La cuñada del CEO
Capitulo 1
Prólogo
Inglaterra - Invierno 2014.
Anna camina distraída alrededor del lago de la familia Smith, sus vecinos de la infancia, todavía está tarareando la canción Love me like you que escuchó cuando Michael Smith le envió un mensaje de texto que necesitaba hablar seriamente con ella. Es por eso que ella está allí.
Con toda la curiosidad de una joven de 17 años, de inmediato se dirigió al lago a esperarlo, hace mucho frío, pero ella está bien abrigada de pies a cabeza.
Al ver a los peces moverse desde lejos, sube a la cubierta y sonríe al verlos tan cerca de la superficie. Al agacharse para ver mejor a los peces, uno de ellos salta muy cerca de su cara, sobresaltado, pierde el equilibrio y con un grito de desesperación cae al agua.
Es invierno, tus huesos comienzan a congelarse, luchando en el agua comienza a hundirse, incapaz de respirar tu cuerpo pide a gritos oxígeno y termina desmayándose.
De repente, alguien salta al agua y nada rápidamente hasta el fondo del lago, sujetando su cuerpo inmóvil y tirando de ella hacia la superficie.
Sale del agua cargando su cuerpo como si fuera una pluma, Richard, la pone en el suelo y le da los primeros auxilios.
- ¡Valeria, llama a la ambulancia! - al ver que la novia no se mueve mirando la escena con las manos sobre la boca, grita. - ¡Vamos!
Valeria corre dentro de la mansión y con dedos temblorosos toma el teléfono y marca el número, contesta inmediatamente.
- ¡¿Hola?! ¡Envíe una ambulancia a la mansión Smith!
Richard intenta tomarle el pulso, está tan nervioso que no siente pulso, su siguiente paso fue la reanimación boca a boca.
- Despierta Anna... - dice Richard tenso y presiona sus labios contra los de ella, enviando oxígeno y calor a sus pulmones.
La respiración continúa, los empleados de la inmensa mansión rodean al jefe esperando que la niña despierte con su cuidado. Sin obtener ningún resultado, toma a Anna en su regazo.
- ¡James, trae el auto! No hay tiempo para esperar la ambulancia.
Richard corre con el cuerpo de ella en brazos hacia el garaje, el conductor arranca y salen corriendo cortando todos los semáforos en rojo.
Quítale la ropa mojada, ya que su cuerpo está azulado por el frío. Destraba el asiento y saca la maleta, toma el abrigo de pelo poniéndoselo encima, tiene un poco de dificultad por el balanceo del vehículo.
- ¡James, enciende el aire caliente!
Él también está sintiendo los efectos del intenso frío, rápidamente se quita la ropa y se pone un pantalón.
Vuelve a hacer respiración boca a boca, nervioso, se le llenan los ojos de lágrimas, vio nacer a la joven, le tiene un cariño muy especial. De solo imaginar perderla así, Richard no acepta, hace todo lo posible por enviar oxígeno a sus pulmones tratando de revivir su frágil cuerpecito.
- Vamos, cariño... Despierta, por favor...
Vuelve a taparse los labios, mandando oxígeno, dentro de la pequeña limusina tiene espacio suficiente para cuidarla lo mejor que puede.
Un movimiento diferente hace que él deje de separar sus labios de los de ella, su cuerpo se mueve y tose un poco de agua, gira la cara hacia un lado para no atragantarse, Richard llora de alivio.
- ¡Oh, gracias a Dios! - Dice sintiendo las lágrimas fluir.
Temblando, Anna lo mira profundamente a los ojos, Richard se queda paralizado por un momento, pero al escuchar la voz del conductor se despierta de su ensimismamiento.
- Señor, detrás del asiento hay mantas en el maletero.
Richard vuelve a desbloquear el asiento y saca la manta mullida de una bolsa transparente.
- ¡Tráfico, señor!
- ¡Mierda! Intenta ir en contra.