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Matrimonio prisionero con un Millonario

Matrimonio prisionero con un Millonario

Adamaris morelo

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Capítulo

"Marlon, un astuto magnate de negocios, ve su vida dar un giro cuando recibe la noticia de la grave enfermedad de Estela, la hija de su ex empleada Cristina. Dispuesto a salvarla, Marlon acepta cubrir todos los gastos médicos con una condición inesperada: que Estela se case con él al recuperarse. A pesar de la diferencia de treinta años y la inocencia de la joven, Marlon se aventura en una decisión polémica. Lo que Marlon no anticipa es la sorprendente personalidad de Estela, nada sumisa como su madre la describió. Enfrentado a una mujer arrogante y caprichosa, Marlon, acostumbrado a manipular mujeres, encuentra un desafío inesperado con Estela. ¿Será capaz de conquistarla y cumplir su controvertido pacto? Sumérgete en esta historia llena de giros inesperados, emociones garantizadas que te esperan en este intrigante viaje."

Capítulo 1 MATRIMONIO MALDITO

Te ves hermosa, hija–Dijo Cristina; madre de Estela. hoy sería el día en que su hija se comprometería con un hombre mayor.

Estaba a unas cuantas horas de convertirse en la esposa de uno de los hombres más poderosos de Colombia; Marlon Rivera.

Este último era un famoso inversionista, reconocido por tener poco mas de diez hoteles en todo el país.

–Muchas gracias mamá–Respondió Estela cabizbaja.

–Todo esto pasará hija mía–Volvió a hablar su madre, pero esta vez con un tono alegre, no quería ver a su hija triste–Tu prometido te espera en la iglesia–añade.

Estela sonrió de oreja a oreja, al menos para no seguir preocupando a su madre, ya que en el fondo se moría de tristeza, no quería casarse con ese hombre, pero tenía que hacerlo, había firmado un contrato con él.

Estela pestañeó un par de veces para evitar llorar, no quería dejar a su madre sola en casa ya que esta sufría de diabetes. Pero el deber la esperaba.

–Mi niña, promete que vendrás a casa a visitarme–Era inevitable que el corazón de Estela no se retorciera de dolor, luego de escuchar el clamor de su madre, estaba devastada era como si una espada hubiera atravesado su alma.

–Te lo prometo–respondió la chica con la esperanza de que eso sucediera, pero ni ella misma sabía que iba a pasar con su vida, luego de pisar la mansión del señor Rivera.

El sonido de un auto las interrumpe.

–¡Todo esto es mi culpa!–Gritó su madre en cuanto vio llegar la limusina que las llevaría a la iglesia, y sus lágrimas cayeron instantáneamente, se sentía vacía al saber que su pequeña hija caería en las garras de ese señor.

–No llores mamá, vas a destruir tu maquillaje –limpió las lágrimas de su madre y le dio un abrazo.

–Hija–Soltó un sollozó–Le he pedido a Dios que me perdone, jamás debí tomar dinero de ese hombre, fui una tonta. ¡Perdóname!–Exclamó mientras abrazaba con fuerzas a Estela.

–No tienes por qué llorar. Te prometo que volveré en un años como lo estipula el contrato que hice con el señor Marlon.

–Te esperaré con los brazos abiertos.

–Tranquila, todo pasará. Prometo ser fuerte y sé que Dios nos ayudará.

Estela sabía a lo que iba, estaba a punto de meterse en la boca del lobo, ya que Marlon era un hombre que donde ponía el ojo, ponía la vara. Era muy ambicioso. Aunque en las entrevistas manejaba un perfil pasivo, y las malas lenguas decían pestes sobre él.

Mientras Estela y su madre se abrazaban un hombre entró a la humilde vivienda y con voz gruesa habló.

–Señorita, soy el conductor asignado para llevarla a la boda–El hombre vestia un traje negro.

Estela asintió sin problemas y salió. Todos los vecinos del pueblo se asomaron al ver el poderoso auto que se estacionaba enfrente de la casa más humilde del pueblo. Algunos susurraban de que Estela era una casa fortuna, mientras que otros pensaban que con trucos de brujería había conquistado el corazón de Marlon, ya que este, jamás se fijaría en una chica tan pobre.

Madre e hija subieron al auto para así poder llegar a la iglesia, la cual estaba algo retirada.

La boda se llevó a cabo en una de las mejores iglesias de la ciudad. Cartagena. Con invitados especiales como Maluma.

Estela se sentía incómoda, jamás había tenido tantas cámaras enfrente. Su corazón latía demasiado rápido, pero aún así se veía radiante, tanto que su futuro esposo se acercó a ella en cuánto la vio salir del auto.

-Estela, estás hermosa-dijo con una sonrisa en sus labios.

Marlon por su parte vestía un traje negro con una corbata de color azul, la cual entonaba con sus ojos, estos eran claros y llenos de malicia. Tanto así que no dejaba de mirar a Estela con morbosidad.

Estela...

Este hombre es más joven de lo que aparenta, estoy dudando de que tenga cincuenta años, solo mira su cuerpo, a decir verdad no está tan feo, pero... No me gustan mayores. Además esto es solo un contrato.

A pesar de que Marlon se veía temible, Estela jamás demostró temor, y ese pequeño gesto despertó cierta curiosidad en él.

Estela conocía a Marlon desde hace tiempo; solo por televisión y periódicos, hoy era la primera vez que lo veía en persona, realmente no se sorprendió para nada.

–Eres más delgada de lo que imaginé, además… Ese peso se presta para muchas cosas–Ese comentario tan fuera de lugar, hizo que Estela tragara grueso. Se sintió ofendida, pero aún asi no dijo nada–Ven vamos-añade. Marlon tomó a Estela de la mano y la llevo hasta el altar,

La boda fue más rápida de lo que Estela imaginó, en cuanto el padre preguntó si quería casarse con Marlon, ella no dudó en decir que sí, sabía exactamente que esto no se trataba de amor, sino más bien, por conveniencia. Por lo tanto estaba segura.

Marlon sonrió de costado y al igual que Estela respondió con un sí. Como la joven era tan frágil la tomó por la cintura y suavemente la besó, ella no se molestó en apartarlo, sino más bien le siguió el beso, fue algo bastante ligero por lo tanto Estela no sintió ni la más mínima sensación.

El padre les dio la bendición y con esta se dio a finalizar la boda.

Ahora solo quedaba la fiesta matrimonial en la cual había muchas más personas que las que estaban dentro de la iglesia. Estela se sentía asfixiada ya que todas las miradas apuntaban a ella.

–Solo espero que esto termine pronto– Mascullo Estela con disgusto, pero marlon no respondió su comentario, solo rió.

Un grupo de paparazzis se les acercaron y con mucha ansiedad preguntaban.

–Señora de Rivera ¿porque está de mal humor?–Ella no se veía para nada contenta, por ello sintió un pellizcó en su cintura, no era necesario mirar a Marlon para captar el mensaje que éste le daba a través del acto que hizo.

–Es que todavía no me hago la idea de que soy la esposa de este hermoso hombre, pero no estoy molesta como ustedes argumentan–Estela sonrió con una sonrisa forzada, tanto así que sus mejillas dolían.

–Señor Rivera ¿por qué interesarse en una mujer tan joven para usted?–preguntó otro paparazzi sin pelos en la lengua, por lo tanto Marlon soltó una pequeña carcajada y apretó más la cintura de Estela hasta acercarla a su pecho.

–¿Acaso está escrito en algún documento donde demuestre que para el amor hay edad?–Dijo con tono burlesco.

–Señorita. ¿Es verdad que usted es de un pueblo desactualizado llamado arroyo piedra?– cuestiona una periodista con una risita al final. Su intención era más que evidente, quería molestar a Estela.

Estela se molestó, no porque fuera de pueblo, ella se sentía orgullosa de sus raíces, lo que detonó su irá fue en la forma en cómo la periodista le preguntó y no obstante se burló.

–Si. Por supuesto que soy de un hermoso pueblo llamado arroyo piedra, también te invito a que lo conozcas para que no andes de ignorante hablando porquerías-la mujer quedó con la boca abierta.

-Señores, con su permiso-dijo Marlon entre risas y abriendo sus brazos los alejo-Solo ignoralos, no te dejes llevar, solo buscan drama-añade.

-Son unos groseros-respondio ella con el ceño fruncido.

–Eres una niña hermosa, ¿Lo sabes? –Dijo Marlon.

Estela detuvo sus pasos para eliminarlo con la mirada. Algo no andaba bien.

–No me gustan las palabras fresas… Y por cierto no se te olvide que esto es solo un contrato, no quiero que te pases de mano larga conmigo porque no te lo voy a permitir–Lo regaña como si fuera un niño de cinco años.

–¿Por qué esa actitud tan a la defensiva, mujer?–Marlon coloca los ojos en blanco.

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