- ¡Despierten flojas! Son las cinco de la mañana, esto no es un hotel
Grita la guardiana, mientras golpea los barrotes con su macana.
La cabeza me da vueltas, no he dormido nada, hoy cumplo mi primer mes en esta cárcel, aun no asimilo estar aquí, en el fondo yo sabía que iba a terminar un lugar como este, pero lo que más me pone mal es saber porque estoy aquí, cada vez que lo recuerdo siento un nudo en la garganta y siento mucha ganas de llorar, pero eso no es opción, eso es para débiles.
Nací hace veintisiete años en una familia no muy acomodada, una clase media que suelen llamar, mi madre, una mujer por esos tiempos muy conservadora, ya pasada de los treinta llevaba casada con mi padre hacía ya cinco años, éramos una familia muy feliz, mi hermana mayor me llevaba ocho años, así que ella cuidaba de mi para que mis padres pudieran trabajar.
Yo en lo personal era feliz, era una niña que comía a gusto, iba al parque y al circo con mis padres, mi madre, ella era preciosa y de verdad que me amaba, recuerdo cómo me levantaba en sus brazos y me besaba diciéndome que yo era una niña hermosa, que era un ángel que había llegado del cielo, y que el destino me tenía para grandes cosas. Ella tenía unos ojos azules como el mar, era alta y rubia, sinceramente hermosa, mi padre también era alto y cabello negro, bastante guapo, hacían una pareja espectacular. No teníamos mucho dinero, pero nuestra mesa siempre estuvo llena de comida, y los fines de semana siempre nos fuimos de paseo.
Hace diecisiete años …
-Levántate mi pequeña, son las seis de la mañana, es tu primer día en el nuevo colegio – dice Mariela, la madre de Lizzie
-¡No, mami no me lleves allí, déjame en mi antiguo colegio!, o déjame dormir- le respondo a mi madre adormilada todavía, no quería que me cambiaran del colegio, era algo muy duro para mí.
-Ya vas a ver cómo te va bien, tu hermana estudia allí desde que tiene tu edad y mírala ya va para la universidad, arriba perezosa, será un lindo día.
-Está bien mamita lo intentare- respondo resignada
En pocos minutos estoy lista y bajo al comedor, como siempre ya está lista mi familia para el día, veo a mi padre con su traje negro listo para ir a la oficina, él era contador y mi madre era ama de casa, así que él se encargaba de todos los gastos de la casa.
-Mi niña, ¿Cómo estás? Te llevare hoy al nuevo colegio, sé que te va a ir muy bien, eres una niña muy educada y disciplinada, vas a ver que te ira excelente- dice el papá de Lizzie emocionado
-Hola peque, lista para el cole, no te envidio, me encanta la universidad- dice Carolain, la hermana de Lizzie
-No entiendo todos están felices, yo solo quiero volver a mi escuela y jugar con mis amiguitas- digo triste
Mi familia sonríe juntos, que lindos se ven.
Mi padre me lleva en su auto hasta el nuevo colegio, es muy grande, aunque no es tan bonito como mi escuela primaria, hay unos niños muy grandes y unas niñas no tan amables.
-Ten lindo día pequeña, en unas horas tu madre vendrá por ti, espera por ella ¿ok? - dice mi padre
-Está bien papito no tarden mucho por mi – le digo frunciendo el ceño, desde que toque las puertas de ese colegio ya sentía una mala energía
Entre al salón que me habían asignado, solo quedaba una silla libre, así que ahí me hice, al lado mío había una niña, rubia como yo, pero delgada y usaba unas gafas gigantes, parecían la cola de una botella, así que la vi y sonreí, ella también me sonrió, ahí hicimos click, una química especial.
-Hola, me llamo Lizzie, ¿y tú? - le pregunto
-Hola soy Katty, mucho gusto, ¿es tu primer día?
-Si, ¿y el tuyo también?
-Sip, seremos buenas amigas
Los dos primeros años en la escuela secundaria gracias a la compañía de Katty fueron llevaderos, aunque los chicos más grandes nos matoneaban por nuestro físico, para nosotras lo único importante era nuestra amistad, teníamos muchos sueños juntas.
Entramos al tercer años de secundaria, se acercaba mi cumpleaños número trece y yo en lugar de mejorar me estaba convirtiendo en una niña muy gorda y poco agraciada, pero mis padres me decían que era hermosa, mi hermana si que lo era, por ese tiempo llegaba a sus veintiún años e iba al gimnasio todos los días, tenia una cabellera hermosa y yo, era el patito feo de la familia, y junto a Katty éramos los de la escuela.
A mi fiesta de trece no fue nadie, solo Katty y su pequeño hermanito Santiago, y por su puesto mi hermosa familia, no teníamos amigos en la escuela, por el contrario, nos matoneaban como si fuéramos las más feas del mundo, ir a estudiar se había convertido en un karma, mi madre me decía que eso era normal a nuestra edad, que ya íbamos a crecer e íbamos a ser lindas como Carolain y todas las otras niñas, pero eso no era lo que pensaban otros adolescentes en la escuela.
-Despierta hija, ya esta tarde debes ir a estudiar- Mariela con su ternura trata de despertar a Lizzie.
-Mami, en serio que no quiero ir a esa escuela, este año ha sido insoportable y más desde que subí mucho de peso, retírame de allí por favor.
-Nena, lo estamos hablando con tu adre será para el año siguiente ahora no nos ajustan las cuentan para un cambio, estate tranquila, es normal, trata de hacer amigos mi amor.
-Ma, pero que inocente eres, allá hay malas personas y a Katty y a mi nos van a matar un día de estos
Volteo los ojos hacia arriba, salgo como todos los días a enfrentarme a lo mismo.
Un rato después llegue a la escuela
-Katty hola, amiga ¿Cómo estás?
-Bien linda ¿y tú? - responde Katty con cariño
-Ja ja ja, que irónica eres amiga como me dices linda, te amo eres un sol
Katty me llevaba un año, ella tenía catorce, y a pesar de que su cuerpo era el de una señorita, su cara seguía siendo el de una niña escondida en un par de rabos de botellas, ella nunca se quitaba sus gafas ni sus trenzas así que parecía estar viendo el mismo reflejo por el paso de los años.
-Mira Liz, quien viene ahí- me dice Katty con cara de angustia
-Si, es el pendejo de Guillermo y su grupo de matoneadores, pero hoy no pienso dejarme Kat, les diré de todo. Ya vas a ver- respondo llena de ira
-Vaya vaya, pero a quien tenemos aquí a el pequeño puerquito y la chica detrás de las ventanas, ¿Cómo están?, además de feas- Se burla Guillermo
Durante estos años de secundaria siempre nos ha tratado horrible, él y sus amigos siempre nos han llamado feas, y muchos más adjetivos que no vale la pena mencionar, solo sé que mi vida gracias a ellos fue un infierno, y a otras personas por supuesto, pero en especial a él.
-lárgate de aquí animal- le digo desafiante