La Novena Novia Suertuda

La Novena Novia Suertuda

Gavin

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Capítulo

Mi abuela se ahoga cada noche un poco más, y la tos de mi hermano Miguel me rompe el alma. La única esperanza para nosotros está en la cima de esa colina, en la casa de los Vargas, un nido de rumores oscuros y secretos inconfesables. Voy a convertirme en la novena "novia de la suerte", la novena joven condenada a desaparecer tras entrar por esas puertas, como lo hizo mi hermana Ana hace un año. Todos dicen que se fue por dinero, que nos abandonó sin mirar atrás, pero yo sé la verdad: lo hizo por nosotros, porque no le quedaban más opciones, igual que a mí ahora. Mi hermana no regresó, pero un maletín lleno de dinero sucio llegó a cambio, un dinero que se sentía manchado con su ausencia, una burla a nuestra pena. Nadie me cree, ni siquiera la policía, que solo se encoge de hombros y me dice que mi hermana debe estar disfrutando de su nueva vida, ajena a nuestras desgracias. Pero yo siento que Ana no solo se fue, sino que fue silenciada, y su recuerdo me quema por dentro; esta vez, no solo voy por dinero, voy a buscar respuestas. No voy a ciegas, no soy una tonta; si mi hermana no pudo volver, yo iré a sacarla de la tumba o a vengar su memoria, sin importar el precio. Mi abuela, con lágrimas en los ojos, me suplicó que no fuera, que prefería morir antes que perderme a mí también, pero cada espasmo de tos suyo sellaba mi decisión. Su advertencia, sus palabras hirientes, me hicieron dudar por un instante, ¿y si ella sabía más? ¿Y si esa casa esconde un horror tan grande que la muerte es preferible? Con Migue abrazado a mi cintura y la puerta de la abuela cerrada, me dirigí al auto negro que me esperaba, sintiendo las miradas de lástima y el murmullo de: "Ahí va otra". No estoy loca, estoy desesperada, pero en mi desesperación encontraré la fuerza para desenterrar los secretos de los Vargas y el destino de mi hermana.

Introducción

Mi abuela se ahoga cada noche un poco más, y la tos de mi hermano Miguel me rompe el alma.

La única esperanza para nosotros está en la cima de esa colina, en la casa de los Vargas, un nido de rumores oscuros y secretos inconfesables.

Voy a convertirme en la novena "novia de la suerte", la novena joven condenada a desaparecer tras entrar por esas puertas, como lo hizo mi hermana Ana hace un año.

Todos dicen que se fue por dinero, que nos abandonó sin mirar atrás, pero yo sé la verdad: lo hizo por nosotros, porque no le quedaban más opciones, igual que a mí ahora.

Mi hermana no regresó, pero un maletín lleno de dinero sucio llegó a cambio, un dinero que se sentía manchado con su ausencia, una burla a nuestra pena.

Nadie me cree, ni siquiera la policía, que solo se encoge de hombros y me dice que mi hermana debe estar disfrutando de su nueva vida, ajena a nuestras desgracias.

Pero yo siento que Ana no solo se fue, sino que fue silenciada, y su recuerdo me quema por dentro; esta vez, no solo voy por dinero, voy a buscar respuestas.

No voy a ciegas, no soy una tonta; si mi hermana no pudo volver, yo iré a sacarla de la tumba o a vengar su memoria, sin importar el precio.

Mi abuela, con lágrimas en los ojos, me suplicó que no fuera, que prefería morir antes que perderme a mí también, pero cada espasmo de tos suyo sellaba mi decisión.

Su advertencia, sus palabras hirientes, me hicieron dudar por un instante, ¿y si ella sabía más? ¿Y si esa casa esconde un horror tan grande que la muerte es preferible?

Con Migue abrazado a mi cintura y la puerta de la abuela cerrada, me dirigí al auto negro que me esperaba, sintiendo las miradas de lástima y el murmullo de: "Ahí va otra".

No estoy loca, estoy desesperada, pero en mi desesperación encontraré la fuerza para desenterrar los secretos de los Vargas y el destino de mi hermana.

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