El Velo Manchado: Ximena Renace

El Velo Manchado: Ximena Renace

Gavin

5.0
calificaciones
43
Vistas
11
Capítulo

El frío abrazo de la decepción me asfixiaba, mientras mi vestido de novia, antes un sueño, yacía ahora sucio bajo mis rodillas en el piso de un club nocturno. Ricardo, mi prometido hasta hacía unas horas, me miraba con desprecio, sus palabras goteando veneno: "¿Por qué tenías que ser tan estúpida, Ximena? ¿Por qué tenías que meterte en mis asuntos?" La verdad de sus fraudes, de los materiales de mala calidad en sus construcciones, era un sabor amargo en mi boca. Creí que al exponerlo lo salvaba, pero solo aceleré mi propia caída. Me arrojó a las manos de un hombre corpulento con una sonrisa cruel: "Diviértete. Asegúrate de que entienda su nuevo lugar." Mi mundo se desmoronó: fui arrastrada, humillada, traicionada por el hombre que creí amar. Luego llegó la noticia: mi padre, Don Fernando, un urbanista respetado, acusado de corrupción. Y el "héroe" que lo denunció, el hombre elogiado por todos, era Ricardo Vargas. La desesperación me consumió, el dolor y la humillación eran insoportables. Cerré los ojos, deseando que todo terminara. Y entonces, desperté. El aroma a café y chilaquiles de mi madre me envolvió, la luz del sol inundaba mi habitación de la infancia. Era hoy. El día en que los padres de Ricardo Vargas vendrían a pedir mi mano. Los vi en nuestra sala, sus sonrisas fingidas, sus ojos llenos de codicia. La señora Vargas me vio y se levantó, exclamando: "¡Ximena, querida! Cada día estás más hermosa. Ricardo no deja de hablar de ti." Recordé sus verdaderas palabras de mi vida pasada: "Esa tonta de Ximena, si no fuera por el estatus de su padre, ¿quién se fijaría en ella? Ricardo solo la está usando para conseguir los contratos." Mi padre me miró con cariño: "¿Hija, qué dices?" Tomé una bocanada de aire, levanté la barbilla y los miré directamente. Mi voz, clara y firme, resonó en la habitación: "Lo siento, pero no puedo aceptar." El silencio fue sepulcral. "Ricardo Vargas no se casará conmigo," continué, mi voz cortando el aire. "Él no es digno."

Introducción

El frío abrazo de la decepción me asfixiaba, mientras mi vestido de novia, antes un sueño, yacía ahora sucio bajo mis rodillas en el piso de un club nocturno.

Ricardo, mi prometido hasta hacía unas horas, me miraba con desprecio, sus palabras goteando veneno: "¿Por qué tenías que ser tan estúpida, Ximena? ¿Por qué tenías que meterte en mis asuntos?"

La verdad de sus fraudes, de los materiales de mala calidad en sus construcciones, era un sabor amargo en mi boca.

Creí que al exponerlo lo salvaba, pero solo aceleré mi propia caída.

Me arrojó a las manos de un hombre corpulento con una sonrisa cruel: "Diviértete. Asegúrate de que entienda su nuevo lugar."

Mi mundo se desmoronó: fui arrastrada, humillada, traicionada por el hombre que creí amar.

Luego llegó la noticia: mi padre, Don Fernando, un urbanista respetado, acusado de corrupción.

Y el "héroe" que lo denunció, el hombre elogiado por todos, era Ricardo Vargas.

La desesperación me consumió, el dolor y la humillación eran insoportables.

Cerré los ojos, deseando que todo terminara.

Y entonces, desperté.

El aroma a café y chilaquiles de mi madre me envolvió, la luz del sol inundaba mi habitación de la infancia.

Era hoy.

El día en que los padres de Ricardo Vargas vendrían a pedir mi mano.

Los vi en nuestra sala, sus sonrisas fingidas, sus ojos llenos de codicia.

La señora Vargas me vio y se levantó, exclamando: "¡Ximena, querida! Cada día estás más hermosa. Ricardo no deja de hablar de ti."

Recordé sus verdaderas palabras de mi vida pasada: "Esa tonta de Ximena, si no fuera por el estatus de su padre, ¿quién se fijaría en ella? Ricardo solo la está usando para conseguir los contratos."

Mi padre me miró con cariño: "¿Hija, qué dices?"

Tomé una bocanada de aire, levanté la barbilla y los miré directamente.

Mi voz, clara y firme, resonó en la habitación: "Lo siento, pero no puedo aceptar."

El silencio fue sepulcral.

"Ricardo Vargas no se casará conmigo," continué, mi voz cortando el aire. "Él no es digno."

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
Cinco años de amor perdido

Cinco años de amor perdido

Romance

5.0

Tentu, saya akan menambahkan POV (Point of View) ke setiap bab sesuai dengan permintaan Anda, tanpa mengubah format atau konten lainnya. Gabriela POV: Durante cinco años crié al hijo de mi esposo como si fuera mío, pero cuando su ex regresó, el niño me gritó que me odiaba y que prefería a su "tía Estrella". Leandro me dejó tirada y sangrando en un estacionamiento tras un accidente, solo para correr a consolar a su amante por un fingido dolor de cabeza. Entendí que mi tiempo había acabado, así que firmé la renuncia total a la custodia y desaparecí de sus vidas para siempre. Para salvar la imprenta de mi padre, acepté ser la esposa por contrato del magnate Leandro Angulo. Fui su sombra, la madre sustituta perfecta para Yeray y la esposa invisible que mantenía su mansión en orden. Pero bastó que Estrella, la actriz que lo abandonó años atrás, chasqueara los dedos para que ellos me borraran del mapa. Me humillaron en público, me despreciaron en mi propia casa y me hicieron sentir que mis cinco años de amor no valían nada. Incluso cuando Estrella me empujó por las escaleras, Leandro solo tuvo ojos para ella. Harta de ser el sacrificio, les dejé los papeles firmados y me marché sin mirar atrás. Años después, cuando me convertí en una autora famosa y feliz, Leandro vino a suplicar perdón de rodillas. Fue entonces cuando descubrió la verdad que lo destrozaría: nuestro matrimonio nunca fue legal y yo ya no le pertenecía.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro