CAPÍTULO UNO
Hermanos Haitani,
El agradable cantar de las aves fue lo que despertó a Tetsu, quien abrió sus ojos, bostezando ruidosamente. Como cualquier mañana normal, la chica de cabellos castaños se levantaba y preparaba para ir a la preparatoria.
Para comenzar, no quería describirse con el típico cliché de "Soy una chica normal, como todas", pero lamentablemente no tenía más que decir sobre sí, lo único que podía destacar de sí misma era su nacionalidad, a pesar de vivir en Japón desde sus ocho años, Tetsu había nacido en América, su país de procedencia no era del todo importante. Su padre era japonés, mientras que su madre era latinoamericana. Para la mala suerte de Tetsu, sus padres estaban de vacaciones en América "probando cosas nuevas" cuando su madre entró en labor de parto, trayendo así a una latinoamericana más al mundo.
"Al menos escapé de Latinoamerica" bromeaba la chica cada que le preguntaban sobre su país de origen.
Amalia Yamagawa fue su nombre de pila, pero al volver con sus padres a Japón decidió utilizar otro nombre, después de todo 'Amalia' era un nombre raro de escuchar por aquella zona, así que finalmente se decidió por 'Tetsu'.
[...]
— Buenos días, Tetsu. — Saludó Kioko, una de sus compañeras. — ¿Cómo amaneciste hoy?
— De mal humor. — Fue lo que respondió la castaña, su amiga solamente rio, solía ser común ver a la chica de mal humor por las mañanas, no era su fuerte despertarse temprano. — ¿A qué hora salimos hoy? Me urge irme de aquí.
— Recién comenzarán las clases, tranquila. — Ambas caminaron juntas hasta su salón de clases, entrando y tomando asiento en sus respectivas sillas.
— Desearía con toda el alma que al profesor se le jodan las llantas de su auto y no venga. — La chica dejó caer su cabeza contra la mesa. — Odio Química, que se joda la tabla periódica.
— No ofendas a mi poderosa tabla periódica. — Como era de notar, Kioko era una amante de la asignatura. — ¿Crees que hoy vengan?
— ¿Los chicos por los cuales estás obsesionada? — Tetsu rio. — Nah, nunca vienen.
— Qué lástima.
— ¿Qué es lo que les ves? — Para Tetsu no tenía lógica estar tan enamorada de un par de hermanos con terrible reputación, pandilleros y criminales.
— Aún no los conoces, apuesto que cuando lo hagas también serás parte del club.
— ¿Club? — Kioko sonrió. — Oh, dios. Dime, por favor, que no existe un club de admiradoras.
— Soy la vicepresidente. — Tetsu quiso vomitar, demasiada obsesión para ella.
Para la mala suerte –o buena– de Yamagawa, aún no había conocido a ese tal par de hermanos tan destacados de su preparatoria. ¿Razón? Casi nunca se presentaban a la preparatoria, o cuando lo hacían, Tetsu nunca se encontraba cerca, pues los hermanos siempre estaban rodeados de muchas chicas quienes chillaban como gatas en celo por ellos. Tetsu era del tipo que prefería mantenerse alejada de las aglomeraciones, no fuese a aparecer un virus zombie y por estar entre tanta gente fuera una más de las come-cerebros.
— Buenos días, alumnos. — Tetsu se quejó al ver al profesor entrar al salón. — Hoy estaremos haciendo un repaso de la tabla periódica de los elementos, saquen sus cuadernos.
La siguiente hora de clase fue una tortura para la chica de ojos marrones, intentar memorizar los ciento dieciocho elementos de la tabla en sus manos le provocaba dolor de cabeza, lo que le desesperaba, y terminaba bloqueándose, sin entender nada. Fue como el cantar de los ángeles escuchar la campana sonar, avisando que la hora del desayuno había comenzado, Tetsu no dudó en tomar sus cosas y guardar todo en su mochila, saliendo rápidamente de allí, despidiéndose del profesor con una enorme sonrisa en su rostro.
Kioko le alcanzó segundos después, algo agitada por correr para igualar su rápido caminar.
— De veras odias química.
— ¿Hasta ahora lo notas? — Tetsu suspiró. — Tengo hambre ¿Me acompañas a comprar algo a la cafetería?
— Andando.
Sus padres solían estar trabajando la mayor parte del tiempo, su padre era un hombre de negocios, por lo que automáticamente al casarse con su madre, la mujer consiguió un puesto estable en la empresa de su esposo, esa era la razón por la que la mayor parte del tiempo se encontraban fuera de la ciudad, o incluso a veces, del país. Aquello no significaba que no les importara su hija, a diferencia de muchos otros padres, ambos eran realmente atentos y cariñosos con su única hija, dándole todos recursos necesarios y compartiendo su tiempo juntos cuando les era esto permitido. Por esto, Tetsu no solía cargar consigo una 'lonchera' con comida, siempre tenía dinero a mano para comprar de comer todo lo que se le antojara, invitando de paso a su amiga.
— Date prisa antes de que la fila se haga más grande. — Ambas se unieron a la cola rápidamente, esperando por su turno de ser atendidas.
— Casi lo olvidaba. — Tetsu elevó una ceja, mirando a su amiga. — Mañana debemos de hacer una presentación sobre la primera guerra mundial.
La cara de desagrado de Tetsu no se tardó en hacer notar, la menor a su lado rio.