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Introducción Mi vida pasada terminó con una broma cruel. En el altar, vestida de blanco, esperaba que Javier, mi prometido, llegara para iniciar nuestra vida juntos, tal como lo habíamos planeado. Pero no llegó, y el sonido de los murmullos me heló la sangre: se había ido con mi hermana, Sofía, quien intentó suicidarse. Ese día empezó mi calvario: un matrimonio sin amor, una vida a la sombra de una hermana muerta, y un esposo que me abandonó en mis momentos más vulnerables. Cuando Javier, mi esposo por treinta años, yacía moribundo, con su último aliento pidió ser enterrado junto a Sofía, revelando una verdad que me destrozó el alma: él nunca me amó. ¿Por qué fui tan ciega? ¿Por qué aguanté tanto dolor y humillación? Morí con un arrepentimiento tan profundo que preferiría morir sola antes que casarme con él de nuevo. Entonces, abrí los ojos y el sol brillante me cegó: estaba de pie en el altar, el día de mi boda, ¡había renacido! Esta vez, no esperaría.
Introducción
Mi vida pasada terminó con una broma cruel.
En el altar, vestida de blanco, esperaba que Javier, mi prometido, llegara para iniciar nuestra vida juntos, tal como lo habíamos planeado.
Pero no llegó, y el sonido de los murmullos me heló la sangre: se había ido con mi hermana, Sofía, quien intentó suicidarse.
Ese día empezó mi calvario: un matrimonio sin amor, una vida a la sombra de una hermana muerta, y un esposo que me abandonó en mis momentos más vulnerables.
Cuando Javier, mi esposo por treinta años, yacía moribundo, con su último aliento pidió ser enterrado junto a Sofía, revelando una verdad que me destrozó el alma: él nunca me amó.
¿Por qué fui tan ciega? ¿Por qué aguanté tanto dolor y humillación? Morí con un arrepentimiento tan profundo que preferiría morir sola antes que casarme con él de nuevo.
Entonces, abrí los ojos y el sol brillante me cegó: estaba de pie en el altar, el día de mi boda, ¡había renacido! Esta vez, no esperaría.
Cuentos
El aire en la iglesia olía a lirios, el aroma favorito de mi esposo Julián, pero yo lo odiaba con toda mi alma mientras observaba su ataúd. En el funeral, me informaron que Julián me había dejado solo deudas, mientras que toda su fortuna, que había costado nuestra felicidad y la de otros, iba a Sofía, su hermana adoptiva. Los gritos de ira de las víctimas de su medicina defectuosa me rodearon, sus huevos podridos y vegetales arrojados eran un presagio de la miseria que me esperaba. Vendí mis joyas, viví en un apartamento diminuto, y las deudas me ahogaron hasta que el estrés y la desnutrición me llevaron al borde de la muerte. En mi lecho de muerte, solo anhelaba una segunda oportunidad para vivir mi propio sueño, uno que sacrifiqué por un amor que resultó ser una mentira. De repente, abrí los ojos en mi antiguo dormitorio: ¡era el día antes de mi boda con Julián! Él entró, arrogante y demandante, pero esta vez, no sentí nada más que el frío de la tumba. "No iré a la cena. Cancelo la boda. No me casaré contigo, Julián", le dije con una voz firme que nunca antes había tenido. Mientras su furia estallaba, marqué un número: el de mi antigua mentora en la Agencia Espacial Nacional. Allí, esperaban a alguien para un proyecto clasificado: era mi segunda oportunidad y la abracé sin dudarlo.
Cuentos
El frío de la muerte todavía se aferraba a mis huesos, recordándome la sangre que se escapaba, llevándose la vida de mi hijo nonato. El dolor fantasma en mi vientre vacío se mezclaba con la traición de mi hermana Valentina y la indiferencia de mi esposo, el Príncipe Alejandro. Todo se me derrumbó: fui víctima de una "caída accidental" orquestada por Valentina que me robó a mi hijo y mi propia vida. ¿Cómo era posible tanto engaño? ¿Cómo pude ser tan ciega a la maldad que me rodeaba, especialmente la de aquellos a quienes más amaba? Pero contra todo pronóstico, abrí los ojos y el calor del sol me devolvió a la vida, a un momento crucial antes de que la tragedia me consumiera, dándome una segunda oportunidad para reescribir mi destino y el de aquellos que me traicionaron.
Romance
Alejandro Villanueva, un hombre acaudalado, intentó llenar el vacío dejado por la muerte de Sofía, su prometida. Invirtió su fortuna en Isabella Morales, una joven asombrosamente parecida a ella, dándole una vida de lujo, esperando revivir un amor perdido. La víspera de su suntuosa boda, oculto, Alejandro escuchó a Isabella confesar a su amigo Ricardo un plan cruel: "No me casaré con él, lo voy a humillar." Su corazón se hizo piedra. Al día siguiente, canceló la boda. Presenció la tierna complicidad de Isabella con Ricardo, algo nunca visto con él. Ella, incluso, lo abandonó herido en una tienda por socorrer a Ricardo. Luego, la oyó en un bar, describiéndolo como aburrido y contando los días para "liberarse". ¿Cómo fue tan ingenuo? Había intentado comprar un fantasma, un eco, solo para encontrar una traición gélida. La humillación era insoportable, la verdad, demoledora. El amor que buscaba no se compraba, ni se forzaba. Con el corazón ya de piedra, Alejandro cortó todo lazo y partió a Madrid. En el día de lo que habría sido su boda, reemplazó el tradicional video por su propia declaración: "Dado que la novia planeaba abandonarme en el altar, decidí adelantarme. Adiós." Era su golpe final, su doloroso adiós a una ilusión y el inicio de su libertad.
Cuentos
El aroma a cilantro y la risa de Javier llenaban "El Sazón del Alma", nuestro sueño, nuestra vida. Éramos los chefs del momento en la Ciudad de México, nuestro amor, el ingrediente secreto. Pero una noche, una llamada helada lo cambió todo: Javier, accidente grave, Hospital Central. Corrí, cada semáforo en rojo era una tortura, cada minuto una eternidad. Al llegar, mi corazón se detuvo: Javier en la cama y, a su lado, Valentina Díaz, mi eterna rival, aferrada a su mano con asquerosa familiaridad. "Cuidando a mi prometido, ¿tú qué crees?". Ella sonrió, viperina. "Javier, ella es Sofía, una empleada obsesionada. Sácala, me duele la cabeza". Javier me miró con fastidio: "No sé quién eres, ¡lárgate!". Fui arrastrada del hospital, humillada, rota. Valentina, susurró: "Él es mío, y el restaurante también. Te quedarás sin nada". Los días siguientes fueron un infierno: me quitaron todo, me dejaron en la calle. Pero en la oscuridad, una pequeña luz: estaba embarazada. Un pedacito de Javier y mío. Con la prueba en mano, lo busqué para compartirle la noticia, pero él, aún bajo el hechizo de Valentina, me empujó, negando a nuestro hijo. Días después, un coche me atropelló. Desperté en el hospital, y el doctor me dio la noticia: "Perdiste al bebé". El mundo se desmoronó. Esa noche, el destino me reveló la cruel verdad: Valentina, en una llamada telefónica, confesó que todo era un plan, que la amnesia de Javier era temporal, que me había robado a mi esposo, mi restaurante y, ahora, a mi hijo. No había lágrimas, solo una calma helada. Dejé una nota a mi madre y me fui, sin mirar atrás. En la soledad de un pueblo costero, sanaba, o eso creía, hasta que Javier apareció, buscando llevarme de vuelta a una macabra farsa para "salvar" a Valentina. No entendía cuándo se había convertido en su títere. Cuando se fue, el doctor Ricardo me reveló la verdad: Valentina planeaba extirparme el corazón, literalmente. Fui secuestrada, atada a una silla, mientras mi sangre fluía en lo que creí era un trasplante para ella, y Javier... Javier la miraba con amor, ajeno a mi tormento. Al salir, Javier me ofreció dinero, humillándome. Rechacé sus sucias monedas y le juré que no me pisotearían más. Su boda era inminente. Intenté luchar, pero él, ciego, se puso de lado de Valentina, enviándome al "Pozo de las Lamentaciones", una prisión de torturas. Allí, padecí el silencio, la vanidad, el frío, la soledad y el arrepentimiento. Luego, él apareció de nuevo, llevándome a su mansión, una jaula dorada. Y escuché la verdad: Valentina necesitaba un trasplante, ¡y querían mi corazón! Me desmayé. Al despertar, era el día de su boda. Destrocé cada foto de nuestro pasado y arrojé nuestro dije del sol. Sofía Rojas, la enamorada, moriría ese día. No dormiría. A medianoche, Javier entró, susurró promesas vacías, un beso de Judas en mi frente. Me fui, dejándolos en el altar, caminé hacia el Puente del Olvido, bebí el Agua del Leteo. Me arrojé al río, un paso hacia la libertad. El mundo se desvaneció. Para él, yo ya no existía. En su desesperación, Javier corrió al río, pero era tarde. La guardiana le reveló: "La mujer que buscas ya no existe, te ha olvidado para siempre". El golpe lo destrozó. Quiso seguirme, pero no lo dejaron. Valentina llegó, furiosa por ser abandonada en el altar, y la guardiana, revelada como una deidad, la desenmascaró: era una traidora cósmica. El odio de Javier explotó al ver las visiones de su engaño, cada cruel manipulación. La justicia divina actuó: Valentina fue borrada de la existencia. Javier, sentenciado a cien vidas de sufrimiento, a perder su amor una y otra vez. Y yo, la Señora de los Soles, renacida y sin recuerdos, fui designada para supervisar su castigo.
Cuentos
El olor a metal y la sangre llenaban mis pulmones. En mi vida pasada, morí sola en la carretera, abandonada por mi hermano Mateo y nuestra prima Isabella, quienes se negaron a llevarme al hospital. Dijeron que exageraba un dolor de estómago para arruinar la fiesta de cumpleaños de Isabella. Era apendicitis, que se volvió peritonitis. Vi mi propio funeral, a mi abuela Elena destrozada por el dolor, y a Mateo e Isabella celebrando, destruyendo el legado familiar que tanto amaba. La traición me consumió, y mi abuela, con el corazón roto, me siguió poco después. Hasta ahora. Un chirrido de neumáticos y un golpe seco. El mismo accidente, el mismo día fatídico que me llevó a la tumba. Pero esta vez, estaba aquí, y mi abuela yacía inconsciente a mi lado. En mi vida anterior, la llamé a ellos primero, lo que nos costó todo. Esta vez no. Mi cerebro trabajó a una velocidad vertiginosa. No podía depender de Mateo, ni de Isabella. Saqué mi teléfono, llamando a emergencias, asegurándome de que esta vez, mi abuela viviría. Pero la supervivencia de mi abuela dependía de una transfusión de sangre O negativo, un tipo de sangre casi imposible de encontrar. Contacté a Mateo e Isabella, quienes compartían el mismo tipo de sangre, y les rogué ayuda. Ellos, ciegos por la codicia y la manipulación de Isabella, se burlaron, acusándome de arruinar su fiesta de cumpleaños. El médico corroboró la urgencia de sangre, pero respondieron con crueldad, colgándome. Me sentí completamente sola, con el pánico invadiéndome mientras buscaba desesperadamente donadores. Cuando encontré un donador, Ricardo, Mateo e Isabella lo contactaron, mintiéndole y persuadiéndolo de no venir. La vida de mi abuela pendía de un hilo, y ellos estaban dispuestos a dejarla morir por un capricho. Pero no esta vez. No iba a suplicarles. Iba a luchar. Ya no era la nieta ingenua que confiaba ciegamente en su familia. La muerte me había enseñado la lección más dura de todas. El dolor insoportable se transformó en una furia helada. Conseguí contactar a una red privada de donación de sangre y pagué una fortuna, era nuestra última esperanza. Cuando el Dr. Ramos, influenciado por Mateo, intentó evitar la donación, el infierno se desató. ¡No dejaría que la historia se repitiera! Mi abuela viviría, y ellos pagarían por todo el daño causado.
Cuentos
El rugido del motor de mi esposo, Mateo De La Vega, era la banda sonora de mi vida. Hoy, mientras celebraba otra victoria perfecta en las pantallas gigantes, sentí un hielo amargo en las venas. "Ximena, mi amor, mi luz, todo lo que hago es por ti," proclamó ante las cámaras. Mi teléfono vibró con un mensaje cruel: "Vendrá a celebrar su victoria conmigo." Era ella de nuevo, la sombra anónima que meses atrás me envió una foto de Mateo con otra mujer, Isabella. Creí que era un malentendido, pero los mensajes íntimos y las burlas se sucedieron, destrozándome. Y luego, el golpe final en la gala familiar: Mateo, en público, me obsequió un deslumbrante collar de sol, único en el mundo. Solo para que Isabella se presentara, minutos después, con unos aretes de sol idénticos. "Me pregunto dónde tendrá los gemelos ahora," decía su siguiente mensaje, revelando la farsa. Mi mundo se desmoronó, la traición era física, asfixiante. Esa noche, mientras yacía enferma y sedada, la grabadora bajo mi cama registró sus susurros con Isabella: "Ella nunca me dejaría. Me necesita." Y la peor mentira: "Te amo, Ximena. Siempre te amaré…" mientras él la tomaba en mi propia casa. La ironía de Mateo planeando un hijo conmigo mientras Isabella me enviaba la prueba de su embarazo fue el último clavo en el ataúd. Mis lágrimas, una vez de dolor, se transformaron en rabia, en una resolución fría y clara. Me despojé del collar, de su nombre, de su farsa. Dejé la jaula de oro y las pruebas de su traición para volar libre. Ahora, la mujer que fui ha muerto. Y la que renace está lista para encontrar su propia justicia.
Stella alguna vez disfrutó de la devoción de Marc, pero su crueldad oculta la lastimó profundamente. Mientras él enviaba mensajes coquetos a su amante, ella quemó la foto de bodas frente a él. Con el pecho apretado y los ojos encendidos, Stella le dio una bofetada. Luego borró todo rastro de su identidad, se unió a una misión de investigación confidencial, desapareció sin dejar rastro y le dejó una bomba secreta. El día del lanzamiento, Stella se fue; esa misma mañana, el imperio de Marc se vino abajo. Todo lo que encontró fue el certificado de defunción de su esposa, y su corazón se hundió. Cuando volvieron a verse, fue en una gala. Stella, elegante, estaba junto a un magnate. Marc le suplicó que volviera. Ella, con una sonrisa burlona, respondió: "No me mereces, hombre".
Eden McBride fue abandonada por su prometido un mes antes de su boda. Con el corazón roto, se encontró con un chico guapo llamado Liam en el club nocturno y tuvo una noche romántica con él. Liam Anderson, heredero de Anderson Logistics, la compañía naviera más grande de Rock Union, es el tipo perfecto para el rebote. Apodado el Príncipe de los Tres Meses por los tabloides porque nunca está con la misma chica por más de tres meses. Cuando se despierta y descubre que ella se ha ido con su camisa de mezclilla favorita, Liam está irritado y curiosamente intrigado. Ninguna mujer se ha levantado jamás de su cama por voluntad propia. Ninguna mujer le ha robado nunca tampoco. Eden ha hecho ambas cosas. Necesita encontrarla y hacer su cuenta. El destino los vuelve a unir dos años después. Eden ya no es la niña ingenua que era cuando saltó a la cama de Liam; ahora tiene un secreto que proteger a toda costa.
Después de tres años de matrimonio hermético, Eliana nunca había visto a su enigmático esposo hasta que le entregaron los papeles del divorcio y se enteró de que su supuesto esposo estaba cortejando a otra mujer sin importarle cuánto le costara. Ella volvió a la realidad y decidió divorciarse. A partir de entonces, Eliana dio a conocer sus diversos personajes: estimada doctora, legendaria agente secreta, hacker reconocida, célebre diseñadora, experta piloto de carreras y distinguida científica. A medida que se conocieron sus diversos talentos, su exesposo fue consumido por el remordimiento. Desesperado, suplicó: "¡Eliana, dame otra oportunidad! Todas mis propiedades, incluso mi vida, son tuyas".
Las horas bañadas por el sol reflejaban su amor brillante, mientras que las noches iluminadas por la luna encendían un deseo ardiente. Pero cuando Brandon se enteró de que su amada solo viviría medio año, le entregó a Millie los papeles del divorcio y le dijo con frialdad: "Esto es solo para guardar las apariencias. Nos casaremos de nuevo una vez que ella se calme". Millie, con la espalda recta y las mejillas secas, sintió que su pulso se desvanecía. La separación fingida se volvió permanente; silenciosamente terminó con su hijo no nacido y dio paso a un nuevo comienzo. Brandon se derrumbó, y condujo a máxima velocidad, incapaz de dejar ir a la mujer que había descartado, suplicando que ella lo volviera a mirar una vez más.
Rena se acostó con Waylen una noche cuando estaba borracha. Y como ella necesitaba su ayuda mientras él se sentía atraído por su belleza juvenil, lo que se suponía que sería una aventura de una noche se convirtió en algo más. Todo iba bien hasta que Rena descubrió que el corazón de Waylen pertenecía a otra mujer. Cuando esa mujer regresó, dejó de volver a casa, dejándola sola por muchas noches. Finalmente, un día, la pobre chica recibió un cheque y unas palabras de despedida. Para sorpresa de Waylen, Rena solo sonrió y dijo: "Fue divertido mientras estuvimos juntos, Waylen. Pero espero que no nos volvamos a ver nunca más. Que tengas una buena vida". Sin embargo, por voluntad del destino, los dos se volvieron a encontrar. Al ver que Rena tenía a otro hombre a su lado, los ojos de Waylen ardieron de celos y gritó: "¿Cómo diablos lograste seguir adelante? ¡Pensé que solo me amabas a mí!". "¡Es pasado!", Rena se burló, "hay demasiados hombres en este mundo, Waylen. Además, tú fuiste quien pidió la ruptura. Ahora, si quieres salir conmigo, tendrás que hacer cola". Al día siguiente, Rena recibió un anillo de diamantes y un mensaje del banco de que alguien había transferido miles de millones a su cuenta. Waylen apareció, se arrodilló frente a ella y dijo: "¿Puedo saltarme la fila, Rena? Todavía te quiero".
Rechazada por su pareja, de la que había estado enamorada durante mucho tiempo, Jasmine se sintió completamente humillada. En busca de consuelo, se dirigió a una fiesta para ahogar sus penas. Pero las cosas empeoraron cuando sus amigos le propusieron un cruel reto: besar a un desconocido o pedir perdón a su pareja. Sin otra opción, Jasmine se acercó a un desconocido y lo besó, pensando que eso sería el final. Sin embargo, inesperadamente, el desconocido le rodeó la cintura con los brazos y le susurró al oído: "¡Eres mía!". Gruñó, y sus palabras le provocaron escalofríos. Entonces, le ofreció una solución que lo cambiaría todo...
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