+ANNE+
—Estoy nerviosaaaaaa… —Alondra alargó tanto la palabra que me causó tanta gracia—, es nuestra primera vez que nos invitan a una fiesta de la empresa y eso que trabajamos para presidencia, como secretarias—toma de mi mano y me jala hacia dentro—, no te despegues de mí, aunque no nos reconozcan con estos antifaces tengo miedo de que nos rechacen.
Estamos entrando a la fiesta de aniversario que la empresa organizó y de la que por primera vez nos invitó. Alondra y yo trabajamos en el área de presidencia como las secretarias que cualquier chusma desea ser.
Lo bueno de esta fiesta es que la temática es de antifaz, todo para darle un toque de elegancia y misterio, no es que sea una fiesta de gala, al contrario, es una fiesta de boom, “disco”. Se han lucido, al entrar vi magia a mi alrededor, la elegancia, por un lado, y en el otro, la de dejar el esqueleto en el suelo, eh… También tengo que reconocer que deseo con todo el alma querer encontrar a un hombre del que no se me haga difícil; olvidar, de alejar y de conquistar.
Es una noche de diversión… Ja, no soy una santa y tampoco es que lo haga cada vez que se me presente un hombre frente a mis ojos, al contrario, soy de esas mujeres que se dejan llevar por lo que el cuerpo siente.
Lo que me impresiona de todo esto es que tendremos comida gratis y bebidas, esas de las que ni en un año de salario podría pagar. Soy de esas personas de bajos recursos, de las que subsisten al día a día, luchando con el salario para pagar la renta y a pesar de que las comparto con mi amiga Alondra, no me es lo suficiente porque están los gastos de la comida; transporte, luz, agua, internet, gas y los impuestos… Ya sé, si no fuese orgullosa, estuviese viviendo con mis padres, pero al proponerme ser la chica independiente no tuve otra opción que irme de casa. Tampoco es que mis padres sean millonarios, al contrario, ellos viven por una pensión de todos los años de trabajo.
Tengo veinticinco años y puedo decir que a mi edad no he logrado lo que siempre soñé. “Ser una mujer independiente y exitosa.”
—No tienes por qué preocuparte, deja el nerviosismo y mejor enfócate en disfrutar de la música de Bad Bunny, sabes que está de moda y yo tengo ganas de mover, él vote —lentamente quito mi mano de la suya y la empujo para darle el valor de que se suelte, “¡aquí se ha venido a bailar!”
Voy a hacer sincera, pero no reconozco para nada a las chismosas de la empresa, esas que se mantienen en el tocador, bueno… Todo apunta a que el antifaz sí ayuda demasiado.
—Sabes que no puedo bailar y de tomar solo me encanta la Coca Cola, pero tú, ja… Aquí hay todo lo que te gusta y de lo que no podemos comprar —vuelve a tomar de mi mano y esta vez sin ganas de soltarla—. Oye, se supone que debemos hacer algo o debemos quedarnos aquí como un par de estatua, esperando que un noble nos invite a bailar.
Na-ah, no creo, pero eso de desperdiciar la invitación como que no va por hoy. He venido a bailar, disfrutar y a correr el riesgo de que todo aquel que me diga; “linda, quieres disfrutar la noche conmigo”. Sí, estoy dispuesta a decir que sí, todo porque no he venido hacer la típica aburrida secretaria, no. El antifaz me está ayudando mucho y Alondra no hará nada para detenerme.