- ¡Oh si Catalina!, eres sensacional muévete de esa manera, me encanta ver como otro hombre te folla – Grita Alessandro mientras disfruta ver a su mujer caer frente a el mientras un amigo suyo la posee.
-Lo hago para ti mi amado esposo- responde ella con una voz agitada y su respiración entrecortada.
Alessandro y Catalina eran un par de esposos liberales que disfrutaban su sexualidad de una manera abierta y sin líos sentimentales, eran un matrimonio sólido y respetado. Ante la sociedad eran una pareja envidiable, ambos multimillonarios y demasiado guapos.
Pertenecían a las familias más respetadas de la ciudad, pero ambos ocultaban un secreto, les gustaba participar en los bacanales sexuales más grandes de la ciudad, participando en intercambio de parejas, pero en especial en la dominación de personas más jóvenes que ellos, ofreciéndoles grandes sumas de dinero a cambio de favores sexuales.
Alessandro era un hombre bastante acuerpado un poco maduro de treintaycinco años, lleno de tatuajes, con un cabello oscuro rizado, unos ojos negros penetrantes y un candado de barba que cubría su cara, esto le daba la sensualidad que cualquier hombre quisiera tener. Era el presidente de industrias Mar, una de las empresas importadoras más grandes de la ciudad.
Catalina Quins, una hermosa rubia de treinta años, alta y esbelta, con un cuerpo bastante marcado no solo por las cirugías que en ella había, sino por la forma imponente de su caminar y la forma de su rostro, todos la comparaban con una muñeca barbie.
Al final de la fiesta de esa noche, Alessandro esta complacido con su bella esposa, ella le concede todo lo que él quiere, pero para ella esto realmente es excitante, disfruta como su esposa la comparte con otras parejas.
Narra Alessandro.
Soy afortunado por la mujer que tengo, además de ser una super modelo es inteligente y sobre todo complaciente, se acerca nuestro aniversario número diez y quiero sorprenderla, ella lo merece, conseguiré para ella un hombre joven que le de placer, mucho más del que yo le puedo dar.
-Querida esposa, el próximo fin de semana estamos invitados a una fiesta, esta vez tendremos un encuentro con una chica joven, accedió por unos miles de dólares a estar junto a nosotros- ¿estás de acuerdo?
-Si mi amor, me excita la idea de que tengamos un trio con otra mujer, pero no me gusta el hecho de siempre tener que pagar porque accedan a nuestros caprichos, me gustaría que lo hicieran por placer, así como nosotros- dice Catalina mientras me besa con sensualidad, estamos acostados en nuestra cama después de una noche de lujuria y placer.
-Bueno querida, es que no todas las personas disfrutan su sexualidad abiertamente, así como nosotros dos, pero ya sabes que el dinero no es problema y tu y yo siempre nos encargamos de que tengan mucho placer, así que será una deliciosa cita, por ahora vamos princesa, las obligaciones nos esperan.
-Me daré una ducha cielo, te espero en el baño- Catalina me guiña el ojo, en señal de que su apetito sexual aun es voraz, yo la sigo inminente.