No Soy Estéril: Mi Hijo, Mi Venganza

No Soy Estéril: Mi Hijo, Mi Venganza

Gavin

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Capítulo

Mi nombre es Sofía. Hace tres años, mis piernas sanaron, y con Javier, mi marido, levantamos la bodega que es hoy el orgullo de Sevilla. La vida, a ojos de todos, era perfecta. Pero en la fiesta de nuestro aniversario, Javier me apuñaló el corazón. Entregó mi pulsera de diamantes, su propio regalo, a una joven aprendiz, Isabel. Pocas semanas después, Isabel anunció que estaba embarazada de él. Mi mundo se desmoronó. Isabel se instaló en mi casa, en mi cama, y el abuelo de Javier, Don Alejandro, me humillaba sin piedad por mi supuesta infertilidad. La peor parte llegó cuando descubrí la verdad: Isabel me había estado envenenando con un difusor, causando mi esterilidad. Cuando quedé embarazada, un milagro, la familia me acusó de brujería, y Javier, el hombre que prometió amarme siempre, se apartó. Me dejaron sangrando en el suelo, perdiendo a nuestro bebé, mientras él corría tras la mentira de Isabel. ¿Cómo pude no ver su crueldad? ¿Quién era yo en esta farsa? Justo entonces, Mateo, mi rival de negocios, apareció. Con un abrazo, destrozó la farsa de Javier y reconstruyó mis recuerdos robados: yo no era estéril, tenía un hijo, Leo, con Mateo. Recuperé la memoria. Ahora, la guerra acaba de empezar.

Introducción

Mi nombre es Sofía. Hace tres años, mis piernas sanaron, y con Javier, mi marido, levantamos la bodega que es hoy el orgullo de Sevilla. La vida, a ojos de todos, era perfecta.

Pero en la fiesta de nuestro aniversario, Javier me apuñaló el corazón. Entregó mi pulsera de diamantes, su propio regalo, a una joven aprendiz, Isabel. Pocas semanas después, Isabel anunció que estaba embarazada de él.

Mi mundo se desmoronó. Isabel se instaló en mi casa, en mi cama, y el abuelo de Javier, Don Alejandro, me humillaba sin piedad por mi supuesta infertilidad. La peor parte llegó cuando descubrí la verdad: Isabel me había estado envenenando con un difusor, causando mi esterilidad.

Cuando quedé embarazada, un milagro, la familia me acusó de brujería, y Javier, el hombre que prometió amarme siempre, se apartó. Me dejaron sangrando en el suelo, perdiendo a nuestro bebé, mientras él corría tras la mentira de Isabel. ¿Cómo pude no ver su crueldad? ¿Quién era yo en esta farsa?

Justo entonces, Mateo, mi rival de negocios, apareció. Con un abrazo, destrozó la farsa de Javier y reconstruyó mis recuerdos robados: yo no era estéril, tenía un hijo, Leo, con Mateo. Recuperé la memoria. Ahora, la guerra acaba de empezar.

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El sonido de mi guitarra, mi pasión, resonaba hueco en la hacienda que por diez años llamé hogar, un desafío silencioso a Diego, el hombre al que entregué mi alma y mi genio para construir su imperio de tequila. Pero su respuesta fue una traición helada: "Ximena, deja de hacer numeritos y sube a mi despacho. Ahora" . Y allí, sentado tras su imponente escritorio de caoba, me soltó la humillación más grande: "Quiero que tú y tu mariachi toquen en mi boda" . La boda que me había prometido a mí. No solo me descartaba por otra mujer, Sofía, sino que me exigía ponerle banda sonora a mi propia aniquilación, a mi propia traición. El golpe más cruel llegó en un susurro venenoso desde el pasillo, de boca de su lugarteniente, "El Chato", pero con las frías palabras de Diego resonando: "Ximena es buena para el negocio, para la guerra, para la calle. Pero para casarme, necesito algo… más puro. Una niña bien, educada, limpia. Ximena ya está muy corrida, muy vivida" . Cada palabra era un puñal que me desgarraba: "Sucia", "corrida", "vivida". Así me veía el hombre a quien le había dado todo, solo una herramienta para desechar cuando ya no le servía, valiendo menos que la inocencia fabricada de una desconocida. El dolor fue insoportable, pero en el fondo de ese abismo, algo se encendió: la rabia. La humillación se transformó en una determinación inquebrantable. Me levanté, la cabeza alta, y con una sonrisa forzada le dije: "Claro, Diego. Será un honor tocar en tu boda" . Pero esa no era Ximena, la víctima; era Ximena, la guerrera, a punto de desatar su venganza.

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