Mi Venganza: De Ingeniero a Dueño

Mi Venganza: De Ingeniero a Dueño

Gavin

5.0
calificaciones
12
Vistas
11
Capítulo

El aire se cortaba con la anticipación. Hoy, mi esposa Sofía, la brillante cofundadora de "Innovación Financiera", finalmente me presentaría, Ricardo "El Ingeniero" Morales, no solo como el cerebro técnico, sino como su esposo oculto. Pero en el escenario, en su lugar, ella levantó la mano de Mateo Vega, el arrogante pero carismático pasante, la mano de otro. No una, sino dos veces, me humilló frente a toda la industria que yo mismo había ayudado a construir, llamándome solo un "cerebrito" y luego permitiendo que ese chico, ese pasante, me suplantara. Me vi forzado a tragar la amarga píldora de mi insignificancia. Aún peor, cuando confronté a Sofía, ella se puso de su lado, acusándome de celos y de intimidar "al futuro de la empresa". Me amenazó con arruinar mi carrera si persistía en mi "berrinche". ¿Cómo podía? ¿Cómo podía olvidar que yo hipotequé la casa de mis padres y vendí mi auto para financiar nuestro sueño? ¿Cómo podía ignorar que yo escribí cada línea de código, que yo creé cada patente? Mientras observaba a Sofía cenar con Mateo en "nuestro" restaurante, en "nuestra" mesa, la última ficha del dominó cayó. El silencio se posó en mi alma, era el momento. No más humillaciones. No más vivir en las sombras. Era hora de que mi trabajo y mi valía fueran reconocidos. Al día siguiente, con una calma que venía de lo más profundo de mi ser, le di a Sofía los papeles del divorcio y le confesé mi secreto: soy el propietario legal de todas las patentes de la empresa. Mi camino hacia la libertad, por fin, había comenzado.

Introducción

El aire se cortaba con la anticipación. Hoy, mi esposa Sofía, la brillante cofundadora de "Innovación Financiera", finalmente me presentaría, Ricardo "El Ingeniero" Morales, no solo como el cerebro técnico, sino como su esposo oculto.

Pero en el escenario, en su lugar, ella levantó la mano de Mateo Vega, el arrogante pero carismático pasante, la mano de otro.

No una, sino dos veces, me humilló frente a toda la industria que yo mismo había ayudado a construir, llamándome solo un "cerebrito" y luego permitiendo que ese chico, ese pasante, me suplantara. Me vi forzado a tragar la amarga píldora de mi insignificancia.

Aún peor, cuando confronté a Sofía, ella se puso de su lado, acusándome de celos y de intimidar "al futuro de la empresa". Me amenazó con arruinar mi carrera si persistía en mi "berrinche".

¿Cómo podía? ¿Cómo podía olvidar que yo hipotequé la casa de mis padres y vendí mi auto para financiar nuestro sueño? ¿Cómo podía ignorar que yo escribí cada línea de código, que yo creé cada patente?

Mientras observaba a Sofía cenar con Mateo en "nuestro" restaurante, en "nuestra" mesa, la última ficha del dominó cayó. El silencio se posó en mi alma, era el momento.

No más humillaciones. No más vivir en las sombras. Era hora de que mi trabajo y mi valía fueran reconocidos.

Al día siguiente, con una calma que venía de lo más profundo de mi ser, le di a Sofía los papeles del divorcio y le confesé mi secreto: soy el propietario legal de todas las patentes de la empresa.

Mi camino hacia la libertad, por fin, había comenzado.

Seguir leyendo

Otros libros de Gavin

Ver más
El Divorcio Falso se convierte en Verdad

El Divorcio Falso se convierte en Verdad

Moderno

5.0

Mi marido, Javier, llegó a casa con una sonrisa extraña y la propuesta que, según él, cambiaría nuestras vidas para siempre: un puesto de alta dirección en Argentina. La única condición, explicó, era un "divorcio de conveniencia", solo en el papel, exigido por la empresa y todo "por nuestro futuro" y el de nuestra hija. Lo que él no sabía es que, noches antes, mis insomnios me habían llevado a un foro donde se detallaba "la estafa del divorcio por trabajo en el extranjero": un patrón idéntico para vaciar cuentas y huir con una amante. Su descaro se confirmó con un mensaje de "Valeria" en su teléfono: "¿Ya lo has conseguido, amor? ¡No puedo esperar a que estemos juntos en Mendoza!". Poco después, vació nuestra cuenta conjunta hasta el último céntimo, dejando a cero los ahorros de diez años de matrimonio. Mientras me besaba la frente y me llamaba "la mejor esposa del mundo", una pregunta resonaba en mi mente: ¿De verdad me creía tan estúpida? No sentí dolor, solo una fría y gélida anticipación de lo que estaba por venir. Firmé aquel divorcio con una sonrisa dócil, pero por dentro ardía la determinación. Él creía que me había despojado de todo, pero no sabía que mi "hobby" de diseñadora gráfica me había permitido acumular una fortuna de seis cifras en una cuenta secreta. Ahora, mientras él celebraba su traición, yo empezaba mi juego: me aseguraría de que se arrepintiera, de que perdiera mucho más de lo que jamás soñó robar.

Cuando el amor muere

Cuando el amor muere

Romance

5.0

Sofía, una mujer de belleza deslumbrante y fortuna, parecía tener la vida perfecta junto a su exitoso esposo, Ricardo, un ranchero de renombre en todo México. Pero no todo era tan idílico como se veía: Elena, una mujer obsesionada con Ricardo, acechaba en las sombras, su persistencia aterradora y sus intentos por separarlos eran la comidilla de todo el estado: desde secuestros en plena boda hasta intentos de usar drogas. Sofía, confiada en el amor de Ricardo y sabiendo su odio visceral a la infidelidad tras la muerte de su madre por las traiciones de su padre, nunca se preocupó por esos chismes. Todo se fue al diablo en su tercer aniversario de bodas, cuando entró a la oficina de Ricardo para darle una sorpresa y lo que encontró la dejó helada: Elena, desnuda, sentada en la silla de su esposo, con SU pluma en la mano, y gimiendo descaradamente. "Ricardo, más suave...", articuló ella. La sangre se le puso fría cuando su esposo, al ver la escena, no echó a Elena como otras veces, sino que le pidió a Sofía que la hiciera vestirse para "cuidar su reputación" . ¿Reputación de quién? El corazón de Sofía se hizo pedazos al ver cómo Ricardo guardaba con esmero la pluma que Elena acababa de usar de forma tan vulgar. Se dio cuenta, con un dolor punzante, de que algo esencial había cambiado. Esa misma noche, firmó los papeles de divorcio que Ricardo mismo le había dado años atrás, y con una frialdad que la sorprendió incluso a ella misma, contactó al peor enemigo de su esposo.

Quizás también le guste

Capítulo
Leer ahora
Descargar libro