Los Chicos con la T

Los Chicos con la T

Sieteletras

4.7
calificaciones
3.1K
Vistas
6
Capítulo

- Emma, esta edad es para alocarse, divertirse, cometer errores, pero no de los grandes - dice él señalando su estómago. Estoy ebria y solo le sonrió como torpe - Pero lo mejor de tener nuestra edad es que podemos conocer a cualquier persona. Sus ojos se iluminan y se dilatan, es como si estuviera en el éxtasis del momento y lo estaba con algo de ayuda pero lo estaba. Tomo su mano y le sonrió. - ¿ Qué sugieres? - ¡Te reto! - grita. Todos nos quedan mirando y luego vuelven a lo suyo. - ¿ Qué reto? Yo soy Emma Stein y no le tengo miedo a nadie ni a nada - gritó. Mis amigos alzan sus vasos. Alzo el mío. - Descargarte esa App. Su sonrisa era encantadora con una pizca de maldad en sus ojos. - Bien.

Capítulo 1 Cap 1° Si vamos a morir , vamos a morir juntos

Lo miro y luego miro la comida. No puedo evitar reírme, estalló en unas carcajadas sonoras.

Me cayó cuando el agua impacta con mi cara, no evitarlo y continúo riéndome.

- Ya cállate Emma - grita él. Está con la mirada fruncida.

- Pero enserio que ... - sigo riéndome - me da miedo comer tu comida.

- entonces no comas, ay maldita odiosa - chilla. Me quita el plato y cuando está apunto de tirarlo a la basura tomo su mano.

- si vamos a morir, vamos a morir , vamos a morir juntos - tomo mi plato y me siento frente a él. Miro el agua y tomó un poco con nervios.

- ¿ Cuándo fue la última vez que cocine? - me pregunta.

- Pues creo que hace tres meses - lo pienso - si, hace tres meses porqué nos internaron por intoxicación.

Me lanza una mirada fulminante, enrollar la pasta en el tenedor y yo hago lo mismo. Llevo la pasta hacia mi boca y lo veo masticar, entonces más

Nos miramos a los ojos y seguimos mirándonos, mientras masticamos. Está salado, quiero escupirselo a la cara pero no puedo. Él lo ha notado.

- Bien vamos, escupelo y pidamos comida - dice sin pasar su comida. Ruedo los ojos y escupí encima del plato.

- Enserio te pasaste de sal, sino todo sería diferente - le digo riéndome.

- Bien, bien... Pero por búrlate tu pagarás la comida.

- Oye ando más misia que el Chavo, ya pues Mateo - chillo.

Estamos en el pasillo de mi pasa, tomando nuestras casacas y nuestro zapatos para salir de la casa.

Mateo me abre la puerta del auto y subo, me coloco el cinturón de seguridad y el sube, enciende el auto y luego arranca.

- ¿ Pones tu la canción o la pongo yo?

- Mmmm tu mejor - le respondo. Miro mi teléfono y veo los mensajes de mis amigos. Pero no le hago mucho caso. Mateo odia que mire mi teléfono cuando estoy con él.

Lo guardo en el bolsillo de mi casaca y él busca en si teléfono.

- Siri abre mi playlist - dice él. Ruedo los ojos.

- ¿ Que dirás en un tiempo, Siri llévame al baño?

- Lo siento pero no tengo manos - responde su teléfono.

Nos miramos y estallamos en risas. Vamos escuchando salsa, de las más antiguas " El gran combo" - no sé mucho de salsa pero a él le gusta y a mi también pero solo para escucharlos una sola vez, no todo el tiempo.

Una hora después hemos llegado a nuestro destino, a uno de los restaurantes más importantes de la cuidad.

- Buenos días señor - dice él muchacho de la puerta - pase.

- ¿ Dónde está mi tío?

- Arriba señor con unos muchachos.

- genial, iré arriba.

Él chico de seguridad me mira y le regaló una sonrisa tranquila y él también me la devuelve.

- Vamos amor, nos esperan.

Mi mandibula cae al piso y mis ojos se abren como grandes platos, toma mi mano y tira de mi, para después subir hasta el segundo nivel, dónde solo se atienda a Vips.

Veo el rostro de su tío y él ve el mío. Nos acercamos y lo saludo con toda la naturalidad del mundo.

- ¿ Quién es ella Aliaga? - le pregunta uno de sus amigos, mi mirada viaja hacia esa voz gruesa y lo veo. Es como mi Pietro*, el amor de mi vida pero en una versión sin menos musculatura y con el rostro las pálido.

Mateo me llama pero no he dejado de

- les presento a un de mis ex pacientes, Emma Stein, la novia de mi sobrino - dice él.

Mateo me toma de la mano y reaccionó.

- Buenos gustos tiene tu sobrino - dice aquel hombre. Lo miro a los ojos y sonrió.

- Vamos a nuestra mesa, recuerda que tú pagas - dice él en mi oído.

Nos despedimos muy rápido y nos sentamos en la mesa más alejada de los Vips.

- Me saldrá un ojo de mi cara, Mateo - gruñó.

- Lo sé, pero te burlaste de mi comida.

- Es que enserio cocinas feo, no es mi culpa - le digo haciendo voz de niña y un puchero.

- Bien - rueda los ojos - fue mi culpa, así que no te preocupes yo pago.

- Pagaré mi...

- El hombre de allá - el mozo se nos acerca, señala la mesa del mi ex psicologo - le manda esto.

Lo veo alzar su copa de vino y yo alzó mi vaso con agua.

- Sin duda me das vergüenza.

- espera - le gruñó.

- ¿ Tiene lapicero y una hoja?

- Si en un momento se lo traigo.

- ¿ Que harás? - me pregunta.

- Espera y verás.

El mozo no tarda mucho y sonrió, mientras escribo la nota.

- ¿ Qué le has puesto?

" Gracias por el vino, lo tomaremos y disfrutaremos, me imagino que usted también hará lo mismo con su linda esposa, atentamente la novia de Mateo, Emma Stein "

- Mierda - dice sonriente Mateo - somos novios y eso que tú jamás me has pedido que lo sea.

- Ya lo hemos intentando Mateo, lo nuestro nunca funcionará.

Mateo sonríe y abre el vino.

- se lo llevas, muchas gracias - le digo al mozo.

- ¿ Crees que diga algo?

- Si, me va a responder que no tiene esposa - le digo sonriente.

Mateo niega con la cabeza, pedimos tranquilos y esperamos a que nos sirvan hasta que lo veo pararse y venir a nuestra mesa.

- Le rompo la para si te insinúa.

- No lo hará, ahora sabe que tengo principios.

- Tú eres una monja, tienes todo principios moral, todo por eso lo nuestro no funcionó...

- Lamento si se han sentido ofendidos, yo solo quería regalarles algo para que disfruten de esta bella tarde frente al mar.

- Muchas gracias, pero vi como la mirabas me siento incómodo - dice Mateo rápido.

- Lo lamentó mucho Mateo, yo aún recuerdo a mi esposa - dice él con una pena en su voz, no quedamos en silencio unos segundos para esperar que continúe y lo hace - ella falleció con la menor de mis hijas hace más de siete años.

Me siento algo mal, pero se me pasa muy rápido.

- Héctor ven, ya nos vamos - dice mi ex psicologo.

- disfruten del buen vino, los dejo y perdoné - me dice tomando mi mano y dando un ligero beso sobre él.

Mateo rueda los ojos.

- No eres bonita, no de cómo lo haces - dice él riéndose.

- La mejor arma, así seas fea... Sabes cuál es? Es la sonrisa, no importa si eres feo o el más hermoso de esta tierra, una sonrisa sincera conquista a cualquiera.

***

Sieteletras: hola a todos, soy nueva en esta plataforma y tengo miedo, pero espero que les guste esta historia y me escriban preguntado o comentando cualquier inquietud que tengan. Gracias.

Seguir leyendo

Otros libros de Sieteletras

Ver más

Quizás también le guste

Matrimonio relámpago

Matrimonio relámpago

Rock La porte
5.0

Rhonda era una chica que amaba demaisado. Después de que su novio de varios años perdiera su trabajo, ella no dudó en apoyarlo económicamente. Incluso lo mimó, para que no se sintiera deprimido. ¿Y qué hizo él para devolverle el favor? ¡Engañó a Rhonda con su mejor amiga! Ella estaba tan devastada. Para hacer que su ex infiel pague, aprovechó la oportunidad para casarse con un hombre que nunca ha conocido. Eliam, su esposo, era un hombre tradicional. Él le dijo que él sería responsable de todas las facturas de la casa y que ella no tendría que preocuparse por nada. Rhonda se rio de él y concluyó que era uno de esos hombres a los que les gusta presumir de su habilidad. Pensó que su vida de casada sería un infierno. Al contrario, Eliam resultó ser un esposo cariñoso, comprensivo y hasta un poco pegajoso. Él la animó a ascender en la escala profesional. Además, la ayudaba con las tareas del hogar y le daba carta blanca para decorar su hogar. No pasó mucho tiempo antes de que comenzaran a apoyarse mutuamente como un verdadero equipo. Eliam sabía cómo resolver los problemas de la vida. Nunca dejaba de acudir en ayuda de Rhonda cada vez que ella estaba en un aprieto. A primera vista, parecía un hombre común, por lo que Rhonda no pudo evitar preguntarle cómo podía poseer tantos conocimientos acerca de diferentes áreas. Pero Eliam siempre ha logrado esquivar esta pregunta. En un abrir y cerrar de ojos, Rhonda alcanzó la cima de su carrera gracias a la ayuda de su esposo. La vida les iba bien hasta que un día, Rhonda encontró una revista de negocios global. ¡El hombre de la portada se parecía exactamente a su marido! ¡Qué significaba eso! ¿Eran gemelos? ¿O le estaba ocultando un gran secreto todo este tiempo?

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro