciéndole la lencería que había comprado para la ocasión, siendo que en realidad era un momento de mucha faena y de gran discordia que se podía desatar mucho más adelante.

Ambos dos, sin percatarse la hora, luego de haber comido, se envolvieron ellos en una vorágine de pasión en la que ella tomó todas las riendas del asunto al ser una persona completamente inexperta en el tema. Sin embargo, aprovecharía para poder tomar muchas cosas a su favor como por ejemplo dinero, porque sí, se trataba de "citas por diversión" y él no había leído las letras pequeñas.

Los esquemas para poder estar dentro de FindMe se llevaron a lo siguiente: Usuario registrado dentro de nuestra plataforma debe aceptar las normas establecidas en la misma, las cuales son: cada encuentro que usted tenga estará sujeto a un contrato por matrimonio si es que usted frecuenta más de 3 meses con la misma persona. De no hacerlo, la relación queda totalmente anulada y ambos, tanto hombre como mujer, pueden seguir buscando la pareja que mejor les convenga.

-PD: A cada encuentro, el usuario que pidió el contacto se le sumará un recargo de 50 euros la cita que tengan.

Había pasado el momento de estar juntos y Gerardo quedó completamente exhausto conjuntamente con la señorita y se encargaron de dormir esa noche. Ya a la mañana siguiente, Gerardo se encargaría de despedirse de ella y no sin antes quedar para otra ocasión.

-Hola Beatriz, buenos días querida.-

-Hola Gerardo y sí, vaya buenos días, eres un verdadero animal.-

-Imagínate, en realidad no había estado con alguien en mucho tiempo sino en mi adolescencia. Pensé que ya había perdido todos los dotes.- se ríe mientras se levanta de la cama para poder ir al baño a lavarse la cara.

-Pues no rey, eres un verdadero semental y me llenas por completo.- le dice de manera pícara Beatriz lanzándose en la cama y estirándose en la misma para poder levantarse. -¿Qué harás hoy?- le pregunta curiosa Beatriz.

-Hoy es domingo, no tengo nada planeado en realidad. Me gustaría saber si podríamos vernos en cualquier otro momento, me agradó mucho pasarla contigo.-

-Pues claro, bombón.- sonríe. –Nos podemos ver las veces que tú quieras y seremos felices, eso tenlo por seguro.- le comenta a modo de doble sentido que Gerardo no había entendido en su momento.

En ese momento Gerardo se levantó a hacer desayuno para ambos y se verían el próximo martes para ella poder descansar y también tener otro poco de dinero en su cuenta. Sin embargo, él aún sería engañado mucho más tiempo y Beatriz procuraría que no se enterara hasta más delante de sacarle mucho más de lo que él podía aportar.

Al despedirse de ella, se encontró con que tenía muchas llamadas de parte de Jenny, quien también le había dejado un mensaje diciendo – "Hola Gera, espero que no te haya caído mal ninguno de los comentarios de Luis y míos, sé que a lo mejor estás de que te sientes aludido porque no tienes a una chica a tu lado, pero no dejes que eso te desanime. Un beso, nos estamos hablando pronto".- decía el mensaje de Jenny para él y casi de manera inmediata, su amigo respondió con una felicidad de oreja a oreja.-

-"Hola Jenny, me alegra saber de ti y dale las gracias a Luis por la camisa de los Leones que me dieron de obsequio, me encantó por sobremanera. No te preocupes, realmente no estoy molesto, estoy conociendo a alguien y realmente parece una chica muy atenta e interesante, espero que las cosas sigan su cauce".

En ese momento, Gerardo se encontraría de manera clara viendo a través del balcón de su ventana, luego de haber despedido a Beatriz y que él se pusiera a monitorear las redes del equipo. Estaba muy orgulloso de su trabajo, pues la cobertura de todos los partidos del CD Tenerife eran su responsabilidad y estaba cien por ciento seguro de lo que quería.

-Creo que he tomado una buena decisión en dejarme querer, hace años que no me siento así y creo que puede ser bueno esto. Ojalá no me equivoque, me sentiría como un fracasado de primera.

Tomando como experiencia su vida de adolescente, Gerardo había estado con tres personas diferentes, todas ellas con discapacidades. Sin embargo, él no sentía el mismo feeling por el simple hecho de que siempre se anteponían a muchas cosas que, en realidad eran demasiado negativas para él y por lo cual, en muchos aspectos, él había decidido no darse con el corazón abierto, sino un anti relaciones total.

************************* FLASHBACK *********************

Hace algunos años atrás, Gerardo había tenido muchas oportunidades de intentar algo en tres oportunidades diferentes, aunque ninguna fue fructífera y tampoco se cumplió el hecho de "la tercera era la vencida, sin duda alguna venía siendo un verdadero dolor de cabeza que, en su juventud él pudo sopesar, a tal punto de no prestarle atención en lo más mínimo, dejando que las cosas fluyeran hasta que alguien, más adelante pudiera tocar su puerta.

No sabiendo todavía qué era lo que le esperaba como un total desconocido de las aplicaciones de citas como la antes mencionada, Find Me, resulta ser que Gerardo sí había pactado para poder volverse a encontrar con Beatriz y que esta pudiera hacer aprovechamiento de toda la humanidad de su "compañero de diversión" como en ese momento era el hombre antes mencionado, sin embargo, ella mencionaría estos hechos con malicia luego.

-¿Qué estará pasando que no llega?- se preguntó a sí mismo Gerardo luego de esperar un par de horas en la misma plaza donde habían coincidido en su primer encuentro. Posterior a ello, ve que su "amada" llega luego de hacer unos encuentros con otras personas y que pudiera esconder bien el dinero con tal de que Gerardo no se enterara de en qué problema estaba completamente inmerso.

-Hola Gera.- decía Beatriz saludándolo cada vez más cerca de él y al llegar a centímetros de su humanidad, procede a darle un abrazo cariñoso. –Disculpa la tardanza, me estaba poniendo bonita para ti.-

Gerardo al escuchar dichas cosas no hace más que asentir y lograr soltar un elogio a su figura. –No te preocupes en lo absoluto, realmente estás guapísima.- le sostiene la mano mientras le da unas vueltas para apreciar su conjunto rojo deportivo, el cual era completamente brillante y le daba una sensación de diva.

-¿Dónde me llevará mi precioso semental el día de hoy?- pregunta de manera picarona la dama en cuestión buscando maniatar la inocencia de Gerardo.

-¿Hoy? Estaba pensando en llevarte a un lugar romántico como un paseo en bote y más aun apreciando de que vistes una muy buena combinación deportiva en donde realmente no importaría si se ensuciara un poco. Aunque ya me dejaste saber que eres bastante delicada y eso es bueno, sin ofender.-

-No, no me ofendes.- se ríe discretamente mientras voltea los ojos y piensa muy a sus adentros . –Este hombre es más fácil de sacarle dinero de lo que muchas creen, no voy a perder esa plata sabiendo que la tengo segura. Voy a fingir enamoramiento todo lo que pueda y evitaré lo más pronto que me descubra.-

Entonces, Gerardo esperando su respuesta se quedó completamente feliz al escucharla que ella decía –Vamos donde el príncipe quiera.-

Habían podido encontrar un paseo cerca de un muelle que los llevaría a una isla en un viaje de un día, donde se encontró la posibilidad de hacer muchas cosas buenas, entre ellas excursiones y exploraciones, cosa que cuando llegaron, de primera mano él notó que Beatriz no estaba del todo acomodada al os hechos que estaban ocurriendo y que, realmente estaba incómoda.

-Beatriz ¿estás bien?- Pregunta algo extrañado Gerardo, quien se rascaba la cabeza apenado pensando en que a lo mejor no era un plan tan acertado de su parte.

-S... Sí, estoy bien.- responde algo temerosa. –Pensé que podríamos quedarnos en la playa al menos nosotros solos mientras los demás se irían de exploración. La verdad no soy muy amiga de poder hacer este tipo de cosas y quisiera quedarme con lo más básico que es disfrutar de la arena. Espero que eso no te moleste.-

-Creo que está bien, te creí una mujer temeraria y resulta ser que eres tímida. No pasa nada, de hecho estaba esperando poder disfrutar contigo todo lo que pudiera en la playa haciéndome a la idea de que en realidad quién sabe si podemos llegar a tener más tiempo juntos.-

-Tienes completa razón en eso, mi querido semental. ¿Entonces vamos a la playa? A lo lejos puedo ver unas tumbonas para poder disfrutar de todo lo que nos ofrece esta maravillosa vista.-

-Claro que sí querida. Así puedo deslumbrarme con tu lindo conjunto que traes de color rojo.- lo ve y se queda atónito. –Te gusta mucho ese color ¿cierto?-

-Sí, estás en lo cierto corazón es mi color favorito y en realidad es un color que realza mucho la pasión. ¿Has estudiado la psicología del color?-

Gerardo se queda extrañado por la pregunta pero después asiente al saber que estaba hablando con alguien bastante bien preparada. –Sí claro, es un sinónimo de pasión, de cosas llamativas y que vale mucho la pena tomar en cuenta para poder hacer unas buenas comparaciones y tratar de persuadir personas. De eso, mi mejor amigo me ha hablado y se ha puesto muy incisivo en sus enseñanzas, una completa locura.-

-Ahhh sí... Eso es algo que me intriga, te veo en realidad bastante solo. ¿No vives con gente aquí en Tenerife?-

-No Bea, realmente vivo solo. Mi madre falleció cuando yo tenía 6 años aproximadamente, mi padre está viviendo en Chile y mi hermano, vive en la península desde que se consiguió un buen trabajo. La última vez que estuvo aquí de vacaciones fue el mes pasado.-

-Ohh, bueno, eres como el llanero solitario, sin embargo, se ve que eres una persona demasiado llevada por el buen camino y eso me gusta. No eres un hombre para nada salido de sus casillas, por el contrario, haces que las buenas intenciones valga la pena que se valoren.- asentía Beatriz buscando que le creyera la mentira.

-Gracias por pensar en mí de esa forma.- suspira. –Está buena el agua para divertirse un rato, ¿cierto?-

-Claro que sí, pero antes hay que echarnos bloqueador, me gustaría cuidar la figura porque la próxima semana tengo modelaje con la compañía y me gustaría que mi piel no estuviera enrojecida.-

-Ohh bueno, eso puede ser genial. Dime algo, ¿las personas pueden entrar gratis en ese lugar o hay que pagar algún boleto?-

-No, normalmente los eventos son en lugares públicos y si me estás preguntando si puedes asistir, a mí en lo personal me gustaría que fueras. A lo mejor... consigues algo que te guste para que yo pueda modelar o algo así ¿qué dices?-

-Oye... me gusta tú idea. ¿A qué hora es el desfile?-

-El desfile sería entre el 7 y el nueve de enero.- se frota las manos para aplicarle el bronceador a Gerardo. –¿Así está bien?-

-Me gusta el masaje.- suspira cómodo en los brazos de su cita –Te podré poner el tuyo, ¿cierto?-

-Claro que sí, tonto, ¿cómo crees que llegaré a la espalda sola? No tengo los brazos tan largos como yo quisiera, jejeje.-

-Ahh no, era una simple pregunta, pero lo bueno es que tú me dejas apoyarte.-

-Gerardo.- suspira un poco Beatriz. –Tú eres un chico bastante tímido y a pesar de que eres un animal, carnalmente hablando, sé que puedes desenvolverte mucho más. Inténtalo, no tienes nada que perder.-

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Urban romance

5.0

No sabía cómo había llegado a esta situación, solo le había hecho un favor a un amigo para ganarse algo de dinero y ahora estaba en este lugar. Ella solo había llevado unos papeles a una empresa y terminó siendo llevada por la policía. Él, un hombre de la ley que ayuda a los ciudadanos a estar seguros, tenía que hacer algo deshonesto para poder darle comodidad a su persona más amada. Lo haría, con tal de mantener a esa persona a su lado pero también evitando a otras que son malintencionadas. 2 personas que nunca se pensó que cruzarían sus caminos pero ahora necesitarán el uno del otro para obtener aquello que desean... Puede que incluso obtengan mucho más de lo que pudieron imaginar. Ella, una persona joven con una vida por delante, vivaz, soñadora y algo introvertida en su forma de ser, siempre habría tratado de hacer ver que su vida estaba bien. Sin embargo más allá de todo lo que había pasado en sus 30 años de vida, tuvo que vivir a la sombra de una familia bastante conservadora solamente para poder "encajar" con ellos y que no fuera la mal llamada oveja negra de la misma. Él, un hombre solo, extrovertido por muy contrario que se vea, siendo una de las personas más rudas pero amables, siempre buscará la forma de poder salir adelante dentro de su vida personal, ya que al tener tantos problemas en donde se involucra mucho su anterior relación, podría sentir que tras la presión de todo lo concerniente a la herencia y a la falta de cariño, el mundo se le viene encima. Un contrato que los une legalmente. Un contrato que puede unirlos para siempre. Un amor que comienza a nacer de ese contrato. Estaba en camino hacia la dirección que un compañero de su trabajo anterior le había dicho, que era donde debía entregar el maletín. No sabía qué había dentro y no le interesaba realmente; le habían pagado la mitad y la otra se la darían cuando entregara el maletín. No era lejos de su hogar y era un edificio realmente grande pero también se notaba que era un poco vacío ya que no transitaba mucha gente pero ella necesitaba el dinero para ayudar a su hermano. Sus medicinas eran poco accesibles y en su trabajo anterior, le habían dado por terminado su contrato, justo en el momento en que más necesitaba la renovación. Eso solo le había traído problemas en casa y más con su familia. Siempre había tratado de ser lo que ellos deseaban y nunca había podido ser ella misma, con tal de hacerlos felices. Justamente ahora, estaba en busca de un trabajo y su amigo le había dado la oportunidad. Era algo simple y no debía abrir el maletín. Había sospechado demasiado pero también necesitaba el entregar este maletín al señor Gabriel. Al llegar al edificio en cuestión, nota que no es realmente sospechoso y cuando toca el timbre, tal como lo indica un letrero, ve que hay cámaras de seguridad; lo cual era buena señal. No sabía lo que le esperaba en ese lugar, era una sorpresa nada agradable siendo una verdadera aventura para ella dentro de su vida personal quizá más rudo.

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