De Esposa a Empresaria

De Esposa a Empresaria

Gavin

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Sofía revisó el reloj, su ceño fruncido. Marco, su esposo, el aclamado gerente de "El Sazón de Mamá", llegaba tarde, de nuevo. Hoy era el festival escolar de su pequeña Camila y la promesa de Marco de verla cantar era el único brillo en los ojos de su hija. Pero el brillo se apagó con una llamada: «Surgió una reunión importantísima de último minuto, mi amor. Representa a la familia por mí». La decepción se clavó en Sofía, no por ella, sino por el rostro de su hija. Con el corazón apesadumbrado, llegaron a la escuela, solo para que el mundo de Sofía se hiciera pedazos. Allí estaba Marco, en el escenario, junto al director, pero no solo. A su lado, con una mano posesiva en su cintura, estaba Ximena, su exnovia. Y con ellos, un niño, Leo. Marco los presentó como su "amada Ximena y su campeón, Leo" , y luego lanzó una bofetada final: se autoproclamó "dueño y fundador" de la empresa que Sofía, con las recetas de su abuela, había construido. La sangre de Sofía hirvió. Ella era la dueña, la fundadora. Marco, solo un empleado con un título inflado. Pero antes de que pudiera procesarlo, Camila corrió hacia el escenario, su pequeña voz rompiendo el silencio: «¡Papá! ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás con ella? ¡Yo soy tu hija!». La risa de Marco se desvaneció, su rostro se puso pálido. Luego, con una frialdad gélida, dijo: «Lo siento, pequeña, creo que te confundes de persona. Señora, por favor, controle a su hija». Negó a su propia hija. Frente a todos. Frente a su propia madre. El dolor fue insoportable, pero la rabia de Sofía fue aún más fuerte. Y mientras el público aplaudía la "clase" de Marco, Sofía sintió que su mundo se desmoronaba. Un mensaje de Marco llegó: «Deja de hacer un escándalo. Nos vemos en casa y hablaremos. No hagas esto más grande». Una risa amarga escapó de los labios de Sofía. ¿Más grande? Él había cruzado una línea. Esto no era una infidelidad. Esto era una declaración de guerra. "Arturo, soy Sofía. Necesito que vengas ahora mismo al Colegio Westbridge y traigas al equipo de seguridad de la empresa. Llama al notario público, es una emergencia corporativa" . La decisión estaba tomada. Marco Villarreal estaba a punto de descubrir el verdadero significado del infierno.

Introducción

Sofía revisó el reloj, su ceño fruncido. Marco, su esposo, el aclamado gerente de "El Sazón de Mamá", llegaba tarde, de nuevo.

Hoy era el festival escolar de su pequeña Camila y la promesa de Marco de verla cantar era el único brillo en los ojos de su hija.

Pero el brillo se apagó con una llamada: «Surgió una reunión importantísima de último minuto, mi amor. Representa a la familia por mí».

La decepción se clavó en Sofía, no por ella, sino por el rostro de su hija.

Con el corazón apesadumbrado, llegaron a la escuela, solo para que el mundo de Sofía se hiciera pedazos.

Allí estaba Marco, en el escenario, junto al director, pero no solo.

A su lado, con una mano posesiva en su cintura, estaba Ximena, su exnovia.

Y con ellos, un niño, Leo.

Marco los presentó como su "amada Ximena y su campeón, Leo" , y luego lanzó una bofetada final: se autoproclamó "dueño y fundador" de la empresa que Sofía, con las recetas de su abuela, había construido.

La sangre de Sofía hirvió. Ella era la dueña, la fundadora. Marco, solo un empleado con un título inflado.

Pero antes de que pudiera procesarlo, Camila corrió hacia el escenario, su pequeña voz rompiendo el silencio: «¡Papá! ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás con ella? ¡Yo soy tu hija!».

La risa de Marco se desvaneció, su rostro se puso pálido.

Luego, con una frialdad gélida, dijo: «Lo siento, pequeña, creo que te confundes de persona. Señora, por favor, controle a su hija».

Negó a su propia hija. Frente a todos. Frente a su propia madre.

El dolor fue insoportable, pero la rabia de Sofía fue aún más fuerte.

Y mientras el público aplaudía la "clase" de Marco, Sofía sintió que su mundo se desmoronaba.

Un mensaje de Marco llegó: «Deja de hacer un escándalo. Nos vemos en casa y hablaremos. No hagas esto más grande».

Una risa amarga escapó de los labios de Sofía. ¿Más grande? Él había cruzado una línea.

Esto no era una infidelidad. Esto era una declaración de guerra.

"Arturo, soy Sofía. Necesito que vengas ahora mismo al Colegio Westbridge y traigas al equipo de seguridad de la empresa. Llama al notario público, es una emergencia corporativa" .

La decisión estaba tomada. Marco Villarreal estaba a punto de descubrir el verdadero significado del infierno.

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