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Doce años. Doce figuras. Doce hijos de barro que parí con mis manos y mi fe. Y doce veces, Javier, mi marido, los ha destrozado. Cada año, mi última creación, mi ángel o mi virgen, era hecha añicos por su martillo, sin explicación, sin piedad. Mis suegros, incluso mi hermano, me traicionaron, susurrando que "el barro está maldito" y mirándome con una mezcla inquietante de pena y miedo. ¿Cómo era posible que el hombre que me salvó la vida de un incendio, el héroe de las cicatrices, se convirtiera en un monstruo que destruía mi alma? ¿Por qué la mirada de mi familia se transformaba de consuelo a fría complicidad cuando Javier sacaba su viejo rosario? No podía seguir así. Tenía que haber una explicación, un final a esta pesadilla. Esta vez, empuñé el martillo, dispuesta a descubrir la verdad.
Doce años. Doce figuras. Doce hijos de barro que parí con mis manos y mi fe.
Y doce veces, Javier, mi marido, los ha destrozado.
Cada año, mi última creación, mi ángel o mi virgen, era hecha añicos por su martillo, sin explicación, sin piedad. Mis suegros, incluso mi hermano, me traicionaron, susurrando que "el barro está maldito" y mirándome con una mezcla inquietante de pena y miedo.
¿Cómo era posible que el hombre que me salvó la vida de un incendio, el héroe de las cicatrices, se convirtiera en un monstruo que destruía mi alma? ¿Por qué la mirada de mi familia se transformaba de consuelo a fría complicidad cuando Javier sacaba su viejo rosario?
No podía seguir así. Tenía que haber una explicación, un final a esta pesadilla. Esta vez, empuñé el martillo, dispuesta a descubrir la verdad.
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Cuentos
Un sudor frío me despertó, el corazón latiéndome a mil por hora. Afuera, el sol de un nuevo día bañaba mi habitación con su resplandor familiar, pero el pánico dentro de mí era un hielo que me calaba hasta los huesos. Aún sentía el dolor punzante en el vientre, el amargo sabor del vino envenenado en mi boca. Y lo peor, la mirada triunfante de mi propia hermana, Sofía, mientras mi vida se desvanecía. Junto a ella, Diego, mi prometido, el hombre al que entregué mi alma, me observaba con una indiferencia helada, como si yo fuera una extraña. "Lo siento, Ximena", susurró Sofía, su voz convertida en veneno puro. "Pero Diego y su fortuna me pertenecen. Siempre debieron ser míos." Esas palabras… resonaban en mi cabeza sin cesar. Morí humillada, traicionada por las dos personas en las que más confiaba, mi carrera como diseñadora de modas hecha pedazos en un instante de maldad pública. ¿Cómo pudieron hacerme esto? ¿Qué crimen tan terrible había cometido para merecer tal castigo de los que amaba? Pero ahora… ahora estaba viva. Mis manos temblaban, pero estaban intactas. Toqué mi vientre, sin rastro de aquel dolor desgarrador. Estaba de vuelta en mi antigua habitación, en la casa de mis padres, esa que guardaba tantos secretos. El calendario en la pared marcó una fecha que me heló la sangre. Exactamente un año antes de mi desfile de modas nupcial, el día en que mi mundo se vino abajo. Era el día en que el médico me confirmó que estaba embarazada. En mi vida pasada, esa noticia fue el principio del fin. Pero esta vez, sería el comienzo de mi venganza.
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Cuentos
La tarde en que Ricardo regresó, el sol implacable bañaba los impecables jardines de la mansión Vargas, casi tan cegador como el traje de lino blanco que él vestía. Un deportivo, escandaloso y ostentoso como su dueño, derrapó sobre la grava, soltando a una mujer pálida y frágil, aferrada a él como si su vida dependiera de ello: Camila Soto, la influencer desaparecida. Los vi entrar por el ventanal, sin invitación, como si la casa aún les perteneciera, ignorando a una Lupe que intentaba detenerlos. "Vengo a verla a ella," dijo él, su sonrisa torcida, esa misma sonrisa de hace tres años cuando me dejó plantada en el altar, diciendo que buscaba su «espíritu» en un rancho. "Sofía," espetó, su voz cargada de una autoridad inexistente, "veo que sigues aquí, como una buena perra fiel esperando a su amo." Luego, Ricardo se desplomó en el sofá de cuero de Alejandro, su padre, y dijo: "Hemos vuelto para quedarnos." Mi corazón no tembló, solo una fría calma, la calma de quien espera una tormenta anunciada, porque sabía que él no era el rey, y yo ya no era la ingenua que él había abandonado. Él no sabía que, con Alejandro, había encontrado dignidad, un hogar y un amor profundo que sanó las heridas de su traición. Me di la vuelta para ir a la cocina, con sus miradas clavadas en mi espalda, pensando que yo seguía siendo la misma Sofía. Pero justo en ese momento, una pequeña figura se lanzó hacia mí, riendo a carcajadas. "¡Mami, te encontré!" Un niño de dos años, con el cabello oscuro y los ojos brillantes de Alejandro, se abrazó a mi pierna, ajeno a la gélida tensión que se cernió sobre el salón. "Mami," preguntó con su vocecita clara, "¿Quiénes son?"
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Cuentos
Llevaba cinco años casada con Mateo, un arquitecto exitoso que me eligió a mí, una simple panadera. Mi vientre, ahora de ocho meses, era el testimonio de un milagro, la culminación de años de tratamientos y de nuestro amor. Hoy era su cumpleaños y horneaba su pastel favorito, el de tres leches, lista para darle una sorpresa. Encendí el monitor de bebés para saber el momento exacto en que él terminaría su llamada de trabajo. Pero la voz que escuché no era de negocios, era la de su socio: "¿Cuándo le vas a decir a la panadera que el bollo que tiene en el horno no es suyo?". La risa de Mateo llenó el altavoz: "Es épico. La tienes creyendo que es infértil durante cinco años, metiéndole pastillas en su té, y ahora la usas de incubadora para tu verdadera reina, Camila". Mi mano soltó el cuchillo, que cayó con un estruendo metálico sobre el mármol, rompiendo mi corazón. ¿Cinco años creyendo que era yo la defectuosa? ¿Mi vientre, mi bebé, era solo un engaño, un medio para un fin depravado? El té amargo que me daba cada noche. Las fotos que tomaban de mi cuerpo mientras dormía. La humillación pública en la fiesta de cumpleaños de su amante, donde un "cóctel sin alcohol" provocó una hemorragia y la pérdida de mi hijo. Ellos creyeron que me habían destruido, pero solo lograron despertar a un monstruo. Mi venganza comenzó en ese instante, fría, calculadora y letal. Iban a pagar por cada lágrima, cada humillación, por la vida de mi bebé.
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Cuentos
Era el día de mi libertad. Acabábamos de pagar la última cuota de la mezcalería familiar, y al fin, después de años de soportar humillaciones insoportables, era libre. Entonces, la puerta se abrió de golpe y mi jefa, Luciana Salazar, me ordenó salir en medio de una tormenta infernal para conseguir una pomada especial para su amante, Iván, que solo tenía un rasguño. Mi vida se convirtió en un infierno de burlas, agresiones y desprecio; me quemaron, me hirieron, se rieron de mí, y me robaron lo único que me quedaba de mi abuela. Pero el golpe final llegó cuando Iván me apuñaló con un agitador de cócteles, y Luciana, sin dudarlo, me echó de su hacienda, creyendo su mentira y sin darme la oportunidad de explicarme. ¿Cómo era posible que mi dolor y mi sacrificio, todo lo que había aguantado por ella, no valiera nada frente a una mentira tan obvia? Mientras me desangraba, me juré que esta era la última vez que alguien me pisotearía, y que este dolor sería el precio justo por mi verdadera libertad.
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Romance
Mi vida con Alejandro Vargas, un bodeguero acaudalado, era un sueño. Me trataba como a una reina, construyendo un tablao privado en nuestra mansión y colmándome de lujos. Creía ciegamente en nuestro amor, en que yo era su musa y que su mundo me pertenecía. Pero el idilio se desmoronó cuando mi abuela, mi única familia, agonizaba. Mis desesperadas llamadas a Alejandro fueron ignoradas, solo para que una foto desde París confirmara la cruel verdad: él abrazaba a mi tía Isabel con una intensidad que nunca me mostró. Su regreso trajo mentiras, pero la verdad que descubrí era demoledora: yo no era más que un eco de Isabel, un peón en su obsesión, incluso mi embarazo era parte de su juego para engendrar un heredero que llevara el "duende" de mi tía. Mi caída "accidental" en el tablao, su "rescate", todo fue un vil montaje. ¿Mi amor, mi pasión, mi futuro hijo, todo una farsa calculada? La humillación me consumía al darme cuenta de que viví en una jaula dorada, utilizada como un mero sustituto, un objeto para perpetuar su enfermiza obsesión. La indignación y el dolor amenazaban con destruirme. Pero Sofía Torres, la bailaora, no sería el reemplazo de nadie. Con una frialdad y determinación inesperadas, puse en marcha mi plan. Terminé el embarazo en secreto, y el día de su sacrificio final por Isabel, le entregué los papeles de nuestro divorcio y el informe de mi aborto. Partí a Buenos Aires, dejando atrás cenizas y mentiras, para renacer.
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Cuentos
Mi vida olía a uva fermentada y tierra húmeda. Como hija de un renombrado bodeguero de La Rioja, mi futuro parecía trazado. Pero en mi vida pasada, ese futuro fue mi tormento: un matrimonio arreglado con Alejandro, el hijo del alcalde, un hombre que me aborrecía por haberle separado de su amor, Sofía. Su resentimiento se convirtió en veneno, que terminó por destruir a mi familia, quebrar nuestra bodega y romper el corazón de mi padre, quien murió de pena. Yo terminé mis días sola y rota, mientras Alejandro seguía llorando por Sofía, quien murió joven y se convirtió en su mártir personal. Era una crueldad indescriptible. ¿Cómo pudo la vida arrebatarme todo por el capricho de un hombre ciego de odio? El destino, con su ironía, me ha dado una segunda oportunidad. Hoy es el día de la vendimia, el día exacto en que todo comenzó. En mi vida anterior, lancé mi corona de flores a Alejandro, sellando mi desgracia. Esta vez, elijo mi propio camino. Cuando llega mi turno, lanzo la corona al azar, sin mirar a nadie. Alejandro, como esperaba, se lanza a por la de Sofía. Mi corona, ajena a todo, cae en manos de un humilde jornalero. La multitud murmura, mis padres palidecen. Pero camino hacia él con la cabeza alta. "Acepto." Porque esta vez, mi venganza no será destruirlos, sino vivir una vida próspera, libre de su veneno.
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Amar y ser amada es lo que toda mujer sueña. Sin embargo, lo único que Debbie quería era el divorcio. Llevaba tres años casada con Carlos, un joven multimillonario a quien ni siquiera había visto la cara. Cuando por fin decidió poner fin a su irónico matrimonio e ir en busca de la felicidad verdadera, apareció su supuesto marido y le pidió que lo intentaran de nuevo. A partir de entonces, Carlos se sentía increíblemente atraído por el espíritu libre y salvaje de Debbie y se enamoró de ella. Él comenzaba a mimarla. Poco a poco, lo que había entre ellos se iba a convirtiéndose en una atracción irrefrenable. Esto es una extraordinaria historia de amor donde descubrirá que, a veces, el amor no está muy lejos de cada uno de nosotros.
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Sabrina tardó tres años enteros en darse cuenta de que su marido, Tyrone, era el hombre más despiadado e indiferente que jamás había conocido. Él nunca le sonrió y mucho menos la trató como a su esposa. Para empeorar las cosas, el regreso del primer amor del hombre no le trajo a Sabrina nada más que los papeles del divorcio. Con la esperanza de que todavía hubiera una posibilidad de salvar su matrimonio, le preguntó: "Tyrone, aún te divorciarías de mí si te dijera que estoy embarazada?". "¡Sí!", él respondió. Al comprender que ella no significaba nada para él, Sabrina finalmente se rindió. Firmó el acuerdo de divorcio mientras yacía en su lecho de enferma con el corazón hecho pedazos. Sorprendentemente, ese no fue el final para la pareja. Fue como si Tyrone despejara la mente después de firmar el acuerdo de divorcio. El hombre que alguna vez fue tan desalmado se arrastró junto a su cama y le suplicó: "Sabrina, cometí un gran error. Por favor, no te divorcies de mí. Te prometo que voy a cambiar". Sabrina sonrió débilmente, sin saber qué hacer…
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Ellos no saben que soy una chica. Todos me miran como si fuera un hombre, un príncipe. Su especie compra humanos para satisfacer sus lujuriosos deseos. Y cuando ellos llegaron a nuestro reino para llevar a mi hermana, intervine para protegerla. Fue así como ellos también terminaron comprándome. El plan era escapar, pero mi hermana y yo nunca tuvimos una oportunidad. ¿Cómo iba a saber que nuestra prisión sería el lugar más fortificado de su reino? Se suponía que debía quedarme en el anonimato, pues no tenían un uso para mí. Solo era alguien a quien nunca debían comprar. Pero entonces, el hombre más poderoso de la salvaje tierra, su despiadado rey bestia, se interesó por ese "principito bonito". ¿Cómo podremos sobrevivir en este reino brutal, donde todos odian a los de nuestra especie y no tienen piedad de nosotros? ¿Y cómo puede alguien, con un secreto como el mío, convertirse en una esclava sexual? Nota del autor: es una novela de romance oscuro, apta solo para mayores de edad. Espera varios temas sensibles, como la violencia. Si eres un lector experimentado de este género, buscas algo diferente y estás preparado para entrar sin saber qué es lo que te espera, ¡entonces sumérgete en esta aventura! . De la autora del bestseller internacional "La Esclava Más Odiada Del Rey"
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Eliana se reunió con su familia, ahora devastada por circunstancias implacables: su padre estaba encarcelado, su madre gravemente enferma, sus seis hermanos abatidos y una hija falsa que había huido en busca de mejores oportunidades. Todos se burlaban de su desgracia. Pero, bajo su mando, Eliana convocó al Sindicato Onyx. Las barras se abrieron, la enfermedad desapareció y sus hermanos se levantaron: uno volvió a caminar, otros triunfaron en los negocios, la tecnología y el arte. Cuando la sociedad se burló de la "chica pueblerina", ella reveló que era una doctora prodigiosa, una pintora famosa, una hacker prodigio... En resumen, una reina oculta. Un poderoso magnate la abrazó con firmeza. "¿Una pueblerina? ¡Ella es mi prometida!". Eliana lo miró con desdén y objetó: "Ni en sueños". Decidido, él juró nunca dejarla ir.
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El día en que Raina dio a luz debería haber sido el más feliz de su vida. En cambio, se convirtió en su peor pesadilla. Momentos después de parir a sus mellizos, Alexander destrozó su corazón, divorciándose de ella y obligándola a renunciar a la custodia de su hijo, Liam. Con nada más que traición y desamor a su nombre, Raina desapareció, criando a su hija, Ava, por su cuenta. Años después, el destino le dio una oportunidad cuando Liam caía gravemente enfermo. Desesperado por salvar a su hijo, Alexander se vio obligado a buscar a la única persona que alguna vez despreció. Frente a la mujer que subestimó, el hombre suplicó una segunda oportunidad, no solo para él, sino para su hijo. Pero Raina ya no era la misma mujer quebrada que en su día lo amó. De esa no quedaba nada más. Había construido una nueva vida, una basada en la fortaleza, la riqueza y un legado olvidado por años que esperaba desenterrar. Raina había pasado años aprendiendo a vivir sin él. La pregunta era... ¿Arriesgaría remover viejas heridas para salvar al hijo que nunca pudo amar? ¿O Alexander había perdido a Raina para siempre?
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La frialdad de Alexander se reveló ante Florrie; incluso le pidió que comprara anticonceptivos de emergencia para otra mujer. Soportar el dolor se convirtió en su rutina, todo porque Alexander era un reemplazo de Alec, su amor perdido. Pero un día lo engañó para que firmara los papeles del divorcio y le dijo: "Nunca te amé". La devastación se aferró a él y su mirada se nubló por la preocupación. "No puedes irte. No firmaré". Entonces Alec regresó como heredero de un conglomerado. Ella buscó amor en su rostro y no encontró nada, hasta que se dio la vuelta. Él se derrumbó, y con lágrimas recorriendo por sus ojos, murmuró: "Lo siento. Te amo".


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