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Mi versión de tí

Mi versión de tí

Emi Estrada

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Capítulo

Nosotros no éramos el prototipo de personas perfectas el uno para el otro, eramos tan diferentes y tan iguales a la vez ¿Las almas gemelas podrían ser una para la otra? Ó ¿solo coincidencias de igualdad para llevar otras vidas? Sebastián, un chico que me mostró que existían otras formas de amar, otros cielos que aún no había conocido pero a pesar de eso vivíamos bajo uno mismo, habian muchas veces que no comprendía lo que decía hasta que todo empezó a tener sentido, un chico que me enseñó a lo largo del tiempo que pasamos juntos el verdadero significado de la frase “No juzgues a un libro por su portada" porque en él había mucho por descubrir, tanto que me pregunto si acaso lo llegué a conocer por completo o solo descubrí una parte de él, esa parte que te hace querer aferrarte al amor que existió entre los dos, a querer proteger los recuerdos que creamos juntos Mía, yo quizás no encontré la mejor manera de ayudarlo, talvez la había, talvez no, dejé que su vida me consumiera, pero cuánto lo amaba, nuestra historia muestra el momento en que dos personas están destinadas a conocerse pero no concordaron el el momento correcto de sus vidas, ¿Aún así seríamos capaces de sobrevivir a los peores momentos y vivir nuestras vidas juntos? Éramos el claro ejemplo de cuando luchas contra corriente aún agotando hasta la mínima posibilidad para tener un triunfo Es una historia de superación personal, esto es por mí, esto es por ti, lector o lectora, que tienes esa duda acerca del amor entre dejar ir o continuar aferrado/aferrada a esa persona, para que tengas más amor propio y amor hacia los demás, todos hemos tenido una persona que cuesta demasiado soltar y en alguna ocasión pensamos que quizás podríamos cambiar su forma de pensar y actuar,nos confundimos con teorías algunas veces si y otras no, las personas si cambian, pero no cambian por alguien sino para alguien, y a veces ese alguien no somos nosotros a veces sí, porqué hay personas que curarán nuestras heridas y volverán a abrir nuevas, hay personas que dan incluso lo que no tienen para hacer felices a quienes aprecian, soltar cuesta demasiado y retener también. ¿Acaso nuestro amor sería lo suficientemente fuerte o se convertiría en dependencia emocional? Una vez dijiste que te enseñé lo que era vivir sin dolor, gracias a tí ahora yo sé el verdadero significado de esa palabra, dolor por tí, dolor por mí, sin embargo el dolor y el amor tienen el mismo color (Todos los personajes de esta historia son ficticios, fueron creados con fines de entretención únicamente)

Capítulo 1 Prólogo

—Si hablamos de él... No sé cómo llegué a este punto de locura... —suelto con un suspiro que lleva consigo nostalgia.

—¿Sabes que locura es una palabra demasiado fuerte para ser utilizada? —me pregunta aquella mujer de piel morena, con cabello atado en una cola alta.

—Lo sé pero... —apenas logro pronunciar viendo de reojo a la psicóloga.

Ella sostenía una libreta y un bolígrafo anotando lo que decía. Volviendo mi vista a aquel techo blanco, extendiendo mi mano hacia arriba sin pensar en nada.

—No te estreses, tómate tu tiempo —me dice intentando hacer que no entre en crisis, sabía que me estaba sobresaltando.

—Eso intento... —le menciono tratando de relajar mi mente cerrando los ojos.

Tengo sueño, mucho sueño o ¿quizás sean ganas de nada? Solo logro preguntarme ¿Cómo llegué a este punto? ¿Cómo él hizo que llegara a perderme en mis pensamientos?

—¿Estas lista para contarme que pasó?

—Yo... —niego con la cabeza, será otra sesión sin decir nada al parecer.

Mi hermano espera afuera preocupado ¿Cómo les explicaré que de nuevo no soy capaz ni de dar el primer paso? Además se trata de su amigo.

—Mia Skylers, vamos a un paso lento pero vamos seguras ¿está bien?

—Si... —digo en un susurro nada convencida.

Esto es notado por la psicóloga que centra su atención en mi, con una mirada intrigante bajo aquellos anteojos pequeños que resaltaban sus ojos negros, la cuál me sorprende con una pregunta.

—¿A que le tienes miedo?

¿A qué le tengo miedo? Me pregunto para mi misma, mi mirada se desvía de ella perdiéndose en los recuerdos ¿Es realmente miedo? De nuevo la presión impacta mi pecho.

No lo soporto y me levanto de la camilla en la que permanecía recostada, la psicóloga asombrada intenta detenerme pero antes de que pueda hacerlo me encuentro cruzando la puerta rápidamente, por suerte Ale mi hermano está hablando por teléfono, parece muy ocupado y no lo culpo, estando al mando de la empresa familiar y aún cargando con el estrés de tener que acompañarme a estas terapias por órdenes de mi madre.

Antes de que pueda reaccionar por completo ya he corrido por dos pasillos cuál si solo quisiera escapar, pero al doble en el tercer pasillo siento un leve golpe al tropezar contra alguien, cierro los ojos al impacto y luego los abro lentamente observando unos zapatos deportivos negros de hombre acompañados de un pantalón negro estilo vaquero ajustado.

Quedo casi en shock al reconocer ese tipo de vestimenta pero mi mirada sube lentamente al sentir una cálida y conocida mano sobre mi mejilla, su pulgar se desliza lentamente en forma de caricia mientras sus labios entonan suavemente mi nombre, aquel sonido me hace estremecer, abro los ojos como platos por el impacto de aquellas pronunciación, subo la vista completamente atónita y me encuentro con un cabello negro un tanto acolochado y perfectamente recortado, una mirada penetrante fija en mi y sus labios en una línea recta curvandose demostrando una sonrisa, una jodida sonrisa deslumbrante ante mis ojos.

—¿Estas bien? —Pregunta en un gesto de amabilidad.

Me hace sobresaltarme y caer de nuevo en cuenta a la realidad.

No le contesto nada pero de mis ojos seguramente brotaban lágrimas, lo supe por la reacción preocupativa en sus ojos pero, ¿Como se podía atrever a preguntar si estaba bien?

—Es ¿Es ironía no?...

No puede ser que se haga el inconsciente, que pretenda hacer como si nada pasó, su mano se deslizó por mi antebrazo fijándose en mi codo, haciendo que una corriente eléctrica provocada por el rose de su piel recorriera mi cuerpo, mis ojos se quedaron fijos en el, jamás había sentido la sensación de desear con tanta fuerza a una persona, solo quería besarlo, es que joder su sola presencia me derretía, sentía ese nudo en el estómago y en la garganta.

No sé cómo pude soltarme de entre sus brazos, darme la vuelta y seguir corriendo ¿Era malo el como nos relacionabamos ¿verdad...? En realidad, ya no sabía lo que era correcto o no, no a estas alturas de mi vida cuando todo se veía tan ¿falso? ¿Lejano...?

Sentía muchas cosas llevándome a un espacio donde no queda nada, o al menos eso pensaba al encerrarme en el baño. Entonces escuché que Sebastián golpeaba la puerta un par de veces llamándome.

—Mia... —susurró.

Luego de unos momentos, cuándo pronunció mi nombre débilmente solo se escuchó silencio.

Seguramente se fue, por mi parte ya me encontraba sobre el lavamanos devolviendo todo lo que había comido que era ¿Nada desde ayer? Solo recuerdo haber tomado agua y un sándwich que mi madre me obligó a comer antes de venir acá.

Por suerte al encender el grifo no hubo problemas en que todo se fuera por el tubo de cañería, agradecía al ingeniero que hizo tan espaciosos estos artefactos, rocié un poco de cloro y levanté la vista al espejo de enfrente, mi rostro estaba tan pálido como una hoja de papel, tenía un poco de mi cabello rubio claro pegado a mis mejillas, me incliné más para lavarme mejor el rostro y luego elevé de nuevo mi vista al espejo, mis ojos azules claros electrizantes estaban opacos, casi sombríos con ojeras bajo estos, nunca me había dado cuenta de cuán consumida me encontraba a mi misma hasta encontrarme en esta situación.

Estaba mucho más delgada que de costumbre, ahora ya ni siquiera recuerdo como era mi vida antes de conocerlo, se que tenía una pero, no se si era lo suficientemente feliz, seguramente no, ó quizás sí, el asunto es que llegó a ser el complemento de mi vida y las cosas no siempre fueron así.

No, no lo eran, él era la persona más dulce que pude haber conocido ¿Porqué ahora todo cambió?... No lo sabía, ¿Él sería capaz de hablar acerca de lo que sucedió...? De cierta manera me da miedo, porque no sé como reaccionarán los demás y por otro lado eso no me importa en lo más mínimo, me importa él, nadie más que él.

[...]

Alejandro.

—¿A dónde se fue?... —susurraba viendo a los costados, más para mí mismo que para alguien más.

Estaba solo en la sala de recepción, colgando el teléfono, dando un suspiro cerrando leve los ojos mientras con mi otra mano acariciaba mi sien en señal de desaprobación, sentado en un sillón blanco, observando de reojo como de pronto un chico pelinegro se acercaba, dando una sonrisa levantaba leve la mano en señal de saludo y desánimo.

—Hola, Ale —me saluda al verme en aquella posición, seguro mi rostro lo decía todo sin dar explicaciones.

—Lo siento hermano, salida suspendida —curvo un poco los labios en señal de desaprobación mientras él no apartaba la vista de mí—. Rapunzel escapó

—Oye, que malo eres con tu hermana —dice dando una sonrisa leve, me calmo un poco y ahora es él quién coloca una expresión de preocupación, como si estuviera meditando o dudando en preguntar algo—: ¿Ella dijo algo acerca de porqué se siente mal?

—No, simplemente permanece callada según la psicóloga o escapa como hoy —le explico con un poco de cansancio mental por esto—. Sinceramente creo que mamá exagera con verla mal, yo la veo como cualquier joven de su edad.

—¿Crees eso?

—Porsupuesto, mi madre le suma ansiedad y depresión, seguramente terminó con su novio y como resultado está triste es todo.

—¿Mía con novio? ¿La chica con la que muchos quieren salir y no acepta a nadie?

—Lo se suena raro —doy una sonrisa carismática—. Pero no le veo otra explicación a su carácter, sin mencionar las pesadillas en las noches cuando grita entre sueños a su "nene"

—Mmmm la ha tenido complicada...

—Deberíamos buscarla, pero a este paso es posible que ya esté en casa.

—Te acompaño, entre ambos será más rápido...

[...]

Mía

—¿No siempre fue así cierto? —me dije en voz suave, luego de salir de la clínica psicológica.

No necesitaba ir muy lejos para relajarme, tan solo a un parque bajo un árbol a unas cuadras del centro psicológico, solo necesitaba recostarme bajo él, observar como la luz se filtraba por entre las hojas y liberar de mi mente todo pensamiento, aunque aquí era muy difícil, es uno de los lugares en los que más compartí con él, o mejor dicho, nuestro lugar favorito.

El lugar en el cuál hicimos tantas tonterías que aunque nuestra historia llegue a su fin, no quiero olvidar, me niego a aceptar que todo haya acabado así, porsupuesto que recuerdo lo lastimada que estaba antes, como llegó a sanar mi corazón... No podía llegar a sanarlo y después herirlo él. Pero si bien algo es verdad es que me ayudó a salir de la peor depresión en la que había estado hasta el momento, ahora me siento peor pero tengo mejores momentos que recordar.

[...]

Noviembre 09, 2016.

—Estoy harta... No puedo más —mencioné dando un suspiro bajando la mirada deteniéndola en el piso.

Pero mi desanimo fue opacado por sus dedos en mi frente, dedos de un chico, un chico que me estaba brindando apoyo, en cuanto levanté la mirada me encontré con su sonrisa cálida e ojos comprensivos.

—No digas eso tonta.

—Es que, no sé si pueda superar esto... —mencioné desilusionada, mientras él apartaba la mirada de mí fijandola en el cielo.

Se que el cielo es un hermoso paisaje y es especial para varias personas por su hermosura y tranquilidad que brinda, pero, sus ojos buscaban en aquel espacio otra cosa, cada vez que veía hacia arriba lo notaba, su mirada veía algo que yo no podía ver con facilidad, pero ¿Que era?

—Me doy por vencida, no puedo olvidar...

—¿Porque dices eso? —inquirió—. ¿Si aún no lo intentas?

—¿Crees que no lo he intentado? Me es imposible olvidar estos dos años.

—Al parecer no lo suficiente, observa.

—¿Que cosa? —le pregunté quitando la vista del cielo y fijandola en sus ojos, ellos se desviaron de mi y se fijaron en su mano derecha.

Recogió hierba seca de la que crecía al rededor de la sombra del árbol al que estábamos sentados, elevó su mano en el aire con el puño cerrado mientras me decía que algunas cosas solo se mantienen porque nosotros le ponemos resistencia de alguna manera.

Sus palabras me parecieron muy sabias, nadie nunca me había dicho eso, pero tenía razón, me aferró a una persona porque yo quiero, pero entonces dejó escapar el pasto seco de su puño dejando que el viento arrasara con todo, mientras me decía que soltar es tan fácil como lo que había hecho, una vez que todo se libera hay más libertad, todo lo decía con una seguridad y madurez tan pero tan perfecta que no me restaba mas que creer en sus palabras.

—Bien, hora de dejar la tristeza de lado.

—¿Como planeas que hagamos eso? —dije manteniendome sentada pero él extendió su mano hacia mi para ayudar a ponerme de pie.

—Nos liberaremos de los momentos pasados con nuestros ex, seremos libres como el viento.

—¿De qué estás hablando? —le pregunté confusa, pero unió nuestras manos.

Comenzando a correr en dirección circular, no me quedó más que moverme y para cuando me di cuenta estábamos girando tomados de las manos, mi sonrojo se volvió extremo, mientras él solo reía, empecé a reír también y a disfrutar aquel momento ridículo talvez a los ojos de la demás personas del parque, pero divertido al de nosotros, para cuando terminamos de girar se tropezó cayendo ambos por el suelo, por enorme casualidad cayó sobre mí, sus labios quedaron realmente cerca de los mos, era la segunda vez que teníamos un acercamiento así..

Su respiración estaba tan acelerada por las vueltas que habíamos dado, él podría besarme con solo inclinarse unos centímetros más, ¿Lo haría?... ¿Se atrevería a besarme? ¿Así empieza nuestra historia? Su mano se deslizó suavemente tomándome por los antebrazos, estaba totalmente perpleja por lo que sucedía, levanté la mirada y observé directamente a sus ojos, aquellos ojos tan profundos color marrón fijados en los míos, su nariz se acercó lentamente a la mía comenzó a hacer un lento desliz, entrecerré lentamente los ojos sus labios se acercaron a los míos pero en ese momento aparté el rostro a un lado.

No se si fué por miedo, por temor a lo que podría ocurrir, cerré los ojos un momento y sentí como un leve peso se quitaba de sobre mi, lo observé de reojo y en ese momento me extendió la mano para ayudarme a levantarme, demostró una sonrisa, una jodida sonrisa calmada que me dió la seguridad de que todo estaría bien pero, tenía mucho miedo, por más que se acercara a mi algo se encendía dentro pero era casi nada, no podría sentir algo por mi mejor amigo... Mi mejor amigo...

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