Durante cinco años, mi universo giró en torno a Ricardo, el magnate del tequila que, según él, había quedado paralítico por culpa de su exnovia, Sofía. Me enamoré de su "fragilidad", cuidándolo con devoción, sacrificando mi carrera de diseñadora y creyendo cada una de sus palabras. Pero una noche de tormenta, mientras le llevaba su tequila especial, escuché su voz. "Esa pendeja de Ximena se traga todo lo que le digo. Ha sido así durante cinco años." Él no estaba postrado. Él y su mejor amigo, Mateo, se reían de cómo me había usado, humillado y robado por una venganza enferma contra Sofía, quien resultó ser su cómplice. Cada "te amo", cada sacrificio, cada cicatriz en mis pies por caminar sobre brasas, todo fue una farsa, una herramienta en su macabra obra. ¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Cómo no vi la maldad detrás de sus ojos, la crueldad en cada risa, el desprecio en cada gesto? El amor en mi corazón murió, dando paso a algo frío y afilado: el odio. Ricardo Santos había subestimado a la mujer que, desde ese instante, solo tendría una cosa en mente: venganza y escape.
Durante cinco años, mi universo giró en torno a Ricardo, el magnate del tequila que, según él, había quedado paralítico por culpa de su exnovia, Sofía.
Me enamoré de su "fragilidad", cuidándolo con devoción, sacrificando mi carrera de diseñadora y creyendo cada una de sus palabras.
Pero una noche de tormenta, mientras le llevaba su tequila especial, escuché su voz. "Esa pendeja de Ximena se traga todo lo que le digo. Ha sido así durante cinco años."
Él no estaba postrado. Él y su mejor amigo, Mateo, se reían de cómo me había usado, humillado y robado por una venganza enferma contra Sofía, quien resultó ser su cómplice.
Cada "te amo", cada sacrificio, cada cicatriz en mis pies por caminar sobre brasas, todo fue una farsa, una herramienta en su macabra obra.
¿Cómo pude ser tan estúpida? ¿Cómo no vi la maldad detrás de sus ojos, la crueldad en cada risa, el desprecio en cada gesto?
El amor en mi corazón murió, dando paso a algo frío y afilado: el odio. Ricardo Santos había subestimado a la mujer que, desde ese instante, solo tendría una cosa en mente: venganza y escape.
Otros libros de Gavin
Ver más