La reunión familiar estaba en todo su apogeo en el lujoso jardín de la mansión Coldwell, Vanessa escuchaba horrorizada como sus primas se vanagloriaban de sus proezas sexuales al lado de hombres casados.
Hombres a los que se encargaban de enloquecer de deseo, y que después de un tiempo botaban como trapo viejo, pero no sin antes provocar que se divorciaran de sus esposas, eso solo lo hacían porque les parecía divertido, era un plus que agregaban a su trabajo.
—¿Se enteraron de la última noticia del medio? Sara ha logrado que Michael se divorcie de Mónica, esa actriz de quinta ha obtenido su merecido, y lo mejor es que nuestra querida prima está por dejar con un palmo de nariz al tipo. —Marianne disfrutaba al contar las primicias.
—Eso quiere decir que nuestra hermosa prima pronto cambiará de objetivo, sí lo ha obligado a divorciarse, es porque se ha aburrido, él hombre ya no despierta sus deseos, eso les pasa a los hombres por ceder a sus bajos instintos. —Katrina conocía muy bien a Sara, debido a eso podía adivinar perfectamente su comportamiento.
Vanessa observaba a una y otra chica, sin atreverse a abrir la boca, a ella no le gustaba la manera en la que se comportaba su familia, su abuela, su madre, y sus tías eran de ideas liberales, las chicas, de ellas habían aprendido que los hombres solo servían para dos cosas, para la cama y para exprimirlos del bolsillo.
Elegían a sus víctimas con cuidado, investigaban muy bien sobre ellos, tenían un código implícito, solo se acercaban si el hombre y su esposa se lo merecían, en el ambiente millonario había muchas parejas a las que consideraban basuras, en algunas ocasiones, mujeres despechadas se acercaban a ellas para pedirles ayudarlas en su venganza, solo aceptaban después de estudiar detalladamente el caso.
Ninguna de las chicas tenía hijos, ni pensaban tenerlos hasta que llegara el tiempo en que debieran hacerlo, querían viajar y disfrutar de sus cuerpos, todas eran voluptuosas, muy bellas físicamente debido a las costosas cirugías que habían pagado sus continuos amantes.
La mansión Coldwell, propiedad de la madre de Vanessa, era el lugar de constantes reuniones, a más de uno le llamaba la atención ver llegar flamantes autos de los que bajaban hermosas mujeres.
—Vane, es hora de que te enseñemos lo que hemos aprendido a través de los años, nuestros numerosos amantes han sido excelentes maestros en cuanto al sexo, empezaremos las clases la semana que viene, ya sabes que es deber de las más experimentadas entrenar a las más pequeñas, has cumplido los dieciocho, ya es tiempo.
—¡Por Dios! Tan solo escuchense, ¿Están hablando en serio? —Vanessa se atrevió a hablar, se sentía molesta, sus primas querían decidir sobre ella.
—Más en serio que nunca, preciosa, hemos hablado con tu madre, ella está totalmente de acuerdo, debes de prepararte para aprovechar tu cuerpo, no permitiremos que te enamores para que un hombre venga a burlarse de ti, te use, y luego te bote. —Katrina no permitiría eso, de ningún modo lo haría.
—Esperen, chicas, después hablaremos sobre eso, tengo que terminar de contarles lo que ha pasado con nuestra prima y Michael, que sí no se los cuento me come la lengua. —Marianne se sentía ansiosa por terminar de contarlo.
—Vale, pues, te escuchamos. —Katrina movió la cabeza de un lado a otro, Marianne no tenía remedio.
—Sara le dio a Michael el ultimátum sobre el divorcio, o se lo pedía a su esposa, o tendría que olvidarse de ella, él prometió buscar el mejor momento, pero nuestra prima, que ya está loca por batearlo, investigó qué día acudiría Michael al club con su esposa, él al verla la siguió hasta el baño, previamente ella lo había mandado a llamar con un empleado, y de la misma forma envió una nota a su esposa.
—¿No me digas que los encontró juntos? —Vane no pudo evitar preguntar, también era curiosa.
—Justo eso, la mujer entró al vestidor, encontró al esposo disfrutando de los pechos de Sara, nuestra prima tenía sus tremendos bombones al descubierto.
—Ese hombre, al ver a su esposa, ha de haber sentido que su manzana de Adán saldría corriendo, ja, ja, ja. —Katrina definitivamente odiaba a los hombres, aunque disfrutaba de ellos.
—Sara pidió a una de sus amigas que se escondiera y grabara el momento, en cuanto me envie el video se los muestro.